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La mala hora de las zonas rosas de los pueblos de Antioquia

POR DANIELA OSORIO ZULUAGA |

Desde el pasado 16 de abril, cuando el presidente Iván Duque anunció que las actividades sociales en bares y discotecas estarían restringidas, como mínimo, durante 18 meses más, esa industria recibió la noticia con una crisis económica derivada de un mes sin producir.

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Los pronósticos anunciaban malos tiempos, por eso ahora, siete meses después, no sorprende que muchas discotecas, bares y cantinas, donde antes se entretenía la gente, se convirtieran en legumbrerías, baratillos, panaderías y todo tipo de negocios que, en su mayoría, no están relacionados con el disfrute nocturno, precisamente porque en medio de una pandemia no es buen negocio.

Solo en el marco del parque principal y la zona rosa del municipio de La Unión, por ejemplo, la pandemia dejó un saldo de siete negocios de entretenimiento nocturno que cerraron por no tener ingresos. “Y los que faltan”, dijo Hugo Valencia, socio de Palmetto, una de las discotecas que sobreviven en la calle de “los bailaderos”.

A Valencia le preocupa que más negocios sigan cerrando y que se pierda esa cultura de salir a “rumbear”. Dice que a principios de octubre, cuando pudieron abrir después de seis meses y medio cerrados, ya habían tenido que despedir a siete de los diez trabajadores que tenía el negocio y que el panorama tampoco ha sido muy alentador durante estos días de reapertura.

“No podemos permitir que la gente baile, esa es una de las medidas. Y dígame, ¿a qué va uno a una discoteca si no es a bailar? La situación está difícil, y más ahora que nos pusieron toque de queda y ley seca en uno de los fines de semana en que esperábamos recuperarnos”, dijo Hugo refiriéndose al puente de Hallowen, cuando el gobierno departamental decretó esas medidas de contención para evitar contagios masivos que pusieran en riesgo el normal funcionamiento de las clínicas y hospitales de Antioquia.

Lo mismo pasa en El Carmen de Viboral, donde en el Parque La Alhambra, tradicional zona rosa del municipio, solo sobreviven dos discotecas y dos bares. La última en cerrar sus puertas fue Coco 13, con 20 años de historia que era reconocida por sus ritmos tropicales y salseros, muy diferente a las vecinas, que se caracterizaban por canciones de reguetón y electrónica.

Nelson López, dueño de la extinta Coco 13 y ahora socio del nuevo supermercado que se inaugurará en ese local, narra que los negocios de entretenimiento nocturno eran unos de los más rentables en el Oriente, una subregión conocida por su buen ambiente para “pueblear”, pero que, a pesar de que en marzo tenían una excelente cartera “incluso hasta para sobrevivir un año cerrada”, las finanzas no dieron más y “vimos que esto iba para largo”.

En ese punto, y luego de cinco meses sin ingresos, López decidió apuntarle a un nuevo modelo de negocio y montar un supermercado. Actualmente, en La Alhambra coexisten dos supermercados, una revuelteria, una panadería y las discotecas que se aferran a sobrevivir.

Y así, los ejemplos podrían conformar una larga lista que atravesaría las subregiones del departamento, pues la historia se repite en municipios como La Ceja, Apartadó, Sónsón, El Retiro e incluso en Medellín y su área metropolitana. Así lo hicieron saber los seguidores de las redes sociales de EL COLOMBIANO, quienes respondieron a una publicación contando el diagnóstico de las zonas rosas en sus territorios. (Ver: Paréntesis).

En ese mismo ejercicio en el que la audiencia contó sus experiencias, varios opinaron que, a pesar de que si estaban viendo la decadencia de la industria, les parecía un hecho positivo, pues en esos locales podrían surgir otro tipo de negocios “menos problemáticos”, dijo uno de ellos. “En Laureles, finalmente se puede descansar durante los fines de semana, me imagino que lo mismo habrá pasado en muchos sitios”, escribió el usuario de Facebook Jorge Pérez.

Pese a que varios ciudadanos opinan lo mismo, los centros de entretenimiento nocturno tienen un valor social: “El tema fundamental acá es que el bar, el café o la cantina son unos espacios de identificación y de encuentro importantes para que las personas se relacionen y se identifiquen con otros”, explicó el antropólogo Gregorio Enríquez.

Además, enfatizó en que en entornos pequeños, como los pueblos, la gente suele tener pocos espacios dedicados a la socialización, por lo que, en caso de extinguirse, podrían generar mayores índices de estrés y menos socialización entre personas.

Para evitar que más comerciantes se sumen a los cierres, Carlos Andrés Pineda, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) sede Antioquia, habló de la necesidad de implementar “medidas coherentes” para superar la crisis hospitalaria sin que toda la responsabilidad de contener el virus recaiga “únicamente en los cierres y la restricción de las actividades empresariales y comerciales”.

Además, en ese diálogo que Fenalco sostuvo con este diario, Pineda fue enfático en que no estuvo de acuerdo con las medidas de toque de queda y ley seca implementadas el pasado puente festivo, pues, según él, fue una oportunidad perdida para recuperar el sector. No obstante, reconoció que se debe seguir cuidando la salud de los habitantes pero implementando medidas que vayan más allá de restringir el comercio únicamente.

EL COLOMBIANO buscó a la Secretaría de Productividad y Competitividad de Antioquia para preguntar si había algún seguimiento a este tema y qué acciones se estaban implementando para contrarrestar la cris del sector. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, no obtuvo respuesta

CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARÉNTESIS
EXPERIENCIAS DE LOS SEGUIDORES
Con la intención de conocer la opinión de los seguidores y los reportes de sus territorios, EL COLOMBIANO realizó una convocatoria en sus redes sociales con el siguiente texto: “Con la pandemia, sitios como bares y discotecas han tenido que cerrar o transformar su actividad. Cuéntenos cuáles han sido los casos de su municipio”. Los usuarios respondieron narrando sus experiencias cercanas y nombrando los sitios que cerraron en varios municipios de Antioquia, fruto de esas respuestas surgió este informe.

 

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