POR DANIELA OSORIO ZULUAGA
Un profesor de la Pontificia Universidad Javeriana escribió una columna sobre la educación en línea titulada Darle clase a la pared. El texto es casi una carta de tú a tú entre Santiago Sanmiguel, el profe, y sus alumnos.
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“Una vez más frente a la cámara. Una cátedra más, pero sin gente… Yo sé que los estudiantes están ahí.
Solo que no los veo. No los oigo”, dice, mientras continua con palabras que hablan de lo que la virtualidad le ha quitado a las clases, como la comodidad de las risas después de un chiste flojo o la posibilidad de debatir porque casi nadie participa.
Mientras tanto, en las escuelas, Sandra Roldán, fiscal de la asociación sindical Adidas, que agrupa a los maestros y maestras del departamento; y Carlos Medina, un profesor del municipio de Ituango, donde el internet es un sueño y a duras penas llega la señal del teléfono, concuerdan en una frase que muestra el panorama del departamento: las clases virtuales llegaron a un país que no está preparado para ellas.
Empezar las clases
Desde el 16 de marzo, fecha en la que empezó la cuarentena para los estudiantes en Antioquia, la mayoría de instituciones quedaron en pausa y apenas retornan a las clases desde casa. Manuela y Mariana, estudiantes de décimo y undécimo grado respectivamente, empezaron clases virtuales desde la semana pasada. Al principio, como era de esperarse, hubo desorden y sobrecarga de tareas.
Los profesores no se han logrado poner de acuerdo con las plataformas en las que imparten clases y entender los temas y resolver los talleres ha sido todo un desafío que “al fin y al cabo nos ha dejado muchos aprendizajes y aún muchas cosas por mejorar”, admite Aguirre.
Sin embargo, este es, quizás, el panorama más alentador al que podría enfrentarse un alumno. Al menos 41,3 % de los hogares en Antioquia posee computador de escritorio, portátil y tableta pero solo el 54,7 % tiene internet, según la encuesta de Indicadores Básicos de TIC en Hogares (2018) del Dane. Hay familias que no pueden conectarse a la red, como la de Camila, que tampoco tiene computador y aún así cursa el grado once.
“Por ahora me estoy conectando desde la casa de un vecino que ha sido muy amable y me ha prestado el computador y el internet, pero sigue siendo muy difícil. Hemos tenido que cancelar clases porque no nos entendemos y porque a varios se nos cae constantemente el Wi-Fi, incluyendo a los maestros”.
El reto para los profesores
Las entidades se han acomodado a su ritmo. Por ejemplo, la secretaria de educación de Medellín, Alexandra Agudelo, aseguró que “por medio de la estrategia En Casa Aprendemos, se está garantizando el acceso a la educación de los 424.373 estudiantes matriculados en instituciones oficiales de Medellín”. Dicha estrategia comprende diversas formas de llegar a los hogares con y sin conexión a internet, como transmisiones por Telemedellín y repartición de cartillas.
Sumado a eso, Olga Lucía Sevilla, perteneciente al Programa Todos a Aprender del Ministerio de Educación, resalta la creatividad de los docentes para adaptarse a cada fase de este proceso de reinvención de un curriculum que estaba diseñado para la presencialidad y que ahora debe ajustarse a cada contexto.
En ese sentido, hay que reconocer que serán diferentes los retos para Yimmy Montoya, maestro en una institución pública del área urbana en la que solo cuatro de sus alumnos han manifestado no tener internet, que para Carlos, que trabaja en Candelaria Alta, una vereda a tres horas en chiva del casco urbano de Ituango.
Mientras que el primero ha logrado usar varias plataformas y grabar sus clases para hacerse entender, cosa que le agradecen mucho sus alumnos, el segundo tiene que llegar de algún modo a sus estudiantes que, lejos de contar con internet o computador, están recibiendo las clases por programas de radio y los talleres por mandados que van llegando en chiva a cada hogar.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARÉNTESIS
LA TECNOLOGÍA A FAVOR DE LA EDUCACIÓN
A María, profesora de preescolar de un colegio público del Aburrá, le tocó crear un grupo de WhatsApp para estar en contacto con sus estudiantes porque ninguno de sus 30 alumnos tenía computador. Se ha ideado clases y actividades enviando videos y se le ha alargado la jornada porque todo el día debe estar pendiente del celular. Esa misma descripción se repite para todos los docentes que, además de preparar y revisar los contenidos, deben solucionar las dudas de alumnos y padres de familia.