Tuvo un retraso de 16 meses, causó decenas de problemas a los vecinos, pero a pesar de ser inaugurada por la alcaldía pasada continúa vacía. La administración actual no da pistas sobre el tema.
Sobre la estación de policía de Aranjuez se puede escribir todo un memorial de hechos insólitos. No bastó con que la población en Aranjuez tuviera que esperar 12 años para que se hiciera realidad la obra y padecer luego en la etapa de construcción todo tipo de retrasos y traumatismos. Ahora resulta que a pesar de que la alcaldía pasada sacó pecho inaugurándola en diciembre, esta es la hora en que el lugar parece desierto y ver algún policía allí merodeando es casi una novedad.
La historia de la estación de policía de Aranjuez es bastante curiosa. Su construcción era una deuda histórica con la comuna 4, pues a pesar de tener 170.000 habitantes y ser una de las comunas con mayores problemas de seguridad en la ciudad, la estación que la atendía quedaba realmente en Manrique, en una casona deteriorada, por lo que siempre se dificultó la reacción oportuna de los uniformados en los barrios de Aranjuez. En 2011, Aníbal Gaviria anunció una inversión de $10.000 millones para su construcción y gestionó la cesión de un lote a unos pasos de la estación Tricentenario, en el barrio Palermo. Pero hasta ahí llegó su avance sobre el tema. Luego llegó Federico Gutiérrez y pasó de largo sin poner ni un ladrillo.
Desde el principio, tanto el contratista como la alcaldía dificultaron el acceso a información a la ciudadanía y a la Junta Administradora Local que tuvo que buscarla por cielo y tierra y valiéndose de decenas de recursos administrativos y jurídicos. Las sospechas que tenían sobre las razones del ocultamiento de información fueron confirmadas a principios de 2023.
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La obra debía durar 10 meses pero se prolongó finalmente 26 meses, tiempo en el cual los vecinos, y particularmente 25 familias cuyas viviendas colindan con la estación, tuvieron que padecer daños estructurales de todo tipo en sus casas sin tener información clara de a qué se debían las irregularidades que saltaban a la vista conforma avanzaba la obra.
En su momento, el entonces secretario de Seguridad, José Gerardo Acevedo, aseguró a la comunidad y a este medio que la confidencialidad que tenían con los diseños respondía a temas de seguridad, por tratarse de un edificio con futura presencia de armería y para albergar integrantes de la fuerza pública.
A inicios de 2023, Andrés Mauricio Macías Osorio, un ingeniero en diseño industrial y residente del sector, se dio cuenta que la cosa iba por otro lado. Andrés Mauricio fue a Planeación y consiguió los 57 planos que les confirmó la sospecha que tenían de que el contratista, el Consorcio Comando Aranjuez —conformado por Lopeca S.A., una empresa con sede en Montería, y la firma Ingap S. A. S.— no estaban respetando los diseños tal cual tenían que ejecutarse.
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Tales fueron los daños y alteraciones causados por las irregularidades en la construcción de la estación, que una comunidad de 150 personas quedó incomunicada en sus casas y hasta en marzo de 2023 ocurrió un hecho denigrante cuando el cuerpo de una adulta mayor fallecida casi no logra ser extraído de su casa por la funeraria porque la obra cortó el acceso a esas viviendas.
Con los retrasos y el reguero de prórrogas, la obra terminó más de $17.000 millones, y el 21 de diciembre pasado, el alcalde encargado, Óscar Hurtado, aterrizó en Tricentenario para entregar la obra, una edificación sin servicios públicos y con toneladas de escombros todavía arrumados en ese momento.
Según desglosó Hurtado en ese momento, el edificio de cuatro pisos, o más bien el coco que tenía detrás suyo, tenía la capacidad de albergar 100 uniformados en sus 2.350 metros cuadrados.
Aseguró que allí se instalaría una sala de monitoreo de cámaras de seguridad que se conectaría con el Sistema Integrado de Emergencias y Seguridad del 123. Y que además tenía áreas para las diferentes especializadas de la institución y para atención ciudadana. Y aseguró que uno de los aspectos más importantes del lugar, teniendo en cuenta el hacinamiento en los calabozos y centros de detención en la ciudad, es que sería la primera estación en tener una celda específicamente construida para la población LGBTIQ+, además de contar con celdas para hombres y mujeres de 30 metros cuadrados y cumpliendo con las condiciones de seguridad y derechos humanos. También, dijo, significaría un cambio total para los policías adscritos a la comuna que han tenido que padecer condiciones poco dignas, como humedad y hacinamiento, en la casona vieja en Manrique.
Dos meses después nada de eso se ha visto. Según testimonios de los vecinos, en la estación, cada tanto, va una patrulla y parquea la moto y al rato se va. El lugar está completamente deshabitado y a pesar de haber sido construido para mejorar la seguridad y la convivencia de la comuna, ante la falta de actividad, se está convirtiendo en zona de parqueo irregular mientras que los vendedores informales también reclaman espacios. Incluso se ha vuelto recurrente ver personas sacándole agua a la estación por cuenta de una canilla que dejaron sin cuidado en el antejardín.
La comunidad, dice Andrés Mauricio, está a ciegas sobre lo que pasa en la estación. Lo último que les compartieron desde la alcaldía era que el 20 de enero llegaría todo el personal a ocuparla y operarla completamente. Pero claramente no ocurrió. Los vecinos dicen que cada tanto ven algún trabajador haciendo marañas, conectando alguna lámpara, instalando algún gabinete, recogiendo todavía escombros, pero nada más. Y la falta de información por parte de la actual alcaldía, que según los afectados no ha dado vuelta por el lugar, ha dado paso a todo tipo de rumores, desde que el lugar se convertirá en elefante blanco hasta que tendrán que salir desplazados de sus viviendas por la construcción de casas fiscales.
Otro temor, este sí con fundamentos, es que la alcaldía pasada no planificó la estación para que fuera compatible con el proyecto de Parques del Río Norte que se construirá en toda esa franja del río, por lo que temen que un rediseño en ese punto en Tricentenario retrase todavía más la megaobra que ya arrastra todo tipo de problemas y ha causado zozobra entre los habitantes de Aranjuez, Santa Cruz y Popular.
A pesar de solicitar con insistencia respuestas sobre este tema, desde la secretaría de Seguridad, dirigida por Manuel Villa, no atendieron al requerimiento al momento de la publicación de esta nota.