RimixRadio, Noticias para latinos
Vida

Ni la pandemia frenó la muerte en cirugías estéticas

POR ÁREA METRO .

A las 2:12 p.m. del pasado 19 de julio los médicos del Hospital La María de Castilla intentaban reanimar a Nelcy Rodríguez, una mujer de 55 años que había entrado a la sala de urgencias minutos antes en condición “cianótica, fría e hipoperfundida”; es decir morada, con poco oxígeno en su cuerpo y una temperatura de 34 °C (dos grados por debajo de lo normal) según consta en la historia clínica. Fueron 30 minutos de reanimación que no surtieron efecto: a las 2:43 p. m. doña Nelcy fue declarada muerta.

TOMADO DE: elcolombiano.comAntioquia - Medellín | El Colombiano, noticias.

En la sala de espera un médico le comunicó la noticia a Andrea Noriega, la hija, y le advirtió que no podía ver el cuerpo de la madre porque era sospechoso de coronavirus. Ahí comenzó la pelea por demostrar que la madre no tenía el virus -había una prueba del 14 de julio que lo confirmaba- y que sus complicaciones probablemente estaban asociadas a la cirugía que se practicó la señora el 15 de julio a las 6:00 a. m. en una clínica en Laureles.

En la sala de urgencias, en lugar de la familia, quien acompañó a la paciente fue la médica que Nelcy buscó para operarse. “Se interroga al médico que trae a la paciente, quien refiere que el día de hoy la visitó en su domicilio en revisión POP (posoperatorio)… refiere además que la paciente negó síntomas respiratorios altos previos al día de hoy”, dice la historia clínica del hospital. Eso a pesar de que en registros de la clínica donde se operó consta que doña Nelcy siempre reportó disnea; es decir, ahogo o dificultad para respirar.

La historia del fallecimiento se cerró diciendo que “la paciente tiene un cuadro clínico altamente sugestivo de tromboembolismo pulmonar masivo que la llevó a shock cardiogénico, dado el contexto posoperatorio”, pero señalando que por la contigencia asociada al coronavirus, no se podía descartar que estuviera contagiada. Por eso le practicaron una segunda prueba y su cadáver fue cremado, como ocurre con las víctimas del virus.

El camino fatal

Andrea cuenta que su mamá llevaba mucho tiempo ahorrando para la cirugía y que decidió aprovechar la cuarentena, en la que tenía sus actividades comerciales restringidas, para operarse: “Buscó a la doctora, que ella conocía porque le había hecho una lipólisis hace cuatro años. Ella nos contó que la médica le dijo que le iba a hacer la abdominoplastia y de regalo le iba a hacer una lipotransferencia para llenar unos huequitos, y que se lo dejó en $8,5 millones porque ya la conocía”.

Doña Nelcy escribió al número de whatsapp que la médica promociona en sus redes y una asistente le cobró por la cita de valoración y le indicó todos los exámenes que debía practicarse, incluyendo una prueba de coronavirus que salió negativa.

El día de la cirugía Nelcy llegó a las 5:30 a. m. con su esposo, fue operada y sobre las 4:00 p. m. regresó en ambulancia a su casa. “Ella llegó súper maluca, fría, sudorosa y decía que le dolía y se apretaba la boca del estómago. Decía que se sentía ahogada”, detalló la hija.

El paquete de cirugía incluía cuidados de enfermera por una noche quien, según Andrea, dijo que era normal. Durante los días siguientes le suministraron medicamentos, alimentos y zumos de uva isabelina, por indicación de la médica, incluso hubo una consulta de control presencial.

Durante los cuatro días de recuperación que tuvo en su casa, Nelcy siempre dijo que se sentía muy asfixiada y, según su hija, seguía “muy fría”. Hasta que el sábado 19 de julio en la mañana el panorama cambió: “ella pasó la noche con cólicos impresionantes. Pudo dormir un rato en la mañana y como a las 10:30 se paró y me dijo: ayúdeme que no soy capaz de caminar, no me hallo”.

La enfermera, que seguía con ellas, fue por la médica que llegó a la casa a revisarla. “Mi mamá le dijo que se sentía ahogada y la médica la ayudó a parar, pero mi mamá se desplomó y ahí no se volvió a parar”, contó Andrea. La misma médica, con toda la familia, salió con Nelcy.

La médica, cuya identidad se reserva hasta que avance el proceso judicial, le dijo a EL COLOMBIANO a través de su abogada, que con suficiente antelación le explicó a Nelcy los riesgos y complicaciones que se podían presentar. “La paciente acepta y con el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad se realiza la intervención quirúrgica. Egresa la paciente en buenas condiciones y bajo cuidado de enfermeria y vigilancia médica con todas las recomendaciones y medidas profilácticas (…) no obstante, el día 19 de julio refiere dificultad respitaria por lo cual, de forma inmediata es remitida”.

En busca de explicaciones

El día de la cirugía, el 15 de julio, según la Secretaría Seccional de Salud de Antioquia, ya el departamento estaba pasando de alerta amarilla a naranja y la realización de este tipo de procedimientos estaba prohibida.

Beatriz Lopera, profesional de la dirección de red de servicios de la Secretaría explicó que desde que se decretó la alerta amarilla “hay una suspensión de procedimientos no urgentes, eso incluye todas las cirugías”. La alerta naranja se decretó ese 15 de julio y la roja, dos semanas después.

Esas declaratorias según Lopera, se hacen porque todas las cirugías -así no sean estéticas- pueden derivar en complicaciones y el paciente podría requerir traslado a cuidados intensivos, algo que se desaconseja porque las camas están ocupadas, en su mayoría, por pacientes contagiados con covid-19.

La médica defendió que la cirugía no estaba suspendida porque la publicación de la alerta naranja no se había oficializado ese día. “Mediante decreto D2020070001688 del 15 de julio de 2020 se decreta alerta naranja en la ciudad de Medellín, el cual solo fue publicado en la gaceta departamental No. 22.663 y por tanto oponible y exigible a todos los prestadores de salud, el 17 de julio de 2020”.

Sin embargo la Seccional de Salud, apenas supo de la muerte de Nelcy, ordenó una visita de inspección. “Se procedió al sello y al cierre de unos quirófanos en el sector de El Tesoro, de nueve que había quirófanos se cerraron siete. Y se procedió con el cierre de las clínicas Dermolaser” (también llamada Láser, donde se operó Nelcy) y otra clínica en el sector de la Aguacatala, todas por no acatamiento de disposiciones que preveían restricciones sanitarias, explicó César Gómez Fonnegra, director de Red y Calidad de servicios de la Secretaría de Salud de Antioquia.

Ante la justicia

10 días después de la muerte de Nelcy, y cuando ya la familia tenía sus cenizas en la casa, la EPS Sura confirmó el resultado negativo de la prueba de coronavirus que le practicaron post-mortem a Nelcy.

Andrea, aún sin reponerse, buscó ayuda de abogados y ya interpuso las denuncias respectivas para que se investigue quién fue el responsable de la muerte de su madre.

Andrés Orión Álvarez, abogado que la representa, señaló que este caso se asemeja a muchos otros de “falsos cirujanos plásticos” que se han presentado en la ciudad, y que él mismo ha llevado. “Son los mismos grupos de médicos, organizaciones que comparten socios y que tienen la misma forma de actuar: operan en clínicas de baja complejidad que no tienen forma de atender a pacientes con fallas respiratorias u otras urgencias”. Agregó que el grupo de Valoración de daño corporal de la Universidad CES, conformado por médicos y abogados, estudiarán esos casos .

CONTEXTO DE LA NOTICIA

La congresista Margarita Restrepo radicó un proyecto de ley para regular la práctica de cirugías estéticas en el país. Lorena Beltrán, comunicadora y activista promueve la regulación de estos procedimientos, explicó que este es el sexto intento por legislar en la materia. “Desde 1992 el Congreso ha venido tramitando proyectos que no se aprueban. El último lo hicimos en 2016 con el entonces ministro de Salud, Alejandro Gaviria, y con asociaciones científicas”, dijo. Beltrán agregó que no se puede revictimizar a las pacientes, pues aunque es su responsabilidad indagar por las calificaciones de los médicos, hay muchas prácticas irregulares. “Las cirugías estéticas se las hacen hombres y mujeres, pero solo a nosotras nos señalan por vanidosas. Eso no me parece correcto”, sentenció.

 

El médico y exconcejal Bernardo Guerra, alertó sobre la falta de calificaciones de la médica implicada y sobre el hecho de que en la historia clínica apareciera otra doctora que, según Andrea, ni su mamá ni su papá conocieron o mencionaron nunca. “Es el mismo modus operandi que llevamos años denunciando. Un médico con calificaciones firma, pero opera otro que no tiene la especialización, que en el país toma seis años, es el que opera”. En efecto, en la historia clínica aparece que la cirujana a cargo del procedimiento es K.C y que como segunda médica está E.G (a la que Nelcy buscó). Esta última indicó que K.C es “especialista en Cirugía Plástica y Estética, debidamente convalidada por el Ministerio de Educación”. Sobre sus títulos, dijo que es médica y cirujana de la Universidad de Antioquia, con cursos superiores e intensivos en procedimientos faciales, lipomarcación abdominal y lipoescultura de la Asociación Colombiana de Cirugía Cosmética, una asociación que no es reconocida por la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, Acsc. Además tiene un título “Lato Senso en Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva. Universidad de Brasil”. Respecto a ese título, el médico Jorge Cantini, de la Fundación Universitaria de Ciencias de la salud, expuso ante el Congreso en 2016 que se trata de estudios tipo diplomado que duran entre 6 y 12 meses con asistencias presenciales (prácticas) menores a dos meses, en contraste con los ocho semestres que requiere un especialista en cirugía plástica, estética y reconstructiva del país. Cantini comparó esos estudios con las licencias de piloto: se requieren muchas horas de práctica para ejercerla.

Related posts

Rescatan 14 tortugas que iba a ser sacrificadas en Santander

PaisaEstereo

Día mundial del reciclaje: “Debemos concientizarnos y separar los residuos desde casa”

PaisaEstereo

La emotiva celebración de una mujer en Medellín tras vencer el cáncer

PaisaEstereo