Redacción
BBC News Mundo
Desde este martes Italia entera está sujeta a medidas de aislamiento para tratar de ralentizar la propagación del coronavirus.
Las disposiciones, que incluyen restricciones de viaje y la prohibición de reuniones públicas, fueron anunciadas el lunes por el gobierno de Guiseppe Conte, después de que este decidiera ampliar a todo el territorio peninsular las medidas que ya había anunciado para un cuarto de su población en el norte del país.
«Se trata de evitar los movimientos en toda la península, con excepción de casos de necesidad, por motivos laborales o de salud«, dijo el primer ministro.
«No hay más tiempo», destacó, luego de que el número de muertes por causa del covid-19 subiera a 463 el lunes.
Italia es el país con más muertes confirmadas después de China, país donde se originó la epidemia.
Y el conteo de víctimas del fin de semana reveló un fuerte aumento de las muertes, las que se incrementaron en un del 57% entre sábado a domingo, con 133 fallecimientos en un solo día.
Durante el fin de semana también se presentaron motines en diferentes cárceles por los controles al régimen de visitas impuesto por el gobierno por el coronavirus.
Y el número de infecciones confirmadas aumentó en un 24% entre domingo y lunes.
En China, donde se originó la epidemia el pasado mes de diciembre, han registrado más de 3.100 muertes para un total de 80.000 casos confirmados.
Pero hasta este lunes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había registrado 109.578 casos confirmados en el mundo, de los cuales cerca de 4.000 correspondían a las últimas 24 horas.
«Me quedo en casa»
En el caso italiano, la mayoría de los casos se registran en lazona norte del país. Pero la presencia del coronavirus se ha confirmado en 20 regiones.
Y, según Conte, con la extensión de las medidas «no habrá una zona roja, una zona restringida del país y otra no».
«Italia estará protegida en su conjunto«, prometió.
El primer ministro describió las medidas como un «me quedo en casa», con los italianos teniendo prohibido las reuniones públicas, incluyendo bodas, bautizos y funerales.
«No más vida nocturna; ya no podemos permitir eso, ya que son ocasiones de contagio», dijo.
Y aunque los bares y restaurantes pueden abrir de las 06:00 a las 18:00 deben garantizar una distancia de al menos un metro entre clientes.
Por lo demás, todos los eventos deportivos, incluidos los partidos de fútbol, están suspendidos en todo el país y las escuelas y universidades permanecerán cerradas hasta el 3 de abril.
Y solo aquellos con una razón laboral o familiar válida, que no puedan posponerse, podrán viajar.
Así las cosas, todos aquellos que tomen aviones o lleguen al país por vía aérea deberán justificarse y los cruceros tienen prohibido atracar en varios puertos.
También hay controles en las estaciones de tren, donde se verifican las temperaturas de los pasajeros.
Y el corresponsal de la BBC en Italia, Mark Lowen, tuvo que solicitar un permiso especial para viajar desde el norte del país a su casa en Roma.
Filling out one of these this morning to drive from the north of #Italy back to Rome – special permission to travel granted to those returning home or for urgent medical or professional need. Put this in the “never expected to do this in Italy” pile. pic.twitter.com/HTR6gYmYl1
— Mark Lowen (@marklowen) March 10, 2020
Difícil control
Una de las dudas que suscita la decisión de Italia es el modo en que se controlaría una zona tan amplia.
Cuando se decretó la cuarentena para el norte del país, el primer ministro había asegurado que los cuerpos de seguridad se harían cargo de ello.
Pero aunque las primeras zonas sujetas a medidas restrictivas -once pequeños municipios de Lombardía y Véneto con un total de 55.000 habitantes- estuvieron custodiados por el ejército, el aumento de las zonas aisladas dificultó su militarización.
Lowen, quien viajó el fin de semana a los alrededores de la zona de exclusión, afirmó que aunque esperaba encontrarse con obstáculos o controles, no vio nada parecido.
«Los autos iban en ambas direcciones. Parecía que el control de esta zona restringida era bastante laxo, y eso es un poco difícil de entender. ¿Es esta área en el corazón de Europa simplemente demasiado grande paracontrolar o las restricciones se están implementando gradualmente?», se preguntaba entonces.
Y con la extensión de las medidas de aislamiento a todo el país, el reto es todavía más grande.
Aunque, por el momento, los italianos parecen dispuestos a poner de su parte para tratar de ralentizar la infección.
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«Las costumbres tienen que cambiar», instó el primer ministro Conte. «Estamos registrando un importante aumento de infecciones… y de muertes».
«Tenemos que renunciar a algo por el bien de toda Italia. Tenemos que hacerlo ahora y solo seremos capaces de hacerlo si colaboramos y nos adaptamos a estas medidas más restrictivas», explicó.
#restiamoacasa
Por lo pronto, para ayudar a suavizar el golpe económico de las medidas, el gobierno anunció una suspensión temporal del pago de hipotecas.
Y numerosos italianos están utilizado la etiqueta #restiamoacasa (#quedémonosencasa) para compartir con sentido del humor la experiencia del aislamiento en las redes sociales.
#restiamoacasa starter pack 👀👌🏼💯 pic.twitter.com/7hL6RYJZmc
— francesca🧣 (@myqueenzoya) March 9, 2020
Para muchos, se trata de una responsabilidad cívica. Para otros, de una oportunidad para compartir con la familia, descansar, leer o ponerse al día con las series de televisión pendientes.
Y, para prepararse para la ocasión, en las horas que siguieron al anuncio del primer ministro numerosos ciudadanos se dirigieron a los supermercados para hacerse de provisiones, pero siempre manteniendo una distancia prudente con respecto a los otros clientes.
Aunque a Karla Haines, una ciudadana estadounidense que vive en la ciudad de Monfalcone, norte de Italia, le dijo a la BBC que la experiencia le había resultado incómoda.
«La situación era bastante tensa en la tienda porque había una persona que cada 30 segundos nos recordaba por el altavoz que teníamos que mantener la distancia de un metro entre nosotros», contó.
Para Haines, el llamado era muy «agresivo».
Y en otro ejemplo de las tensiones generadas por el coronavirus, las autoridades penitenciarias italianas informaron el lunes que las protestas en las cárceles se habían extendido hasta a 27 centros penitenciarios.
El motín en Módena comenzó en protesta contra las restricciones del régimen de visitas impuestas por el gobierno italiano para tratar de contener la propagación del coronavirus.
Los medios italianos informaron de seis muertes allí, aunque algunas se relacionaron con drogas.
En la prisión de San Vittore en Milán, los reclusos se subieron al techo de las instalaciones y prendieron fuego a una de las seis alas.
También hubo el domingo protestas en las penitenciarías de Nápoles, Salerno o Frosinone, en el sur, y en las de Alessandria y Vercelli, en la región norteña de Piamonte.