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En lote que se tomaron en Turbo construyen el nuevo “Envigado”

Imagen aérea del asentamiento Envigado en Turbo ,donde familias desplazadas ingresaron a un lote para adecuar el espacio. Foto: Camilo Suárez

Predio considerado por sus ocupantes como baldío se convirtió en tres meses en un barrio de 1.188 lotes.

TOMADO DE: elcolombiano.com

A 353 kilómetros de distancia se empezó a construir otro Envigado. Sin embargo, el homónimo del municipio del Aburrá es un incipiente barrio ubicado en el municipio de Turbo que ya ajustó cerca de tres meses de haber iniciado su construcción, la cual no ha estado exenta de polémica pues los ocupantes alegan que el predio es un baldío, hecho negado por la empresa que dice ser su dueña.

El barrio Envigado es un asentamiento de 17 hectáreas, donde hay ya 1.188 lotes para vivienda, en seis hectáreas restantes se espera crear una huerta. El espacio hace parte de la finca La Florida Nro. 2, anteriormente conocida como El Pozón. Hasta allí, el pasado 12 de junio llegaron inicialmente 10 familias desplazadas por el conflicto armado, principalmente de Necoclí, Chigorodó, Turbo y Currulao, en busca de un espacio en el cual pudieran levantar sus propias viviendas.

Se fijaron en La Florida porque, según ellos, este es un lote baldío que además está en poder de la SAE con el fin de usarlo para realizar la restitución de tierras a víctimas del conflicto. Con el paso de los días, al caluroso espacio llegaron más y más familias a ocupar el predio. Cinco días después ya eran 200, hasta de venezolanos, que querían quedarse en un pedacito de La Florida.

Entre el ruido del martilleo y del graznido de uno que otro pájaro que pasa por el lote, los ocupantes indican que el proceso es liderado por un hombre conocido como Joel y que la ocupación del predio no es una invasión, pues esta no se ha hecho de forma desordenada. De hecho, todo lo contrario ocurre en el Envigado de Turbo.

El nivel de organización y autogestión en la construcción del barrio es sorprendente, tal vez porque detrás de ella está una asociación conocida como la Asociación Agropecuaria de Víctimas por la Paz del Urabá (Agrovipaz).

La construcción del barrio se realiza de forma ordenada por una agremiación de víctimas que alega que el lote es un baldío. Foto: Camilo Suárez
La construcción del barrio se realiza de forma ordenada por una agremiación de víctimas que alega que el lote es un baldío. Foto: Camilo Suárez

Todos los beneficiarios se encuentran registrados en una base de datos con la que se vigila celosamente que no se cuele nadie que ya tenga propiedades, y hasta hay un coordinador por cada 100 familias que revisa los avances de su grupo y programa las tareas comunales que deben hacerse, así como la asistencia a las asambleas donde se definen las acciones más urgentes.

Además, también se coordina la recogida de residuos y desechos orgánicos para no afectar la zona.

“Empezar siempre es duro, pero acá nos mueve el afán de tener una casita. En apenas tres meses ya pusimos un puente de material y la luz con tres transformadores que conseguimos con la plata que recogimos. Ya hicimos un canal de más de un kilómetro y medio para no inundarnos, que también financiamos con ventas y rifas. Y la asamblea de hoy es para definir cómo vamos a hacer el pozo comunitario para aguas negras y aguas lluvias, así como la contratación de la maquinaria pesada”, comentó uno de los coordinadores del nuevo Envigado.

Entre el abrasador sol turbeño, los futuros ocupantes del barrio van construyendo sus casas con la ayuda de amigos o sus futuros vecinos. Incluso hay un lote separado para la Iglesia Cristiana Cuadrangular Monteverde que hasta personería jurídica tiene. Hoy las estructuras son de plásticos que ondean con la brisa, pero la ilusión de tener una casa con todas las de la ley es la motivación principal y en eso invierten los pocos pesos que tienen.

“Aquí cada quien ayuda u ofrece sus saberes en construcción para ir edificando las casas. Esperamos que nos dejen seguir con el proyecto porque nosotros no somos invasores, esta es una zona baldía. ¿Si nos sacan de acá, la Alcaldía a dónde va a meter 1.150 familias? Es más fácil organizar este sitio que mandarnos para otro lado”, comentó uno de los ocupantes.

Los más necesitados del Urabá llegan hasta el barrio Envigado en busca de cumplir el sueño de tener casa propia. Todas las actividades son autogestionadas con lo poco que tienen. Foto: Camilo Suárez
Los más necesitados del Urabá llegan hasta el barrio Envigado en busca de cumplir el sueño de tener casa propia. Todas las actividades son autogestionadas con lo poco que tienen. Foto: Camilo Suárez

“Yo hablo por mí, yo no quiero nada regalado. Si a mí me llegaran a legalizar este lote yo pagaría predial por él. Y eso ya ha pasado antes, vea el barrio Jesús Mora acá en Turbo. Eso antes fue invasión y luego lo legalizaron, y la gente hoy paga su predial”, comentó otro señor apoyado en un tocón de un árbol talado.

“Ellos son unos invasores abusivos”
Pese a los argumentos dados por los ocupantes, los propietarios del predio han mostrado su inconformismo por lo que consideran una invasión abusiva e ilegítima ante la impavidez de las autoridades, pues según argumentaron, ni el predio es un baldío ni tiene nada que ver con la SAE.

“El predio se encuentra en un fideicomiso con la firma Alianza Fiduciaria, la cual es la titular inscrita del terreno. Ellos, los invasores dicen en su discurso público que este predio colinda con otros dos que están a disposición de la SAE, y que se meten a él alegando que es baldío. Pero la explicación que no dan y que nadie les pide es, ¿si el bien era baldío o de la SAE esa era la forma de entrar? ¿Si yo veo que un bien es baldío o de la SAE puedo entrar abusivamente a ocuparlo?”, inquirió el abogado Juan Navarrete, apoderado de Alianza Fiduciaria.

La importancia de Urabá

Navarrete relató que el terreno antes era usado para ganadería por lo que la llegada de los que califica como invasores obligó al desplazamiento de los mayordomos que cuidaban del ganado, así como el traslado de 70 reses. En la adecuación del predio, según el abogado, los ocupantes también habrían talado cerca de 50 árboles sin que autoridad ambiental alguna se pronuncie.

Invirtiendo el poco recurso que tienen y con la ayuda de familiares, amigos y los nuevos vecinos, los habitantes de Envigado van levantando sus predios. Foto: Camilo Suárez
Invirtiendo el poco recurso que tienen y con la ayuda de familiares, amigos y los nuevos vecinos, los habitantes de Envigado van levantando sus predios. Foto: Camilo Suárez

El abogado también se mostró contrariado por la falta de atención de las autoridades a la problemática, pues indicó que aparte de la caracterización solicitada por la Inspección de Policía de Turbo, no ha habido más hechos por parte de las autoridades ambientales o policivas.

“¿Qué están haciendo las autoridades para algo tan básico como el tema sanitario? Aunque allá realmente habrá como máximo 150 familias y no las 600 que ellos dicen, eso genera un impacto ambiental que nadie revisa. Además, ¿Cómo y por qué hacen obras con maquinaria pesada? ¿Quién está financiando esas obras? Porque baratas no son. La Gobernación solo pide mandar oficios y las tres veces que ha ido la Policía no ha podido desalojarlos”, argumentó.

Por su parte, los habitantes de Envigado siguen sosteniendo que todo ha sido autogestionado y antes acusan a los propietarios de enviarles “muchachos” a dañar los materiales de construcción.

“Acá una vez llegaron 50 muchachos de Turbo a hacer daños, y a los días vino uno a pedir un lote. Cuando lo confrontamos nos dijo que a él le habían pagado $100.000 más una comida y que lo hizo por necesidad”, comentó un coordinador.

Sin embargo, el abogado negó el hecho y aunque admitió que se contrató personal, este estaba destinado a cercar el lote. “Es falso que se contrató gente para agredirlos. Es más, la tercera vez que se metieron nadie en Turbo quiso trabajar cercando porque los amenazaron”, contrapunteó.

La discusión entre ambas partes se sostiene pese a los intentos de mediación de la Alcaldía. Lo último es que el caso podría aterrizar en la Unidad de Restitución de Tierras, pues los campesinos indican que esta tiene injerencia, mientras que los propietarios de La Florida dicen que no. Aún así ya son cerca de 500 familias más las que estarían esperando vincularse al proyecto, porque aparte de plátano y verdor, en Turbo el ansia de tener una casa propia también abunda.

Cristian Álvarez Balbín
Cristian Álvarez Balbín

 

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