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¿Cómo se conectó Medellín al ciberespacio por primera vez?

FOTO: UNIVERSIDAD EAFIT

CRISTIAN ÁLVAREZ

Hace cerca de tres décadas, la ciudad logró conectarse a la red de redes. A principios de los años noventa del siglo pasado, la academia fue vital para conseguir la hazaña de traer Internet a estas montañas.

TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/

Archivo:ElColombiano.svg - Wikipedia, la enciclopedia libre

Hoy, desde cualquier parte de Medellín nos toma solo segundos conectarnos a internet. Sin embargo, como todo adelanto tecnológico que llegó a la ciudad, la historia del arribo de la red de redes a la capital antioqueña estuvo ligada al tesón con el que un grupo de hombres enfrentaron ese reto hace casi 30 años.

Los albores del internet en Medellín podrían rastrearse en 1991 en la Universidad Eafit. De acuerdo con el profesor Antonio Restrepo Zea, uno de los protagonistas de esta historia, en la biblioteca de aquella universidad se prestaba un servicio de búsqueda bibliográfica —que usaba una incipiente red internacional— llamado Dialog.

“Este era un sistema de información on-line ubicado en los Estados Unidos con el que se podía realizar una búsqueda temática desde un computador personal de la época a través de un modem que se conectaba a 2,4 kilobytes por segundo (hoy en día las conexiones de internet pueden ser 300.000 veces más rápidas) a un punto de acceso localizado en Bogotá y desde allí realizaba la búsqueda. Posteriormente, el personal de la biblioteca generaba un documento en papel con los resultados de la búsqueda y era enviado a la persona que la había solicitado”, explicó Restrepo.

“A las 8:00 p.m. recibí la llamada de Los Andes. ‘Tenemos internet’, dijeron y en ese momento el país tuvo internet…, pero a la media hora se cayó”

Profesor Jaime Tabares.

Ante semejante tarea tan dispendiosa, el profesor Restrepo hizo parte de un equipo que comenzó a establecer una red en el campus de la Universidad para conectar los computadores Unysix de ese tiempo.

“En simultánea, y para esa época comenzó a popularizarse la red BITNET, que conectaba a las principales universidades del mundo con fines investigativos. En Colombia, el nodo de esa red era la Universidad de los Andes en Bogotá. Sin embargo, para beneficiar a las otras universidades del país se conformó la Red Universitaria de Colombia Runcol, con el auspicio de Colciencias, y de la cual Eafit hizo parte”, recordó Restrepo.

Las conexiones de Eafit con Runcol y Bitnet eran a través de una línea telefónica, aun así, la popularidad de estas herramientas eran muy pocas, pues su utilización era tediosa.

Por ello, por los lados de 1992 se creó un grupo de trabajo entre la Universidad de los Andes, la Universidad del Valle y la Universidad Eafit. El objetivo final de este era lograr la conexión de todas las universidades colombianas a internet.

“Inicialmente establecimos una “mini-internet” interconectando las redes locales de estas tres universidades, utilizando una red de Telecom, que se llamaba ColdaPaq. Este punto puede ser marcado como el inicio de la interconectividad de la universidad”, añadió Restrepo.

Aun así, no se tenía la conexión a internet con la que ya otros países disfrutaban.

En este punto de la historia aparece el segundo personaje, el académico de la Universidad Nacional Jaime Tabares, quien para esas fechas era el subdirector financiero del extinto Colciencias.

“Al principio de nuestra gestión en Colciencias financiábamos viajes de investigadores al exterior para hacer búsquedas de temas que eran importantes para la ciencia y la tecnología, pero algunos de esos viajes eran para hacer búsquedas en bibliotecas de las universidades”, contó Tabares.

A principios de 1993, funcionarios de Colciencias y profesores universitarios viajaron a la Universidad de Stanford en Estados Unidos para conocer a través de la National Science Foundation lo que era el internet, cómo funcionaba y cómo acceder a él.

“La idea nos encantó y empezamos a trabajar muy fuerte para traer internet a Colombia. Finalmente nos ofrecieron el acceso a internet a través de un nodo en Miami, con eso en mente empezamos a trabajar el proceso de traer la red al país”, añadió Tabares.

Como es apenas lógico en este país, el proceso estaba planeado para ser larguísimo por culpa de los insufribles trámites burocráticos. Por ello la idea peligraba. Sin embargo, dada la magnitud del asunto y de la disuasión de los académicos, el proyecto se destrabó y pudo realizarse de forma más acelerada, gracias a la financiación estatal.

“Entonces vino el gran problema: ¿cómo nos conectamos? Queríamos hacerlo por Telecom, pero ellos solo nos podían ofrecer Coldapaq, lo que realmente no era lo más conveniente. Por fortuna apareció la firma argentina Insat que nos ofreció comunicación satelital y eso nos abrió un camino mucho más atractivo, porque así tendríamos 9,2 kilobytes de velocidad. Eso era un aumento muy grande, pero insignificante comparado a las velocidades que tenemos hoy”, añadió.

Con ese problema resuelto, se creó una institución que manejara esas redes, que fue bautizada Interred, y Tabares fue su primer director. Con su nuevo cargo, el académico perfiló a Medellín como la ciudad de las grandes posibilidades para tener un servicio tecnológico de alto nivel. Por eso propuso que Eafit fuera el nodo central de la zona y se buscó la asociación con EPM para que ofreciera canales de comunicación a todo el mundo como socio de Interred.

Con ese problema resuelto, se creó una institución que manejara esas redes, que fue bautizada Interred, y Tabares fue su primer director. Con su nuevo cargo, el académico perfiló a Medellín como la ciudad de las grandes posibilidades para tener un servicio tecnológico de alto nivel. Por eso propuso que Eafit fuera el nodo central de la zona y se buscó la asociación con EPM para que ofreciera canales de comunicación a todo el mundo como socio de Interred.

“El alcalde Luis Alfredo Ramos estuvo de acuerdo, pero el departamento jurídico de EPM no por unos temas legales. Entonces EPM no quiso entrar como proveedor de internet”, recordó Tabares.

1993 transcurrió con el montaje de la red, sin embargo, el fin de la instalación no se veía, según recuerdan sus protagonistas, y las presiones gubernamentales comenzaban a presionar para lograr el hito.

“El 1 de enero de 1994 el director de Colciencias, Clemente Forero, me preguntó por una fecha en la que estaría listo el servicio, yo le dije mayo, porque dije ‘bueno, en mayo estamos a punto de terminar gobierno, entonces apenas es’ y él me dijo que listo. El 1 de mayo me llegó un mensaje del subdirector, José Luis Villaveces, diciéndome que ya era 1 de mayo y no teníamos internet y yo le dije, para zafármele del embrollo, que mayo tenía 31 días y apenas era 1. Él se río y entonces me contestó con un ‘bueno’. Pero entonces el 31 de mayo se volvió mi reto”, añadió Tabares.

En este punto de la historia Tabares y Restrepo difieren sobre el día D en el que llegó el internet a la ciudad por Eafit, y a otras regiones como Cali por la Univalle, a Bucaramanga por la Universidad UIS y a Córdoba por la Universidad de Córdoba. El primero sostiene que fue el 31 de mayo, mientras que el segundo lo data el 4 de junio. Pero, en lo que sí hay consenso es que a mitad de 1994 llegó por fin el anhelado internet a Medellín.

“Organizamos un evento en Bogotá donde estaban todas las entidades socias de Interred, y a las 8:00 p.m. recibí la llamada de Los Andes. ‘Tenemos internet’, dijeron y en ese momento el país tuvo internet…, pero a la media hora se cayó. Pero eso era apenas lógico teniendo en cuenta que una primera conectividad siempre ofrece dificultades”, añadió.

Y que el lector no crea que las conexiones de antaño eran como las de ahora en las que se pueden ver videos o escuchar audios. ¿Cómo funcionaba en ese entonces? Inicialmente era simplemente un medio de conexión y comunicación únicamente entre dos computadores por medio de un sistema conocido como “Ping”. Con este se le ordenaba a un computador conectado que buscara otro que lo estuviera, y si este estaba en línea contestaba con un “Pong”, al confirmarse la conexión se comenzaba a “chatear” solo por texto a blanco y negro.

De hecho, aún con ese sistema rudimentario, tal vez Tabares pueda darse el lujo de ser el suegro de la primera relación vía internet de Colombia.

“Antes de que Eafit empezara el servicio externo, yo como funcionario de Colciencias tenía mi cuenta de internet. Mi casa fue uno de los primeros hogares conectados. Entonces mis hijos chateaban en una cosa que se llamaba ICQ. Creo que mi hijo mayor Iván fue el primero en tener novia a través de internet, fue una mexicana, chateaban por ahí. El rollo era que obviamente no podíamos utilizar el teléfono mientras estábamos conectados, porque si no la conexión se caía”, apuntó.

De ahí para allá, ese sistema rústico de conexión dio pie a que la ciudad pudiera figurar en el mapa de la red de redes y en tiempo récord se volviera un referente tecnológico del país, gracias no solo a los esfuerzos de la academia, sino también de otros pioneros como Jaime Roldán, con Interplanet, y Federico Santa María, con Súpernet, que comenzaron a ofrecer el internet a negocios y hogares, tal como lo relatamos en un artículo anterior.

Hoy, cuando usted se conecte a ver un TikTok o a leer esta nota en su celular, ya sabe a quién debe agradecer por tanto.

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