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Guerra de bandas contra Clan del Golfo tiene al rojo a Antioquia

Los frentes de las casas de varios sectores rurales del municipio de Segovia, uno de los más afectados por la reciente oleada de violencia, son violentadas con grafittis amenazantes por los grupos al margen de la ley. FOTO: JULIO CÉSAR HERRERA

La guerra entre los ilegales se ha agudizado en cuatro subregiones: Urabá, Occidente, Nordeste y Bajo Cauca. En tres de ellas los homicidios se han duplicado comparados con 2023.

Santiago Olivares TobónSantiago Olivares Tobón

En los primeros meses de este año se ha venido dando un fenómeno particular y preocupante en materia de orden público en Antioquia y es que en cuatro de las nueve subregiones se ha desatado una guerra por el control territorial. El protagonista en todas ellas es el Clan del Golfo, en algunos casos por reorganizaciones dentro de este grupo criminal, pero en otros casos por confrontaciones contra otras organizaciones delincuenciales que se están aliando para combatirlo.

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El escalamiento de la pelea preocupa porque se han aumentado los asesinatos, en algunos casos, hasta más del 100% en comparación con el año pasado.

Cabe recordar que el Clan del Golfo fue la primera estructura delincuencial en quedar por fuera de los intentos de paz total del presidente Gustavo Petro.

Las cuatro subregiones son Urabá, Occidente, Bajo Cauca y Nordeste, todas ellas conectadas geográficamente entre sí, y son las que en este comienzo de año vienen marcando en rojo sus estadísticas de asesinatos.

Farc y Eln contra el Clan

Uno de los conflictos más delicados tiene como centro una parte del Nordeste antioqueño y el Bajo Cauca, donde se vive un cruento enfrentamiento entre el Clan del Golfo y una alianza atípica entre el ELN y las disidencias de las Farc, tradicionalmente enemigas pero actualmente aliadas en esta guerra.

El apetito de los dos bandos por controlar la distribución de estupefacientes y, principalmente, la explotación del oro en las corrientes del río Cauca y en los socavones en las lejanías de los límites con el sur de Bolívar han hecho que esta disputa sin cuartel en este año no solo dejen 64 asesinatos, sino miles de desplazados.

De acuerdo con fuentes de inteligencia, en el Nordeste antioqueño se están presentando tres disputas, en las que en dos tiene velas las también llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), mientras que la restante se debe a una confrontación entre bandas locales.

La última referenciada se enfoca principalmente en Yolombó, Yalí y Vegachí, en donde algunas estructuras se están peleando el control del microtráfico con otras organizaciones locales, situación que ha cobrado cuatro vidas en estos tres municipios.

Amalfi tampoco se escapa de las confrontaciones, pues allí la disputa entre presuntos miembros de la banda El Mesa, originaria de Bello, e integrantes del Clan del Golfo, han llevado a que los asesinatos se hayan incrementado hasta en un 600%, si se comparan los números con 2023.

Finalmente está la disputa articulada que afecta por el lado del Nordeste a Segovia y Remedios, pero que también implica a El Bagre y Zaragoza, que es la alianza del Estado Mayor Central (EMC), como también se llaman a las disidencias, y el ELN contra el Clan del Golfo, que en las cuatro localidades implicadas ya contabilizan 28 asesinatos.

Andrés Preciado, director de Conflicto y Violencia Organizada de la Fundación Unidas para la Paz, explicó sobre la situación en esta parte de Antioquia que “la disputa en este corredor que une el Nordeste con el Bajo Cauca busca tener el dominio de las rutas de conexión hacia Venezuela que se tienen por el sur de Bolívar”.

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Segovia, especialmente su ruralidad lejana, ha sido la que más ha padecido este conflicto, ya que en sectores como Altos de Manila, Cancha Manila, Mina Nueva y el sector de Rancho Quemado esta confrontación ha dejado a más de 3.500 familias confinadas en los territorios y a miles de desplazados hacia las centralidades.

Tan delicada es la situación que la semana pasada las constantes amenazas llevaron a que Ana María Espinoza Pujol renunciara a su cargo como secretaria de Gobierno, siendo reemplazada por Yuli Viviana Pulido, quien deberá lidiar con este conflicto.

Urabá y Occidente

Las otras dos subregiones afectadas por el incremento de los asesinatos son Urabá y Occidente. En esta última el mayor predominio lo tiene la subestructura Edwin Román Velásquez Valle, pero en la cual habría algunas participaciones minoritarias de organizaciones locales y del Valle de Aburrá que estarían llevando a que haya un alza de los homicidios en un 200% tan solo en el Occidente.

En esta subregión, el municipio con mayor cantidad de asesinatos es San Jerónimo con tres, seguido por Santa Fe de Antioquia, Anzá, Dabeiba y Giraldo con de a dos casos cada uno, justamente localidades que en su mayoría se encuentran en cercanías a la vía hacia el Urabá antioqueño.

Luis Fernando Suárez, exgobernador encargado de Antioquia y quien estuvo a cargo de temas de seguridad desde el Seres de Seguridad Humana en la anterior administración, explicó que “en esta subregión hay un predominio importante de esta estructura, que en zonas como Buriticá están inmiscuidas de lleno en la disputa por el control del oro, que llevó el año pasado a una racha que dejó siete asesinatos en un solo fin de semana, una cifra elevada para esta zona”.

Continuando con el recorrido se llega hacia el corazón delincuencial del Clan del Golfo, el Urabá antioqueño, zona en la que este año el incremento de los asesinatos llega al 115,4% a raíz de los 28 asesinatos que van hasta ahora contra los 13 que se registraban en el mismo periodo de 2023.

Según Suárez, al ser esta una zona de monopolio de esta estructura delincuencial, la cantidad de asesinatos se debería más a un tema de reorganización interna, que estaría llevando a que se presenten algunos asesinatos internos, sino también muertes en medio de confrontaciones con la fuerza pública.

Fuentes judiciales aseguraron que la situación del Urabá y el Occidente también se encontraría articulada a lo que se vive en el Suroeste antioqueño, ya que en esta subregión habrían capturado a miembros de esta estructura que serían oriundos de Urabá, pero que se estarían reubicando en otras zonas como parte de la reorganización criminal.

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“Estos hechos estarían relacionados con el Clan del Golfo y también con la lógica del crimen organizado, teniendo en cuenta el regreso de la operación Agamenón, que busca la persecución tanto de alias Chiquito Malo como de alias Jerónimo, ya que en esta zona no hay una disputa sino un enfrentamiento con el Estado”, explicó Preciado.

Preocupa el Suroeste

Si bien esta subregión presenta disminución en los asesinatos, después del Valle de Aburrá es la que aporta más víctimas con 46, solo tres menos que el año pasado, de acuerdo con los registros de la Policía Antioquia.

Salgar, Titiribí y Concordia son los que más víctimas han aportado, con siete, seis y cuatro casos, respectivamente, en medio de una sanguinaria confrontación de las bandas locales y el Clan del Golfo por el control de la venta de estupefacientes, principalmente, en los territorios donde hay siembra de café.

“Hay que prestarle atención al Suroeste antioqueño porque hay una expansión de AGC que busca unir con Urabá contra el Frente de Guerra Occidental del ELN. Allí hay una confrontación con agrupaciones que ligan a alias R y a alias Carne Rancia que podría explicar el número de homicidios que se vienen presentando”, explicó el director de Conflicto y Violencia Organizada de la Fundación Unidas para la Paz.

En los días recientes se ha presentado una agudización del conflicto en esta subregión, principalmente en las zonas cercanas a Andes, ya que entre miércoles y viernes ocurrieron dos asesinatos en Andes y uno más en Betania, lo que daría muestra que se está agudizando la situación de orden público en este sector, que tiene participación de la AGC, pero con mayor fuerza de una estructura conocida como La Oficina de Andes.

No solo son muertos

Otra de las subregiones más afectadas por el conflicto, así sus números no lo certifiquen, es el Norte, donde se han registrado confrontaciones en Briceño, Ituango, San Andrés de Cuerquia y Toledo.

El municipio más afectado es Ituango, donde se han presentado cuatro de los 10 muertos que van en esta subregión de Antioquia, siendo, además, la única localidad en la que hay incremento de muertes.

Sin embargo, la principal intimidación de las bandas criminales ha llevado en los días recientes a que se presenten desplazamientos desde las zonas rurales hacia la centralidad para evitar verse implicados en una confrontación.

La disputa en estas zonas se concentra, principalmente, en un interés del Clan del Golfo por invadir territorios que históricamente han sido de dominio guerrillero, actualmente en manos del EMC.

En contraste con lo descrito, la situación en subregiones como el Oriente y el Valle de Aburrá, con descensos que superan el 40%, mantienen el perfecto equilibrio, lo que ha llevado a que las cifras globales estén a la baja.

En todo el departamento se contabilizan 278 asesinatos en este año, mientras que el año pasado, a la fecha, iban 286 y para el 2022 la cantidad ya superaba los 300 asesinatos en los 125 municipios.

Desde la Gobernación de Antioquia siguen trabajando en la ofensiva contra las estructuras criminales y entre ellas el Clan del Golfo que es la que tiene desbordado los asesinatos en Antioquia.

 

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