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Riesgo de escasez de agua asusta a medio millón de personas en Antioquia

FOTO: JAIME PEREZ
Cristian Álvarez Balbín

El fenómeno de El Niño y la mala gestión y planificación tienen en líos a once municipios del Suroeste, del Oriente y Urabá. En Guatapé hay tanques de suministro que solo cuentan con 15 centímetros de agua.

TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/

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A la realidad le gustan los absurdos. Que lo digan en Guatapé, donde en cada negocio y cafetería hay cuadros ufanos con la panorámica del embalse repleto de agua y de lanchas de lujo, mientras a sus residentes les toca tomarse el tinto diminuto, como medido con gotero, y atravesar el pueblo para bañarse lejos de sus casas porque les llegó el racionamiento y parece que va para largo.

Desde hace varios días, los habitantes de sectores como Alto Verde, Balcones de San Juan, El Recreo o Villa del Pinar han visto como el flujo de agua que llega a sus casas se reduce cada vez más. “Ya me toca ir a bañarme donde un familiar que vive en la parte baja y donde todavía llega el agua con regularidad”, dijo uno de los moradores. El racionamiento de agua de hasta por cinco horas diarias que decretó la administración local los puso de frente ante la realidad que intentaban esquivar desde hacía tiempo: no hay agua para tanta gente.

Pero Guatapé no es el único pueblo de Antioquia que padece los estragos del fenómeno de El Niño sumadas a las malas decisiones de planificación urbana y a la falta de medidas de prevención. En Arboletes, Carepa, Concepción, Concordia, Necoclí, Turbo, Chigorodó, San Pedro de Urabá, Zaragoza y El Carmen de Viboral ya están haciendo gárgaras y tomando medidas a la desesperada, como en Concordia, donde las autoridades anunciaron que saldrán a las calles a perseguir y multar a todo el que derroche agua.

Son casi 550.000 personas, sumando las poblaciones de todos estos municipios, los que viven o ven de cerca una cotidianidad en la que escasea el recurso más elemental para subsistir, y aún El Niño no ha llegado a su clímax.

La paradoja de Guatapé

Pero hay que volver a Guatapé, cuya paradoja actual recuerda al castigo divino del semidios griego Tántalo, condenado a padecer de sed mientras se encontraba en un lago con el agua hasta el cuello.

De acuerdo con Yeison Gómez, gerente de la empresa de servicios públicos local, el racionamiento busca a toda costa evitar el desabastecimiento de agua en el municipio por culpa de la falta de lluvias y la propia dinámica económica del territorio.

Aunque inicialmente era solo nocturno, ahora decidieron aplicarlo entre las 10:00 a.m., y las 12:00 m., y de 3:00 p.m., a 6:00 p.m., toda vez que en las noches el ritmo de recuperación de los seis tanques surtidores apenas daba para volver a llenar uno. “Hay tanques de cuatro metros de altura con apenas 15 centímetros de agua”, añade.

Según Gómez, hay que tener en cuenta que el atractivo turístico de Guatapé hoy en día le está pasando factura pues aunque este tiene cerca de 9.300 habitantes, los fines de semana llega una población flotante que suma 35.000 personas más, haciendo que el consumo se dispare.

“Hoy tenemos una captación de casi 20 litros por segundo, lo que genera alrededor de 1.200 litros por minuto. Pero, por la afluencia, los tanques se vacían muy rápido. El consumo en promedio de una familia de cuatro personas en un mes es de 10 metros cúbicos, pero un solo local comercial llega a consumir casi 70 metros cúbicos. O sea casi siete veces más. Y acá tenemos más de 600 locales comerciales”, explica.

Pero en esta crisis del agua en Guatapé hay un lugar preferente para los hoteles y alojamientos que salen hasta de debajo de las piedras en este municipio cuya carretera de acceso grita anuncios de nuevos proyectos hoteleros.

Basta con el siguiente ejemplo para ilustrar la responsabilidad que tienen: si usted fuera un turista que llega a uno de los lujosos hoteles y fincas de Guatapé, ¿reutilizaría en el jacuzzi el agua que usó el huésped anterior o incluso la que usted mismo utilizó el día anterior? La respuesta es obvia. Ahora hay que multiplicar este ejemplo por miles de turistas y los cientos de hoteles, hospedajes y fincas para calcular cuánta agua se desperdicia.

Y, claro, entonces aparece la pregunta ‘obvia’ pero inevitable: ¿y por qué no usar el agua del embalse? Gómez lo explica con dos razones: “La primera es que la potabilización de esta agua es más compleja que la que captamos actualmente desde las montañas, pues es para generar energía, no para el consumo humano. El otro motivo es que si el agua del embalse sigue bajando (para la semana que termina ya

Un foráneo pensaría que Guatapé se enfrenta a la disyuntiva de si frenar su desarrollo turístico –que emplea al 93% de la población— para enfocarse en solucionar sus necesidades elementales. O seguir apostándole a la expansión turística en detrimento de sus propios recursos, que necesita para subsistir.

“Cuando aceptamos el turismo como principal renglón económico sabíamos que esto podía pasar”, se queja otro cliente de un café de Guatapé.

Sin embargo, Gómez apuesta por una tercera vía. “Como Estado no podemos interrumpir el progreso que está llegando, sino que debemos trabajar paralelo a él para el beneficio de la comunidad. Por eso ya estamos trabajando con el Viceministerio del Agua en un proyecto para montar una nueva red de acueducto para surtir el municipio”, apunta.

Dicho proyecto cuya inversión asciende a $14.000 millones busca crear una nueva captación en el sector El Cucurucho, de la vereda La Sonadora. Además, según la secretaria de Medio Ambiente, Diana Flor Vargas, se está fortaleciendo la reforestación de bosques en 45 hectáreas aledañas a la actual bocatoma de la laguna de la vereda Quebrada Arriba; así como la compra de más predios para aumentar la zona de reserva.

También, según Vargas, se evalúa si incluir para el otorgamiento de nuevas licencias de construcción que las obras tengan elementos que garanticen un buen manejo del agua, como grifos ahorradores, dispositivos de almacenamiento de aguas lluvias y sistemas de reutilización de agua.

“Además se estudia si se pueden hacer reducciones en impuestos a los predios que tomen medidas para un mejor aprovechamiento de los servicios públicos”, apunta.

“Al caído, caerle”
Pero no todo el problema que atraviesa el departamento se le puede achacar únicamente al inclemente Niño. Pues, como sucede en El Carmen de Viboral, aparte de la severidad climática, las malas administraciones de los servicios públicos les están pasando factura a los más vulnerables.
De acuerdo con los residentes de las veredas Altogrande, Rivera y La Palma, el acueducto que surte a cerca de 1.048 familias y un colegio rural está sumido en un desbarajuste administrativo que ha traído graves consecuencias en la prestación del servicio que hoy, en el mejor de los casos, se da solo por cuatro horas en todo un día. Los vecinos hablan de cobros arbitrarios, desatención de la red e invasión de las bocatomas por particulares sin que la empresa haya hecho algo por mejorar la situación.

“Todo empezó desde que hubo cambio de junta de socios. A partir de ahí vamos para atrás. Hace un año el agua se iba por unas horitas, y ellos decían que era por daños que supuestamente arreglaban. Pero desde hace tres meses todo se complicó porque sin avisar empezaron a racionar el agua porque dizque seguían sin arreglar los daños. Hoy, a los ‘de buenas’ el agua nos llega a las 4:00 a.m., y se nos va a las 8:00 a.m. Pero hay familias que ajustan 10 días seguidos sin agua. La verdad es que este acueducto tiene 40 años y jamás había pasado algo así. Hay mucha incertidumbre frente al tema porque las cuentas han subido casi un 300% y la plata no se ve”, añade Diana Muñoz residente de Altogrande.

Entre los más afectados están cerca de 80 niños del colegio rural Altogrande que a raíz de la falta de agua han tenido que reducir su jornada escolar a solo cuatro horas. Además, por el momento las clases de educación física están paradas, pues por el calor los alumnos se quejan constantemente de sed.

La única esperanza de que los pequeños no se queden sin agua la carga doña Nancy, la aseadora, quien tiene que madrugar a llenar con la poca agua que llega en esas cuatro horas el tanque de 500 litros del colegio, con el que se surten todas las necesidades sanitarias.

De él se saca una olla que luego se hierve, con la que los niños llenan termos o a veces botellas de gaseosa para mantenerlos hidratados. Para muchos de ellos esos son los únicos sorbos de agua que puedan tener en todo el día.

“Los papás están muy preocupados porque a veces no pueden despachar a los niños por la falta de agua para bañarlos. Nosotros mandamos actividades para que las desarrollen en casa y recuperen las dos horas que no pueden estar acá, pero en materia educativa no es lo mismo”, comenta uno de los docentes.

La tensión y las acusaciones de lado y lado han escalado a tal punto que ha habido protestas y plantones en la sede del acueducto y en la Alcaldía, lo que también ha obligado a la intervención de la administración local –que según los lugareños ha brillado por su diligencia y atención en lo que la ley les permite– y el Concejo Municipal. Este último citó al recinto a los representantes legales del acueducto, pero los directivos de la empresa los dejaron plantados.

Por ahora en El Carmen de Viboral la comunidad dice haber logrado una primera victoria pues legalmente ya pueden citar a una asamblea extraordinaria en la que se escoja una nueva junta que ojalá, suplican, esta vez se preocupe por la comunidad y mejore las condiciones del acueducto.

“Además, hay una auditoría que se está haciendo, de la que esperamos los resultados para determinar las acciones legales a tomar. Ahí sabremos a ciencia cierta si hubo venta de derechos o si se sobrefacturaron los metros cúbicos, porque agua no había pero un cobro alto siempre hubo”, añade Leobardo Zapata, miembro de la Comisión en Defensa del Acueducto.

Racionamientos en firme
El director encargado del Dagran (Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia), Carlos Ríos, ratifica que son once municipios los que presentan algún tipo de desabastecimiento de agua. A raíz de esto, dos ya declararon la calamidad pública, por lo que habilitaron todos los protocolos y la coordinación de las capacidades operativas con las autoridades locales, así como los acueductos veredales y empresas de servicios públicos.

“Arboletes y Zaragoza ya plantearon la calamidad pública. Aunque hay que aclarar que es en unos puntos específicos de estos municipios y no en la totalidad de sus territorios”, explica.

Ríos indica que a raíz de la ola de calor, los cuerpos de bomberos de los 125 municipios están en alistamiento para enfrentar los incendios forestales que están ocurriendo y el tema del desabastecimiento de agua. De igual forma, señala que ya está preparada la coordinación de acciones con las demás entidades como la Policía, el Ejército y la Fuerza Aeroespacial.

Una de las estrategias de la Gobernación de Antioquia para paliar la situación actual es continuar con la entrega de carrotanques, de los cuales ya entregaron 16 y se espera próximamente seguir con otros cuatro. “Estamos destrabando otro contrato para la adquisición de más de estos vehículos y hacer su entrega en los próximos cuatro meses”, dice el funcionario.

En medio de esta contingencia, recuerda que la reducción del riesgo es una corresponsabilidad de todos los habitantes, toda vez que las manos de muchas personas, de manera directa o indirecta, han influido en muchos de los 207 incendios reportados y que han consumido 274 hectáreas.

“Hay que tener en cuenta de que aparte de la ausencia de lluvia estamos en la época de ‘quemas controladas’ que hacen algunos campesinos. Pero también tenemos casos de pirómanos como el capturado en Bello. Estamos trabajando con la Policía judicial para dar con estas personas que de forma irresponsable ponen en riesgo a la población”, advierte.

Concluye que es necesario enfatizar en que la situación actual no es ningún juego ni simulacro y que la creciente emergencia exige establecer estrategias urgentes con el fin de cuidar los bosques y las cuencas que rodean las fuentes hídricas “para evitar consecuencias más duras de las que ya tenemos como más desabastecimientos de agua”.

 

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