POR NELSON MATTA COLORADO |
El aislamiento ha sido un bálsamo contra la violencia en el Valle de Aburrá, disminuyendo las muertes y conflictos entre las bandas, menos en Bello. El municipio no para de sufrir toda suerte de asesinatos y enfrentamientos orquestados por la mafia.
La causa está sobrediagnosticada: la disputa entre las estructuras “Pachelly”, “el Mesa” y “Niquía”, que inició en febrero de 2019 en el norte de la localidad y, tras una pausa de cuatro meses, relanzó su segunda temporada en 2020.
La Policía indica que entre el 1 de enero y el 3 de mayo hubo 50 homicidios, tres más que en el mismo lapso del año pasado, cuando no había pandemia. El incremento se ve con más preocupación si revisamos la evolución mes a mes: tres casos en enero, 10 en febrero, se duplicó a 20 en marzo y sumó 17 en abril; mientras la gente fue entrando en el aislamiento obligatorio, en la calle siguieron los ajusticiamientos, como si no existiera el coronavirus.
Otras tres localidades tienen cifras de homicidio mayores a 2019 (Copacabana, Caldas e Itagüí), pero a diferencia de Bello, al mirar las cifras mes a mes, hay una caída a la par de la cuarentena (ver gráfico).
El 5 de marzo, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, visitó esa ciudad y anunció una intervención especial con refuerzos policiales y militares, vigilancias en puntos críticos y operativos, que duraría 60 días. Ya pasó ese tiempo y la problemática sigue activa. ¿Por qué parece que las autoridades solo apagan incendios momentáneos, mientras la crisis de fondo continúa?
Las tareas pendientes
En su último balance sobre Bello (30 de abril), el general Eliécer Camacho, comandante de la Policía Metropolitana, destacó que en el cuatrimestre hubo 428 capturados por diferentes delitos (ocho por homicidio), 61 allanamientos y se incautaron 60 armas de fuego y 198 kilos de marihuana.
De hecho, los demás indicadores mermaron en esa ciudad: las lesiones personales se redujeron un 35%, igual que el hurto a personas (-20%), de carros (-47%), motos (-46%) y casas (-55%). ¿Entonces qué hace falta para mitigar la violencia?
Camacho reconoció que se necesita un trabajo judicial más contundente. “En días anteriores fue asesinada una persona que ocho días antes habíamos capturado con un arma de fuego, le concedieron la libertad (los jueces). Son temas que se presentan en la ley penal: gente que comete delitos, y por algunos temas de garantías, logra la libertad”.
Añadió que “el 50% de personas capturadas por porte ilegal de armas (30) han recuperado su libertad en muy corto tiempo. Estamos mirando a ver cómo podemos fortalecer las judicializaciones”.
El gobernador Aníbal Gaviria citó a un consejo de seguridad el 1° de mayo, con delegados de los ministerios de Defensa y del Interior. “La razón por la que se convocó el consejo, es que a pesar de que hay una disminución importante de homicidios en todo el departamento, hemos tenido incremento en Bello”, afirmó.
Dentro de las decisiones tomadas están: otro plazo de 15 días para evaluar los resultados de la Fuerza Pública en el área; la gestión de recursos para invertir en tecnologías para la seguridad; la solicitud a la Fiscalía para que aumente su presencia; y apoyo social, mediante kits de alimento, para los vecindarios más pobres durante la cuarentena.
La secretaria de Gobierno, Daniela Ortega, puntualizó que en Bello hay un policía por cada 6.000 habitantes, y la media ideal sería de, al menos, uno por mil.
En cuanto a la posible corrupción de la Fuerza Pública, una queja frecuente de la comunidad, indicó que los 350 policías de la estación han sido reemplazados “y el comandante no lleva ni cuatro meses aquí”.
Agregó que “estamos gestionando con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz las posibilidades que habría de aplicar algún marco legal para la reinserción de los jóvenes que pertenecen a las bandas”.
¿Y qué dice el alcalde?
En diálogo con EL COLOMBIANO, el mandatario Óscar Pérez se refirió a este asunto.
Esta crisis es un capítulo más de una pugna continuada de bandas, ¿por qué no hay soluciones de fondo?
“Han faltado más inversiones y oportunidades, y eso es lo que vamos a atacar en el Plan de Desarrollo. Tendremos un gran componente en educación, prevención y cultura, para mostrarle otro mundo a la generación que viene entre los 5 y 10 años. En Bello hay que empezar una transformación social y desde la mentalidad del propio ser humano”.
¿Y qué hará específicamente en el tema de seguridad?
“Tenemos proyectados siete puntos: 1). Crear un Observatorio de Paz, Convivencia y Delito; 2). La política pública de seguridad ciudadana, que no hay en Bello; 3). La Secretaría de Seguridad; 4). Vincular a toda la institucionalidad al proceso, porque esto no es solo de Bello, es un problema metropolitano y nacional. 5). Oportunidades de educación, emprendimiento y cultura; 6). Una Escuela de Padres, para que el núcleo familiar acompañe a los niños, como alerta temprana; 7). Tecnología para la Fuerza Pública”.
¿En qué paró la promesa de la Procuraduría en 2019, de investigar la corrupción en Bello?
“Sobre eso no tengo información, ojalá que la Procuraduría esté haciendo un trabajo fuerte frente a los nexos de corrupción que pueda haber tanto al interior de la administración como de la Fuerza Pública”.