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Así es la monumental tarea de Saciar, el primer banco de alimentos del país que rescata 6.000 toneladas de alimentos al año

MANUEL SALDARRIAGA
Juan Felipe Zuleta Valencia

El banco de alimentos paisa cumplió 25 años de una labor que comenzó como una utopía y hoy hace posible que casi 170.000 personas reciban alimentos en Antioquia y otros 10 departamentos.

TOMADA DE:elcolombiano.com

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No es que lograrlo ahora sea fácil, solo que hace 25 años, cuando empezaron, la idea de recuperar comida y llevarla a los lugares en Medellín donde más la necesitaban parecía un idealismo que no iba a durar más que unos días. Así nació la Fundación Saciar, en medio de una ciudad cuyas laderas se copaban a un ritmo frenético con personas desplazadas víctimas del conflicto armado de todo el departamento, que llegaban a las terminales con una cobija y alguna muda de ropa y, sobre todo, con hambre. Una época en la que entrar a los barrios era entrar en zona de guerra y donde nadie, jamás, había escuchado de algún banco que trabajara exclusivamente para entregarlo todo a los demás.

Silvia Elena Llano y Pedro Nel Giraldo, la pareja de esposos que se embarcó en esta utopía, todavía tienen fresco el recuerdo de los primeros días en los no tenían más que un escritorio regalado, una oficina de 25 metros cuadrados y cuando salían casi solos de plaza en plaza de mercado en una carrera contrarreloj para pedir que les regalaran toda la comida en buen estado que en cuestión de horas, en medio de esa lógica absurda que todavía persiste, iba a ser desechada hacia los rellenos sanitarios o terminaría arrumada para pudrirse.

Hoy, el primer banco de alimentos del país, el “papá” de los otros 20 que existen, tiene presencia en 47 municipios de las nueve subregiones de Antioquia, en 10 departamentos, en las 16 comunas de Medellín y en tres corregimientos. Rescata 6.160 toneladas de alimentos al año, en una operación que lleva comida a la mesa de 170.000 personas y que involucra a cerca de 4.700 personas para hacerla posible.

Pero antes de explicar cómo lo hacen es necesario mostrar por qué para el país es fundamental la tarea que hacen Saciar y la red de bancos de alimentos. Resulta que en Colombia se desperdician 9,7 millones de toneladas de alimentos cada año. Las razones de esto son variadas e incluyen los modelos de comercialización que despilfarran miles de toneladas en el camino entre el productor y el punto de venta; los descartes de alimentos en procesos industriales; las que acaban en la basura por la oferta y demanda en los supermercados; y hasta la que botan en hoteles, restaurantes, incluso en las casas por no planificar bien la lista de mercado.

Juan Carlos Buitrago, director de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia –Abaco– lo ilustra de la mejor manera: con esas 9,76 millones de toneladas de comida perdidas podría alimentarse a toda la población de La Guajira con tres comidas al día durante 16 años seguidos.

En Antioquia, 46.700 niños sufren desnutrición crónica y más de 1.170.000 personas han tenido que bajar la calidad de los alimentos que consumen o tienen que saltarse alguna comida al día o pedir prestado algún tipo de alimento básico (arroz, unas lentejas) porque no tienen para adquirirlo. Por eso, el desvelo de Saciar desde hace 25 años es recuperar la mayor cantidad de alimentos antes de que terminen en los rellenos sanitarios mientras buena parte de la población aguante hambre.

En 2023, la Fundación Saciar recuperó y entregó 6.160 toneladas de productos. Lograrlo implica una monumental operación logística y estratégica que comienza con los aliados, las personas y empresas que a lo largo de los años han decidido sumarse. 788 benefactores entre minoristas, productores agrícolas, industrias, centrales de abasto y diversos comerciantes se contactan con Saciar para avisarles que tienen productos disponibles para ser recuperados.

Entre estos benefactores, hay un capítulo especial para los 611 productores en el campo, los grandes, medianos y los pequeños campesinos que dieron vida a Reagro, el programa de recuperación de excedentes agropecuarios que se convirtió en referente en el mundo y que el año pasado logró darle una segunda oportunidad a 3.440 toneladas de alimentos que de otra manera habrían terminado perdidos en los campos, las bodegas y hasta a orillas de carretera. Antioquia recupera casi 25% de los productos agropecuarios que alcanzan a tener una segunda oportunidad.

A partir de ahí Saciar moviliza el recurso humano y económico para llegar a tiempo a recoger toda la cantidad de alimentos que le ofrecen. 707 personas en el último año aportaron dinero de manera constante y esporádica para financiar la operación y otros 134 benefactores aportaron mantenimiento y capacitación.

Entonces, los embajadores salen a devorar kilómetros. Así les llaman a los conductores y al personal encargado de los 21 vehículos (17 de carga seca y refrigerada y cuatro de carga y pasajeros) que llegan a todos los rincones de la ciudad y a 22 municipios en total desde donde los llaman para rescatar los alimentos. Es una flota con capacidad para transportar 48 toneladas diarias. El año pasado recorrieron casi 238.000 kilómetros, equivalente a recorrer de extremo a extremo a lo largo del continente americano casi unas cinco veces.

La operación de transporte debe cumplir un cronograma impecable para que la comida recuperada llegue en buen estado a los centros de acopio en Medellín, Rionegro, Sonsón, Urrao y Apartadó. Una vez con los alimentos en su poder, empieza otra tarea titánica que es la distribución y dar vida a todos los programas alrededor de esta, pues según recordó Silvia, su subdirectora, la labor va mucho más allá de poner un plato de comida en la mesa de las personas más necesitadas.

El corazón de Saciar funciona gracias a 122 colaboradores en tareas logísticas, administrativas y estratégicas y también gracias a una red de más de 700 voluntarios que se distribuyen en varios puntos. Una vez se hace el debido procesamiento y clasificación de los productos que ingresan, se envían hacia las zonas donde finalmente servirán como alimento de casi 170.000 personas cada mes.

Parte de estos lugares son los nueve Templos Comedores y los dos Comedores del Corazón, que están en ciudades tan centrales como Medellín y Bello, pero también en sitios apartados como Istmina y Sahagún. Y también llega a 339 instituciones al año. Es allí donde la población beneficiada: niños, niñas y adolescentes; adultos mayores; madres cabeza de hogar reciben, además de alimento, acompañamiento nutricional, psicosocial, capacitaciones, educación, formación en emprendimiento.

Es el último eslabón de una cadena que para fortuna de miles de personas, se repite todos los días, mes a mes, desde los últimos 25 años y que ayuda a reducir, al menos en una fracción, esa realidad intolerable de un país que bota comida a manos llenas mientras millones esperan un plato de alimento para saciar el hambre.

 

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