JULIANA GIL GUTIÉRREZ |
Gracias a la cuarentena, entre comienzos de febrero y abril, el planeta descansó. La ecuación es simple: la gente no sale en sus carros, el transporte aéreo está detenido y las fábricas no están operando. Pero ese relato comienza a cambiar y China es la primera evidencian de que los índices de contaminación vuelven a aumentar.
Entre abril y mayo, cuando empezó la reactivación económica en ese país, el material particulado (P.M. 2.5) y el dióxido de nitrógeno (NO2) alcanzaron niveles superiores a los que se estaban registrando antes de que comenzara el aislamiento obligatorio para frenar el coronavirus (ver gráfico), según un estudio revelado del Center for Research on Energy and Clean Air (Crea).
Así las cosas, la calidad del aire no solo retornó a sus últimos registros, sino que superó los índices de contaminación de las primeras semanas del año y del mismo periodo de 2019. Que la mejora en la polución durante la cuarentena sería temporal era un asunto que ya los expertos advertían, pero lo sorprendente es que con solo un mes de la nueva normalidad en China las mediciones empeoren, cuando ni siquiera está operando la totalidad del aparato productivo.
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La investigación de Crea, que tomó como referencia datos de 1.500 estaciones de calidad del aire, indica que, en términos generales, los niveles de contaminación tendieron aumentar más en áreas donde la quema de carbón es una fuente de contaminación. “Los registros de ozono están cerca del nivel récord de 2018”, dicen.
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Esos datos son solo de China y aún no se conocen las implicaciones de la reactivación económica en el ambiente en otros territorios. Alejandro Álvarez, doctorando en Educación para el Desarrollo Sostenible y profesor de la U. Eafit, explica que era evidente que la contaminación volvería a aumentar después del aislamiento, teniendo en cuenta la necesidad de la reactivación económica, “pero esta se ha pensado sin considerar las variables ambientales”.
El riesgo para la naturaleza y hasta la misma salud de las personas es que se llegue a picos récords de contaminación, es un escenario que ya China ha vivido dos veces en este siglo. En 2003, después de la epidemia del SARS, y en 2018, tras crisis financiera global, cuando la recuperación económica se llevó por delante consideraciones ambientales y la calidad del aire se redujo.
Por eso, para Álvarez la covid “nos ha dado un muestra de lo que puede implicar una crisis ecológica, lo que vendrá después. La lección tendría que ir encaminaada a pensar en sistemas de economía más equitativos y que permitan abordar asuntos ambientales”.
A pesar del contexto adverso para el clima, en el camino aparecen soluciones que pueden ayudar a converger las variables de naturleza y economía. Por ejemplo, Alemania explora cómo reactivar la venta de vehículos de una manera sostenible, buscando auspiciar la compra de carros eléctricos y no de diésel.
La revista Nature Climate Change reveló que las emisiones diarias mundiales se redujeron un 17 % con el coronavirus y el freno en la producción. La conclusión, según el informe de Crea, es que es obvio que la contaminación volverá, “lo que no lo es que sobrepase niveles previos a la crisis, especialmente cuando muchos sectores económicos todavía están tambaleándose” .