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Pueblos pequeños de Antioquia también sufren por la mala calidad del aire: ¿qué razones lo explican?

Foto: Juan Camilo Aguirre y compañia
Cristian Álvarez Balbín

Problemática ambiental que hoy aqueja al Valle de Aburrá se ha extendido a Amagá (Suroeste), La Ceja (Oriente) y hasta Yondó (Magdalena Medio). Expertos cuentan las causas.

TOMADA DE:elcolombiano.com

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La mala calidad del aire no es un asunto exclusivo del Valle de Aburrá. Resulta que se volvió una problemática que cruza regiones y es capaz de llegar a otros rincones de Antioquia donde tener un aire riesgoso –que irrita la garganta y alborota cuadros gripales– resultaría por lo menos pintoresco.

La autoridad ambiental Corantioquia declaró la semana pasada el estado de prevención en cinco de los 80 municipios bajo su jurisdicción. Pese a que el anuncio incluía las ruralidades de Envigado, Itagüí y Medellín, lo que sorprendió fue que también entraron en dicho estado por la mala calidad del aire los municipios de Amagá (Suroeste) y de Yondó (Magdalena Medio).

Voceros de Corantioquia le contaron a EL COLOMBIANO que la decisión se tomó luego de que las estaciones de su red de monitoreo del programa Piragua indicaran que la medición del Índice de Calidad del Aire (ICA) superara por más de 48 horas los 37 microgramos por metro cúbico de material particulado de 2.5 micras, más conocido como el nocivo PM2.5, dando como resultado un ICA de color naranja cuando lo habitual es que estén en verde (ICA bueno) o amarillo (ICA aceptable).

“Una estación con el ICA naranja quiere decir que el aire que por allí circula es nocivo para grupos sensibles como los adultos mayores, los niños, los pacientes con problemas cardíacos o pulmonares y las embarazadas. Entonces, según la norma, se hace el seguimiento por 48 horas y si la calidad del aire se mantiene en naranja por más del 75% del tiempo, se hace la declaratoria del estado de prevención”, explicó Isabel Díaz, profesional especializada la subdirección ambiental de Corantioquia.

Por su parte, José Ignacio Gaviria Saldarriaga, el subdirector (e) de gestión ambiental de Corantioquia, explicó los motivos del porqué tanto en el Aburrá como en los otros municipios se llegó al estado de prevención.

Sobre la subregión central de Antioquia, Gaviria indicó que la actual calidad del aire se puede derivar de lo cerrado del valle y las condiciones de transición de época seca a época de lluvias, que ha hecho que las nubes no permitan la dispersión de gases contaminantes que lanzan principalmente fábricas y vehículos, a los que hay que sumar los producidos por las quemas de llantas por parte de habitantes de calle y los surgidos de incendios forestales.

“Ahora, en Yondó y Amagá se dio el estado de prevención por las afectaciones causadas por los incendios forestales y las propias dinámicas de los territorios. Por ejemplo, en Yondó nos comunicamos con Ecopetrol para que allí revisaran sus emisiones de contaminantes, además que en Santander hay calamidad por incendios forestales que irradian hasta este municipio. Y en Amagá, por su vocación económica, hay canteras y ladrilleras que lanzan estos gases al aire. Y además, en algunos tramos de carretera destapada hay un tránsito constante de volquetas y vehículos pesados cuyo humo causa las alarmas en la red de Piragua” apuntó.

Preocupa el aire de La Ceja

Pero la calidad del aire en Antioquia no solo la miden las entidades ambientales. También hay grupos de investigadores y colectivos que se han dedicado por años a hacer monitoreo del tema y hoy comparten resultados preocupantes.

En el municipio de La Ceja, en el Oriente antioqueño, opera desde diciembre de 2021 una iniciativa de ciencia ciudadana llamada Waira. Esta red de calidad del aire cuenta con 20 sensores de bajo costo –gestionados con apoyo internacional y por la UdeA– capaces de medir en tiempo real datos indicativos de material particulado PM2.5.

Según los últimos informes de la red Waira, este contaminante ha tenido sus concentraciones más altas en la última semana llegando a niveles dañino y muy dañino relacionados con alertas rojas y morada para los cerca de 65.000 habitantes de La Ceja.

“Venimos monitoreando continuamente desde diciembre de 2021. Al realizar un corte a enero de 2023 encontramos evidencias de que cuando hay episodios críticos de calidad del aire en el área metropolitana, algo similar pasaba en el Valle de San Nicolás donde está La Ceja. Por lo general, en otros periodos del año, las concentraciones promedio diarias de PM2.5 en La Ceja son de 9 a 12 microgramos por metro cúbico. Sin embargo, en una reciente medición en la noche del 4 de marzo se observaron siete estaciones en color rojo midiendo más de 55 microgramos por metro cúbico y una en morado con más de 150 microgramos por metro cúbico. Las otras 12 estaban en naranja”, apuntó la magister Sandra María Echeverri, miembro del equipo técnico de Waira.

Según Waira, las concentraciones más altas se presentan en la tarde y sobre todo en la madrugada, resultados similares a los obtenidos en el Valle de Aburrá, lo que estaría mostrando una conexión entre los dos valles.

Otro factor a tener en cuenta es el proceso acelerado de urbanización en La Ceja, al que también se asocia una mayor circulación de vehículos, una de las principales fuentes del contaminante.

Seguirán medidas

Mientras se mantenga el estado de prevención, Corantioquia indicó que –articulados con el Área Metropolitana– se harán controles y seguimientos a vehículos y empresas para buscar reducir la cantidad de contaminantes en el aire, tanto en el Aburrá como en los otros municipios bajo su jurisdicción. De igual forma se mantendrán las recomendaciones para los grupos sensibles.

“También estamos pendientes si cambia la calidad del aire en Girardota, que varía entre buena y aceptable, y de Caucasia donde pasó algo similar, para ver si los agregamos en el estado de prevención. Y de Amagá, Yondó y el Aburrá, para ver si pasan al estado de Alerta (color rojo). Si esto pasa, ojalá no haya que llegar a medidas restrictivas, sino a otras estrategias como el teletrabajo, la movilidad sostenible, la buena disposición de residuos y la prohibición de quemas”, apuntó Gil.

En La Ceja, el panorama no parece tan alentador, según Echeverri. La semana pasada se presentó una “bruma rara” que se posó en el municipio y que podría estar asociada a la mala calidad del aire. Sin embargo, durante los últimos días los puntos de monitoreo marcan color amarillo (“aceptable”).

“Por las redes sociales hemos informado a la ciudadanía de las condiciones en tiempo real de la calidad del aire. A raíz de estas publicaciones, algunas autoridades municipales y ambientales nos han mencionado su interés en las mediciones del proyecto. La idea es que estas mediciones puedan complementar otras con equipos robustos de tal manera que podamos entender de manera adecuada lo que está pasando”, añadió Echeverri, quien también hizo un llamado de atención para que se creen espacios de discusión y mesas de trabajo para atender un problema que está más allá de ser una peligrosa “nube de polvo pasajera”.

 

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