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Basura y maleza se tragan el lote destinado a la nueva plaza de Bello, ¿y la obra?

Las obras de la nueva plaza no comienzan. Los comerciantes se quejan de módulos temporales, a los que consideran incómodos y calientes. Hay dudas sobre el proyecto.

TOMADO DE: elcolombiano.com

Carmenza Pineda se fuma un cigarrillo. Cruza las piernas, se acomoda sobre la silla de madera. Hace dos años tenía un restaurante en la plaza de mercado de Bello. Ahora mira el lugar en que estaba la plaza, mientras da una chupada al cigarro: un espacio abierto, comido por la maleza, circundado por una lona verde. El lugar en que trabajó más de 20 años ya no existe. Pero, lo que más la preocupa, mientras suelta una bocanada, es que nunca más vuelva a existir.

Carmenza es una de los 104 comerciantes que trabajaban en la plaza de mercado. La historia comienza el 13 de agosto de 2018, cuando la administración municipal de entonces ordenó desalojar la plaza. El argumento es que la estructura estaba debilitada y podía colapsar. Para evitar la tragedia, argumentó la alcaldía, había que mover a los vendedores. Pero la acción terminó en caos; el Esmad y los venteros se enfrentaron.

Fallido el desalojo, un grupo de comerciantes puso una acción popular para que se les respetara el derecho al trabajo. Entonces continuaron con sus labores. Mientras tanto, el techo de la plaza amenazaba con ruina. El 3 de febrero del año pasado, a plena luz del día, sucedió lo inevitable: colapsó uno de los muros. Se vino al suelo sobre dos carros e hirió a dos personas. Las latas de los vehículos, retorcidas, quedaron bajo los escombros.

Nueve días después, en acuerdo entre la alcaldía y los venteros, el lugar comenzó a ser demolido. A la par, la alcaldía hizo un censo y entró a negociar con los vendedores. Los que querían seguir con sus negocios, recibieron unos módulos temporales mientras se construía la nueva plaza. Algunos decidieron no continuar, y la administración les dio una compensación económica que oscilaba entre $21 y $28 millones.

Ese proceso de negociación, como suele suceder, no dejó contentos a todos. Algunos, como el comerciante Guillermo Muñoz, sintieron que la compensación no había sido suficiente.

Los que sí quedaron contentos, al menos al comienzo, fueron los 68 comerciantes que recibieron los módulos temporales. La alcaldía les brindó esa solución momentánea, pero con condiciones. Por ejemplo, como no iban a tener suficiente espacio, y las condiciones de salubridad no eran las mismas, se les prohibió montar restaurantes y cafeterías.

Así le pasó a Carmenza, que no pudo continuar con su restaurante. Aceptó uno de los módulos, a regañadientes. Hoy se queja, mientras se fuma el cigarro, de que no vende ni la mitad de lo que vendía antes, en la antigua plaza: “Yo vendía desayunos, almuerzos. Acá vengo, me siento, y hago cualquier venta, pero no es nada. Estos puestecitos no ayudan. Estamos pasando dificultades”.

Reina la desesperanza

 

El lote de la vieja plaza se lo está comiendo la maleza. Sobre el suelo han arrojado neumáticos, desperdicios orgánicos y paquetes plásticos. En mayo de 2021, EL COLOMBIANO consultó a la Alcaldía de Bello sobre el futuro de la plaza. La respuesta fue que en el segundo semestre del año (2021) comenzaban las obras. Sin embargo, los venteros permanecieron en sus puestos temporales, esperando. Muchos han perdido la esperanza.

En uno de los módulos conversan tres hombres, viejos comerciantes de la plaza. “Acá estamos muy estrechos. Con un racimo y un bulto de papas, esto se llena. No creemos ya en que vayan a hacer la plaza. No han dado ni una palada. Llevamos un año acá y creemos que nada va a pasar”, dice Carlos Arturo David.

Su colega Enrique de Jesús Ortega siente lo mismo: “No sabemos por qué no han empezado siquiera los trabajos. ¡Bendito sea Dios! Quién sabe hasta cuándo vamos a estar en esta incomodidad. No le creemos nada a la alcaldía”.

Los comerciantes se quejan de que los nuevos módulos son estrechos y calientes. Foto: Jaime Pérez.
Los comerciantes se quejan de que los nuevos módulos son estrechos y calientes. Foto: Jaime Pérez.

Pero los retrasos para comenzar las obras no aquejan solo a los comerciantes. Un vecino del sector, que prefirió no hacer público su nombre, dijo que la maleza ha crecido sin control y que, asimismo, han proliferado ratas y culebras. “Esto nos tiene muy damnificados. Al sitio se entran los habitantes de calle. También tiran basuras, lo que despierta un mal olor. Se ha convertido en un peligro para los niños, que se exponen a los habitantes de calle”, dice.

Pese a la situación, algunos se mantienen optimistas. John, otro comerciante, comenta que las ventas no han desmejorado. Contrario a sus compañeros, cree que la plaza sí la van a construir y está a la espera de que eso se haga.

En lo que sí concuerdan los vendedores es en que la alcaldía ha estado ausente. Además de no iniciar las obras, se quejan de que no se les ha brindado información alguna y se sienten a la deriva. Mientras al lugar lo colonizan la maleza, las ratas y las culebras, la incredulidad toma más fuerza entre los comerciantes.

EL COLOMBIANO consultó a la alcaldía de Bello para saber por qué las obras no comenzaron el segundo semestre del año pasado, como se prometió. También se le preguntó por cuál sería el plazo para iniciar los trabajos. Sin embargo, no se recibió respuesta al cierre de esta edición .

ACÁ SE HARÁ LA PLAZA DE LOS COMERCIANTES

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