Por sexta ocasión los habitantes del sur del departamento quedaron confinados por orden del ELN, que está en pugna con el Clan del Golfo.
Un paro armado del ELN en el sur del Chocó le suma una nueva tensión al cese bilateral del fuego con el Gobierno Nacional, que desde que se oficializó el pasado 3 de agosto, viene acumulando quejas y dudas de lado y lado.
Según la Defensoría, el pasado 14 de agosto se reactivaron los enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo, en su lucha por consolidar un corredor estratégico entre ese departamento, el Valle del Cauca y el Eje Cafetero.
Los tiroteos se concentraron en el área selvática del municipio Litoral del San Juan, especialmente en el corregimiento de San Miguel.
En un comunicado, el Frente de Guerra Occidental del ELN reportó que mató a cuatro de sus enemigos, entre ellos a un cabecilla apodado “Trili” o “W”, y dejó a otros cuatro heridos en el sector conocido como Caño Cocoperro.
A raíz de dicho combate, el grupo insurgente suspendió “el tránsito de cualquier medio de transporte durante 24 horas en todo el río San Juan y sus afluentes, desde las 00:00 horas del 16 de agosto hasta las 00:00 del 17 de agosto”, indicó el panfleto.
Javier Sarmiento Olarte, procurador delegado para los DD.HH., denunció que unas 25.000 personas quedaron confinadas en la zona, “sin acceso a salud, educación y alimentación”.
Fuentes de la región le contaron a esta diario que en la tarde del jueves, tras finalizar el lapso de tiempo del paro, continuaron los combates entre los grupos ilegales. A esto se sumaron los sobrevuelos de la Fuerza Aérea sobre la selva.
Choque de versiones
Según el Frente de Guerra Occidental, hay “un contubernio entre paramilitares del Clan del Golfo, disidencias de las Farc y las Fuerzas Militares en Chocó y Valle. Es inocultable el apoyo que les brindan en terreno a estos mercenarios”.
En un video publicado este jueves, el jefe negociador del ELN, “Pablo Beltrán”, se quejó porque, a su juicio, hay “una doble ofensiva contra la mesa de paz (…). En los territorios una serie de grupos iniciaron acciones ofensivas contra las fuerzas del Gobierno y las del ELN. ¿Qué buscan? ¿Dañar el cese? ¿Inestabilizar al Gobierno? Y el otro proceso, que se desarrolla en paralelo, es una ofensiva mediática”.
Añadió que en ciertas regiones hay “connivencia, cosas que el Ejército no puede hacer porque la ley se los prohibe, se las encomiendan a esos grupos”, como el Clan del Golfo, y citó un ataque en Nariño, en el que hubo insurgentes muertos.
De parte del Estado también hay reclamos al comportamiento del ELN. El fiscal Francisco Barbosa denunció que había un plan para asesinarlo a él, al excomandante del Ejército, general (r) Eduardo Zapateiro, y a la senadora opositora María F. Cabal.
El comandante de las FF.MM., general Helder Giraldo, reconoció el 7 de agosto que sus hombres investigaban seis casos de posibles violaciones a la tregua de parte de los rebeldes.
En diferentes escenarios, ambos bandos han dicho que no incumplen el cese.
Todos estos incidentes, incluido el último paro en Chocó, tendrán que ser analizados por el mecanismo de verificación del cese el fuego, mientras que la guerrilla y el Gobierno avanzan en su cuarto ciclo de conversaciones en Caracas, Venezuela.
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ANEXO: SEXTO PARO EN EL SUR DE CHOCÓ
Según las cuentas de la Defensoría del Pueblo, este es el sexto paro armado que promueven los grupos criminales en el sur del Chocó. En un informe reciente, la entidad recalcó que “los habitantes de Nóvita, Sipí, Istmina, Medio San Juan y Litoral del San Juan son los más afectados por los enfrentamientos entre grupos al margen de la ley. Son 41 comunidades afro y 11 comunidades indígenas las confinadas, un total de 8.275 personas, y seis las desplazadas (cerca de 700 personas)”.
Todos los paros tienen como telón del fondo la disputa entre el Frente de Guerra Occidental del ELN y el Bloque Pacífico Jairo de Jesús Durango del Clan del Golfo.