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Ilegales siguen loteando el cerro Pan de Azúcar: ya hay un nuevo “barrio” informal a la vista

FOTO: MANUEL SALDARRIAGA Y DENUNCIAS ANTIOQUIA
Álvaro Guerrero Arango

Comunidad dice que en los últimos meses han aumentado las intervenciones sociales pero ha disminuido el control urbanístico..

Al problema de loteo de tierras por parte de los combos en las laderas de Medellín al parecer no hay quien le ponga freno.

TOMADA DE:elcolombiano.com

Archivo:ElColombiano.svg - Wikipedia, la enciclopedia libre

Justamente esta semana se difundió en redes sociales un video donde se veía cómo en un sector del cerro Pan de Azúcar (centro oriente de Medellín) donde hasta la fecha solo había vegetación se habían levantado unas casas artesanales y se estaban instalando algunos postes de luz.

Los mismos terrenos donde ahora están construyendo fueron precisamente noticia un par de semanas antes por cuenta de alguno de los incendios forestales que ha sufrido el cerro en lo que va de este año y que se le han achacado al Fenómeno de El Niño.

A pesar de que las autoridades combinan estrategias que van desde la formalización de las viviendas hasta desalojos en otros casos, cada día en Medellín aparece una nueva construcción informal, un asentamiento nuevo en alguna ladera donde el proceso es bien conocido por la gente y las autoridades: combos ilegales provocan un incendio forestal o se aprovechan de uno surgido por accidente, luego dividen la tierra en pequeños lotes y después se la venden casi siempre a migrantes o desplazados en condiciones de terrible pobreza, y hasta firman promesa de compraventa. Luego, cuando alguien va y pregunta, nadie sabe nada.

¿Para qué vienen a eso otra vez si de eso ya se ha hablado mucho? Eso ya lo sabe todo el mundo. ¿Por qué no me llaman para qué les de noticias buenas? Vea, la semana pasada, por ejemplo, cogieron aquí a 10 ciclistas y los tuvieron secuestrados como seis horas. Les robaron todo”, cuentan en una de las tiendas de la parte más alta del oriente de Medellín, a casi 2.000 metros, donde uno siente que nace la lluvia que cae en el valle.

Hace poco más de un mes, el pasado 14 de febrero, se hizo viral un video en el que un Policía, en medio de un operativo de desalojo, empujaba a una mujer que se negaba a dejar su casa y cayó a la tierra. El video llegó hasta donde el presidente Petro que de inmediato envió a la ministra de Vivienda al lugar de los hechos a revisar qué era lo que había pasado.

Solo tres días se demoró la ministra Catalina Velasco en llegar a Medellín para reunirse con el alcalde Federico Gutiérrez. El lugar escogido para el encuentro fue el barrio El Faro, en los límites entre la comuna 8 (Villa Hermosa) y el corregimiento de Santa Elena. El Faro es una de las seis zonas de ocupación irregular que desde la secretaría de Gestión y Control Territorial (la autoridad en estos temas) tienen identificadas en el cerro. Las otras son: Sol de Oriente, Trece de Noviembre, el Campo Santo de Villatina, San Antonio y Las Tinajas. Ese es uno de los pocos datos que hay disponibles sobre estos asentamientos: de resto no se sabe cuánta gente vive allí ni en cuántas casas ni en qué condiciones.

Gutiérrez y Velasco escucharon a los líderes comunitarios y se comprometieron a buscar soluciones de vivienda digna para las personas que habitaban allí. Dieron un diagnóstico general de la situación, hablaron de la falta del suelo en la ciudad, de la llegada masiva de venezolanos, de los riesgos que tienen estas construcciones de colapsar, del papel de los grupos ilegales. Nada concreto hasta ese momento.

Pero lo cierto es que desde ese día en los barrios corre el rumor de que algo muy bueno va a pasar en el pueblo. “Vea” —dice alguien más en la tienda señalando a un par de hombres que tiran la plancha de un segundo piso en medio de la lluvia recién brotada— “la gente construyendo tranquila. Desde eso ha venido la gente de la secretaría de Inclusión con programas y ayudas sociales. En estos días va a venir el Alcalde aquí a dar una noticia muy buena que yo ya sé pero que no le puedo decir todavía, pero aquí no hay nadie ilegal, aquí todo el mundo tiene promesas de compraventa. Tenemos electricidad, servicios públicos, hemos ido nosotros mismos a Catastro. Es imposible que todos terminemos con escrituras, pero esto sí lo van a legalizar”.

La parte de la legalización es, al menos en parte, cierta. Y es que hay personas que llevan viviendo en los bordes del cerro desde hace más de una década y llevan años buscando la manera de legalizar sus casas. Pero por otro lado todos los días llegan nuevas personas, algunas víctimas de la violencia, y otros cuantos victimarios, a quemar más bosque y a levantar más ranchos bajo la premisa de que es más fácil pedir perdón que permiso. De allí la complejidad del problema que comprende aristas tanto sociales como medioambientales y de orden público.

Desde la Secretaría de Gestión y Control territorial dicen que a partir de una política llamada “Construye bien” realizan acciones de prevención, sensibilización, vigilancia, monitoreo y control a las construcciones informales e ilegales de la ciudad. En el marco de esa política han identificado 65 asentamientos irregulares en todo el distrito, de los cuales 18 (el 27%) quedan en la comuna 8, Villa Hermosa. Entre enero y marzo de este año, dicen las autoridades, se han removido 40 bienes y se han recuperado 949 metros cuadrados de espacio del cerro Pan de Azúcar. Cualquier medida parece insuficiente ante tamaño problema que cada día crece más.

 

 

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