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¿Los temblores en Medellín son para preocuparse? Estos son los riesgos de la ciudad y las recomendaciones

FOTO: CAMILO SUAREZ ECHEVERRY

Aunque el Valle de Aburrá está clasificado como una zona de amenaza sísmica intermedia, prever un temblor aún es una tarea imposible para la ciencia. No obstante, hay recomendaciones para reducir los riesgos.

TOMADA DE:elcolombiano.com

Archivo:ElColombiano.svg - Wikipedia, la enciclopedia libre

El temblor de 4.0 grados en la escala de Richter que sacudió al Valle de Aburrá durante la madrugada de este miércoles, causando algunas afectaciones materiales sobre todo en el municipio de Bello, volvió a despertar preocupación entre muchos ciudadanos ante la ocurrencia de un nuevo sismo de mayores proporciones que pueda afectar a la ciudad.

Pese a que el tema puede generar pánico, lo primero que hay que tener en cuenta es que Medellín, al igual que el resto de Colombia, está ubicado en una zona de alta actividad sísmica, en la que ocurren temblores todos los días, pero la mayoría de una intensidad menor y que no reviste mayor riesgo.

Por ejemplo, pese a sentirse con fuerza y hasta generar ruidos que causaron consternación entre los habitantes, el sismo de este miércoles tuvo una magnitud ligera.

Según la clasificación convencional, cuando un sismo alcanza valores entre los 5.0 y 5.9 grados es considerado como de magnitud moderada, entre los 6.0 y 6.9 de magnitud fuerte, entre los 7.0 y 7.9 de magnitud mayor y más de 8.0 grados como un gran terremoto.

La constante actividad sísmica en Colombia, según explica el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva), se vincula principalmente a la interacción de tres grandes placas tectónicas identificadas como la Placa de Nazca, la Placa Suramericana y la Placa Caribe.

Pese a que los movimientos de estas es lento y solo puede percibirse con el paso de los años, el mismo genera que se libere energía, generando a su vez los eventos telúricos.

De igual forma, el valle de Aburrá está atravesado por un sistema de fallas denominado El Romeral, que continuamente es monitoreado por los organismos de gestión del riesgo.

A pesar de estas variables, que se suman a una geografía montañosa que da cuenta de una importante actividad sísmica en el pasado, el Aburrá es considerada una zona de amenaza sísmica intermedia, a diferencia de regiones como el Pacífico, considerada como una zona de actividad sísmica alta.

En el caso de Medellín y su área metropolitana, al igual que cualquier otra ciudad densamente poblada, el principal riesgo de un temblor de tierra, más allá de su magnitud, radica en la presencia de una variada tipología de edificaciones, muchas de ellas sin diseños sismorresistentes.

“Tenemos normas para construcción sismorresistente apenas desde 1984. Problemas de pobreza que hacen que esas normas no se cumplan, porque la gente tiene otras necesidades. También falta autoridad para hacer cumplir las normas y hay que tener con qué cumplirlas, eso cuesta dinero”, explicó a este diario el profesor Juan Diego Jaramillo en 2017.

Bajo esa óptica, se estima que la ciudad correría un alto riesgo de un desastre en caso de un movimiento telúrico de magnitud 6.0 en la escala de Richter.

Aunque para evitar una tragedia la ciudad debe trabajar en adaptar su infraestructura para resistir esos eventos, lo cierto es que prever un nuevo temblor aún es un ejercicio técnicamente imposible, tal como ha quedado en evidencia en múltiples ciudades del mundo.

En países como Reino Unido, esta pregunta también ha sido abordada por la academia, llegándose a la conclusión de que, al menos por ahora, no se tiene la capacidad científica para hacerlo.

“Sabemos que la tensión se está acumulando en las grandes fallas y sabemos dónde están estas, pero no tenemos modo de saber en qué momento la van a liberar. Si pones un ladrillo sobre un trozo de papel de lija y lentamente retiras el papel con un resorte, el ladrillo se moverá. Puedes repetir este experimento 10 veces, y aunque apliques todas las veces la misma fuerza, verás que el ladrillo se moverá repentinamente después de distintos intervalos de tiempo”, explicó por ejemplo el sismólogo Richard Luckett, del British Geological Survey, a la BBC en febrero de 2023, justo cuando el mundo centraba su atención en los devastadores efectos de un terremoto ocurrido entonces en Marruecos.

En el caso del Valle de Aburrá, la principal apuesta para monitorear esos movimientos la constituye el Sistema de Alertas de Tempranas (Siata), que con una red de sensores ubicados en tierra y en edificios permite que los organismos de socorro puedan conocer en tiempo real la magnitud de los eventos, para desplegar así la atención ante cualquier emergencia.

Bajo ese contexto, pese a que anticipar un sismo es imposible, las autoridades recuerdan que sí es posible prepararse con antelación a un evento de este tipo.

En un instructivo publicado en mayo de 2023, el Amva recordó que una de las principales tareas en ese sentido es evaluar qué tan vulnerable es el lugar de vivienda o de trabajo ante un temblor, sobre todo en términos de si dichas edificaciones cumplen con las normas de sismo-resistencia.

Además de eso, las autoridades también recomiendan tener siempre presente un plan de evacuación, participar de los simulacros que periódicamente se realizan tanto a nivel local como nacional, conocer los planes de emergencia que existen en los lugares de estudio y de trabajo y estar siempre atento a las rutas de evacuación en los sitios que se visitan.

De igual forma, en caso de que se presente un sismo, la recomendación de oro es vigilar si el lugar en el que se está sufrió daños estructurales, mantener siempre la calma y no ingresar a edificaciones que se hayan visto comprometidas hasta tener certeza de que es segura.

 

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