Por su parte Javier Gaviria, presidente de la Asociación Antioqueña de Ligas de Usuarios de Servicios Públicos, calificó la propuesta como sorpresiva e inentendible, si se tiene en cuenta que hay una normatividad clara al respecto:
“La suspensión de los servicios públicos la regula la Ley 142 de 1994 en la que se determina que solo se puede hacer por un incumplimiento en el pago o por un fraude en las conexiones de servicios públicos. El motivo del alcalde podría ser a su criterio justo, pero el procedimiento es ilegal. Una fiesta puede perturbar la tranquilidad y afectar la salud pública, pero para eso están los comparendos del Código de Policía”, dijo.
La concejala Dora Saldarriaga (Estamos Listas), quien además es profesora de Derecho Constitucional, indicó que a su juicio el mandatario no tendría las competencias jurídicas para ejecutarla, porque los decretos legislativos los expide el presidente y las medidas excepcionales por la emergencia tienen que ser o del presidente o con una delegación expresa del mismo. “Si no hay delegación expresa es extralimitación. Habría que revisar si se expide un decreto y eso tiene unas revisiones desde lo jurisdiccional si está desarrollando un decreto legislativo. También está el asunto de la proporcionalidad y habría que revisar si eso garantiza que se cumpla con el fin deseado que es que no se expanda el covid”, opinó.
Daniel Duque, también concejal pero del partido Verde, calificó como un “globo al aire” la propuesta y señaló que cortar el agua puede ser contraproducente, toda vez que una de las principales acciones de autocuidado recomendadas es el lavado de manos.
“Los servicios públicos, especialmente el agua, son derechos fundamentales y me parece que no se puede poner en riesgo porque alguien incumpla una norma. Es un objetivo de esta sociedad disminuir las fiestas y es cierto que necesitamos cuidarnos, pero la medida del alcalde es a mi juicio desproporcionada”, dijo.
Santiago Silva, profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de Eafit, y exsubsecretario de Cultura Ciudadana, criticó que estas propuestas prioricen lo coercitivo y lo sancionatorio sobre lo pedagógico, cuando está documentado que en un contexto como el actual es clave esa cooperación de la ciudadanía. “Esas amenazas de sanciones generan que la gente no se preocupe por cumplir el comportamiento que se les está pidiendo, que es evitar las reuniones asociadas a las fiestas”.
Silva cuestionó que se ponga el énfasis en el incumplimiento y que además se magnifique, “porque eso genera una desconfianza de la gente sobre los demás y que la gente crea que la mayoría no está cooperando”, opino.
Al cierre de esta edición preguntamos si había alguna ampliación del alcalde frente a la propuesta, pero la respuesta fue que no .