PUERTO RICO:
Esta población enfrenta múltiples barreras tanto a nivel público como privado para acceder servicios.
Gran parte de la comunidad sorda que vive en el país ha enfrentado dificultades a la hora de buscar servicios, tanto a nivel público como privado. Servicios de seguridad pública, en agencias de gobierno, en hospitales, oficinas médicas, restaurantes, bancos, lugares de empleo, cines, supermercados, conciertos y gasolineras son algunos de los lugares donde más barreras han enfrentado.
Así se desprende de los resultados obtenidos a través de una encuesta digital y de grupos focales con maestros que trabajan con estudiantes sordos dirigidos por el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico para realizar el Estudio de Necesidades de la Comunidad Sorda en Puerto Rico.
“Lo que queremos es respaldar y fortalecer esa voz (de la comunidad sorda) en las comunidades”, dijo el doctor Orville Disdier, director ejecutivo del Instituto, sobre el fin de este esfuerzo que contó con Manuel Mangual como gerente del proyecto.
El epidemiólogo explicó que, de 739 adultos de 18 años o más residentes en la isla que contestaron la encuesta, se identificó que 9% eran totalmente sordos, la mayoría (62%) desde su nacimiento. Mientras, el 14% eran parcialmente sordos, de los cuales 66% tenían un nivel de sordera de severa a profunda.
Entre los hallazgos encontrados, el 86% de los totalmente sordos dijeron sentirse discriminados frecuentemente, mientras el 68% de los parcialmente sordos afirmaron lo mismo.
Mientras, el 12% dijo no conocer de la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA, en inglés), por lo cual Disdier advirtió a trabajar en esta área para que las personas conozcan los estatutos que les aplican para que puedan reclamar sus derechos y fomentar su cumplimiento.
El director ejecutivo del Instituto advirtió, además, que de los resultados de la encuesta se desprende las grandes dificultades que enfrenta esta comunidad al buscar servicios en distintos escenarios. Como ejemplo, mencionó que 84% de los totalmente sordos enfrentaron barreras al buscar servicios de seguridad pública, mientras 75% tuvo dificultades en acceder servicios de agencias de gobierno.
“Eso nos habla de dónde está la atención mayor que debemos prestar… Es un punto neurálgico que hay que atender y utilizar estos datos para tomar acciones ya sea reforzar o tomar acciones nuevas”, destacó Disdier.
Mientras tanto, entre los métodos de comunicación utilizados por los sordos encuestados se encontró que la mayoría (83%) recurre a lectura de labios.
“Eso nos dice que ha sido un reto enorme la mascarilla (durante la pandemia de COVID-19) para estas personas”, indicó Disdier.
Otros métodos de comunicación mencionados fueron señas ASL (64%), escritura (65%), verbal (59%), señales criollas (56%), intérprete (45%) y señales no formales (26%).
La encuesta también descubrió que 49% de los totalmente sordos no usan dispositivos auriculares, mientras 42% de los sordos parciales tampoco lo usan. Disdier advirtió que esto apunta la necesidad de indagar, en el seguimiento a este estudio, las razones de por qué no usan ningún aparato asistivo.
Otro dato importante encontrado en el Estudio de Necesidades fue que el 43% de los oyentes encuestados que viven con una persona sorda no han tomado cursos de lenguajes de señas. La mayor forma de comunicación mencionada con una persona sorda fue escrita y verbal.
“¿Necesitamos enseñar señas ASL al resto de la población? Yo diría que sí”, apuntó Disdier.
Como ejemplo, mencionó que según los encuestados el 63% de los sordos totales denunció que la comunidad no ha sido efectiva después de desastres naturales, como huracanes, terremotos y pandemias. El 58% de los sordos parciales afirmó lo mismo.
Disdier advirtió que esto debe servir para que se desarrolle política pública y se tome acción concreta para atender esta situación.
“Los educadores que participaron de los grupos focales coincidieron en que, en general, a los padres y/o encargados no se les da el apoyo necesario al momento en que se diagnostica al menor”, sostuvo.
Los encuestados también denunciaron dificultades para acceder información, principalmente en la televisión y conferencias de prensas gubernamentales.
Mientras, en grupos focales con maestros del Colegio San Gabriel, en San Juan, y del Centro Educativo Fray Pedro, en Ponce, se encontró que 32% no tuvo experiencia con estudiantes sordos durante su formación como docente.
“Existe una diferencia entre lo que es un intérprete y lo que un maestro. El rol del interprete es traducir la comunicación hablada a lenguaje de señas, mientras que los maestros cumplen con un rol pedagógico”, indica el estudio.
Además, se encontró que no existen muchos materiales que estén específicamente dirigidos para estudiantes sordos, por lo que los maestros deben de adaptar gran parte del material que imparten en clases. Entre los recursos tecnológicos más usados por los maestros se encuentran las computadoras, las pizarras inteligentes (“smart boards”), vídeos, películas, ilustraciones digitales y proyectores, entre otros.
“Para poder lograr esto, gran parte de los maestros buscaban ideas para hacer estos recursos que costean con su propio dinero”, señala el estudio.
También se encontró que todos los maestros participantes concuerdan que el Departamento de Educación parece no entender las necesidades reales que tienen los estudiantes Sordos. Según el estudio, la solución de Educación al trabajar con un estudiante sordo es brindarle un intérprete.
“Es bien importante que los procesos de comunicación efectiva ocurran desde la niñez temprana. Es importante que los padres y/o encargados de niños sordos y parcialmente sordos aprendan lenguaje de señas para que se puedan comunicar con los menores. Esto toma mayor importancia durante sus años escolares ya que ayudaría a reforzar destrezas aprendidas en la escuela y facilita procesos de enseñanza. En general, a los padres y/o encargados no se les da el apoyo necesario al momento del diagnóstico”, destaca también el estudio.
En resumen, se informó que diez de cada cien personas en Puerto Rico son sordos o tienen problemas de audición, mayormente del sexo masculino.
“La intervención temprana está atada al factor económico y al nivel educativo”, sostuvo Disdier, quien resaltó que lo más importante es promover esta información y llevarla a los foros pertinentes para “hacer ruido para que nos escuchen y vean la realidad de estos datos y toman acción sobre ello”.
Disdier advirtió que los hallazgos de este estudio, que se realizó entre enero y junio de este año y continuará con unos procesos de análisis y grupos focales hasta fin de año, serán compartidos con las distintas agencias de gobierno.
