PUERTO RICO:
Desde perspectivas diferentes, el expelotero Carlos Delgado, la jueza presidenta Maite Oronoz, el juez federal Raúl Arias Marxuach, el doctor Fernando Cabanillas y la educadora Ana María García Blanco reconocen lo que constituye civismo y su efecto en el prójimo.
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El deporte, la educación, las leyes y la medicina son algunos de muchos espacios en los que la práctica de valores refleja como un espejo el buen portar de los seres humanos, evidenciaron cinco destacadas voces del país durante un reciente conversatorio sobre lo que representa el civismo desde diferentes perspectivas.
“¿Qué es portarse bien?”, preguntó hace un tiempo, curioso, uno de los dos hijos del expelotero de Grandes Ligas Carlos Delgado.
Aunque admitió que la pregunta lo sorprendió, el también filántropo la vio como una oportunidad para explicarle, de forma sencilla, que debía “hacer lo que dicen mamá y papá” y “comer cuando se le dice”, entre otros deberes básicos.
En el conversatorio, organizado por la Fundación del Tribunal Supremo de Puerto Rico, el deportista y fundador de la Fundación Extra Bases destacó, sin embargo, que el “portarse bien” es un proceso que diariamente se enfrenta a distintos retos, aunque enumeró ciertos valores como irremplazables.
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El respeto, la empatía y la solidaridad no pasan de moda. Hay unos valores que no son negociables. La mayoría somos gente buena y educada. Ese es el ejemplo a seguir.
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CARLOS DELGADO, EXPELOTERO DE GRANDES LIGAS
La disciplina, el trabajo en equipo y el control de las emociones, junto a la mentoría de personas que lo ayudaron en el camino, lo llevaron a destacarse en su carrera, mencionó, al opinar que las “personas exitosas” deben ser trabajadoras, respetuosas, resilientes y siempre deben buscar mejorar.
“Es cómo seguir preparándose para afrontar los retos de la vida de una forma civil y cordial”, resaltó.
En tanto, la jueza presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Maite Oronoz Rodríguez, y el juez presidente del Tribunal Federal en Puerto Rico, Raúl Arias Marxuach, ofrecieron –durante el conversatorio– sus opiniones sobre el civismo desde la óptica legal.
Para Oronoz Rodríguez, es crucial empoderar a las comunidades en el proceso de gobernanza. En ese sentido, señaló que hay muchas controversias que llegan a los tribunales que pudieron haberse resuelto antes de convertirse en una acción legal ventilada en las cortes.
Sobre la Oficina de Educación y Relaciones con la Comunidad (Educo) de la Oficina de Administración de los Tribunales, resaltó que se trata de un vehículo mediante el cual se le enseña a la ciudadanía que, entre otras cosas, “sin derechos, no hay democracia”. Según Oronoz Rodríguez, además de orientar sobre el uso efectivo del sistema de tribunales, se fomenta el conocimiento y uso de métodos para resolver conflictos sin la intervención judicial.
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Es importante empoderar a los ciudadanos.
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MAITE ORONOZ RODRÍGUEZ, JUEZA PRESIDENTA DEL SUPREMO
Por otro lado, destacó el Proyecto de Juventud y Niñez del Programa Educativo del Poder Judicial, el cual publica material educativo para niños y jóvenes, además de capacitar a maestros y maestras sobre cómo utilizar ese material en el salón de clases. Precisamente, uno de los módulos que se enseña en la iniciativa es sobre civismo.
Por su parte, Arias Marxuach comentó que, desde el Tribunal Federal, se está desarrollando un programa de educación cívica –una iniciativa similar a la del Supremo– a través del cual se ofrecerá a estudiantes de nivel intermedio y superior un taller sobre comunicación civil y cortés.
Dentro de las ideas que deben aprenderse y vivirse, mencionó la urbanidad, concepto que describió como tratar a otros como uno quisiera ser tratado. “El hecho de que dos personas tengan ideas encontradas no quiere decir que no puedan llegar a un consenso”, sostuvo.
Agregó que urge estar informados sobre cómo funciona el sistema de derechos, así como los retos que enfrenta el país y las alternativas a esos desafíos. “Un ciudadano informado es menos susceptible a la desinformación”, reiteró, al destacar la importancia de saber distinguir entre un dato y una opinión.
Vivencias educativas
Para la reconocida educadora Ana María García Blanco, la tendencia natural del ser humano es hacia la bondad y el bien. Desde su perspectiva de pedagoga, describió varios escenarios escolares que así lo demuestran.
Como ejemplo inicial, mencionó a un estudiante de Casa de Niños, en Vieques, a quien llamó Pedro. En el aula para menores de 3 a 6 años, se respira una cultura de sana convivencia y paz, aseguró. Pedro lo sabe, y por eso se comporta con orden y consideración al prójimo.
En otra escuela en La Parguera, en Lajas, estudiantes de octavo a undécimo grado se reunieron para hablar sobre una propuesta: desarrollar un salón de clases que no cierre, incluso, tras momentos de emergencia, como huracanes y terremotos. El propósito, según García Blanco, es que generaciones futuras no tengan que pasar por educación remota.
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(El civismo) no es un tema curricular, es una vivencia. No tiene edad, se trabaja, se vive en diferentes etapas. Por eso, es importante cómo nos comportamos los adultos.
”
ANA MARÍA GARCÍA BLANCO, EDUCADORA
La doctora también mencionó el caso de unos estudiantes de Toa Baja, que se juntaron para hablar sobre lo que sería la escuela ideal del pueblo. Esta tendría mesas redondas y su gobernanza sería compartida, indicó la fundadora y directora del Instituto Nueva Escuela.
Todos estos ejemplos, dijo, establecen una cultura donde el civismo es posible.
Respeto al prójimo
Para el doctor Fernando Cabanillas, director del Centro de Cáncer del Auxilio Mutuo, la palabra civismo se refiere a un comportamiento responsable y respetuoso hacia los demás. Durante el encuentro, el reconocido oncólogo ofreció varios ejemplos que, a su juicio, representan conductas que no constituyen actos de civismo.
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¿Cómo se relacionan la medicina y el civismo? Para mí, civismo es tener un comportamiento responsable y respetuoso hacia los demás.
”
DOCTOR FERNANDO CABANILLAS
Un paciente de cáncer que llegó hasta su oficina, dijo, le relató que le había comprado a un naturópata unos costosos e ineficaces medicamentos bajo la falsa promesa de que curarían su condición.
Otra paciente llegó a su consultorio con un agresivo tipo de cáncer. Previamente, la mujer le había comprado a un naturópata una poción para tratar la alegada acumulación de tóxicos en su período menstrual, lo que el galeno tildó de un “disparate”.
En un tercer ejemplo, Cabanillas habló de otro paciente que había acudido a un endocrinólogo, que le cobraba $8,000 al mes por unas vitaminas para combatir el cáncer que padecía.
Según el oncólogo, a pesar de advertirle a estos pacientes que estas falsas promesas de curación constituían un engaño y debían actuar para denunciarlo, ninguno quiso proceder a hacerlo.
Cabanillas también recordó cuando el gobierno no quiso reconocer que uno de sus pacientes tenía COVID-19 al inicio de la pandemia, hace tres años, por lo cual negaron hacerle la prueba correspondiente. Finalmente, dijo, se demostró que el hombre, quien luego falleció, tenía el virus.
No me parece que fue un comportamiento cívico”, sostuvo Cabanillas, quien, por otro lado, denunció que los grandes recortes de fondos y falta de prioridad a la Universidad de Puerto Rico (UPR), el primer centro docente del país, es “un crimen atroz”.
El licenciado Julio Fontanet, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana y moderador de la actividad, planteó, por su parte, que el tema del civismo va de la mano de la discusión de las luchas y retos diarios que enfrenta todo ser humano.
De la misma forma, el licenciado Néstor Méndez Gómez, presidente de la Fundación del Tribunal Supremo de Puerto Rico, resaltó que la discusión de lo que constituye una conducta cívica cobra aún mayor importancia en momentos críticos para Puerto Rico y el mundo.
“El civismo no solo es necesario, sino posible en Puerto Rico”, subrayó.
Mientras, el expelotero Delgado resaltó que Puerto Rico ha demostrado ser un país “bueno” a través de recientes experiencias vividas en situaciones de emergencia, como huracanes, terremotos y la pandemia de COVID-19.
“La pregunta es cómo podemos hacer nuestro país aún mejor. La gran mayoría somos buenos ciudadanos”, concluyó.