EL SALVADOR:
Por Maryelos Cea y LPG Datos
Casi un tercio de la población salvadoreña vivía en pobreza en 2022, según revela el informe completo de la encuesta de hogares realizada por el Gobierno salvadoreño.
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Encuestas realizadas por el Gobierno revelan que la población en pobreza monetaria, es decir, cuyos ingresos son insuficientes para sufragar los gastos más básicos, aumentó a 1.87 millones de personas en 2022 y esta cifra superó a la registrada en los cuatro años anteriores.
La Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (ONEC), dependencia del Banco Central de Reserva (BCR), publicó el martes el informe completo de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2022. A diferencia del reporte preliminar que difundió en marzo, y que solo contenía la cantidad de hogares en pobreza monetaria, el nuevo documento incluye también el número de personas que vivían en estas condiciones en 2022.
Según el informe, 1,868,206 personas se encontraban en pobreza monetaria en 2022, un incremento del 6.24 % en comparación con las 1,758,434 de 2021. Dicho de otra forma, durante el año pasado, un total de 109,772 salvadoreños engrosaron las filas de la pobreza.
Con este incremento, la población pobre de 2022 se convirtió en la más numerosa desde 2018, indicó LPG Datos con base en las EHPM publicadas desde 1998.
En 2018, la encuesta gubernamental reportó 2,051,702 personas en condición de pobreza. La cifra de 2022 incluso superó a los 1,816,735 de 2020, el primer año de la pandemia del covid-19, cuando la crisis sanitaria ocasionó profundos impactos económicos y sociales en todo el mundo. Solo en El Salvador se perdieron al menos 71,000 empleos formales durante la pandemia, según cifras del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).
El economista José Luis Magaña, quien forma parte del movimiento ciudadano AltavozES, afirmó que estas nuevas estadísticas demuestran que los hogares salvadoreños no han logrado recuperarse del impacto que provocó la pandemia «y la política pública no ha sido capaz de dar una respuesta eficaz al respecto».
Magaña señaló que El Salvador, a diferencia de países como Costa Rica, no ha logrado que la pobreza extrema -que se refiere a aquellos cuyos ingresos no alcanzan a cubrir el costo de una canasta básica alimentaria (CBA)- vuelva a los niveles previos a la pandemia por covid-19.
«Costa Rica también tuvo un aumento de la pobreza extrema en 2020, a raíz del covid-19, pero para 2021 ya habían recuperado los niveles prepandemia. De hecho, de los países de la región latinoamericana, en El Salvador es donde se ha experimentado un mayor aumento de la pobreza extrema, solo después de República Dominicana, que también ha logrado volver a reducirla desde 2021», dijo.
Las EHPM indican que 578,801 personas vivían en pobreza extrema en 2022, más que 2020 (550,174) y 2021 (532,869). Además, fue el dato más alto desde 2017 (496,145). La pobreza relativa, que se refiere a cuando los ingresos son insuficientes para cubrir una canasta básica ampliada, también superó los datos previos a la pandemia. En 2022, el Gobierno estimó 1,289,405 en estas condiciones, más que las 1,266,562 de 2020 y 1,225,565 de 2021.
Magaña indicó que el comportamiento de la pobreza «contrasta con el rebote de los indicadores macroeconómicos, que han recuperado los niveles previos a la pandemia», lo cual implica que «esa recuperación no llega a los hogares en mayor situación de vulnerabilidad, lo que nos está hablando que estamos ante un proceso de mayor desigualdad en la distribución de los recursos».
En abril, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) advirtió que El Salvador aún adolece de «rezagos para alcanzar los niveles de pobreza previos a la pandemia» y, además, hay «un retroceso de casi una década en la lucha contra la eliminación de la pobreza extrema».
Dado que la medición de la pobreza monetaria se basa en la capacidad de una persona de pagarse el costo de la canasta básica alimentaria (CBA), el precio de los productos influye en el indicador y en el último año El Salvador se ha enfrentado a una ola inflacionaria histórica.
Según la EHPM, aunque el ingreso promedio mensual de los hogares aumentó 3.6 % en la zona urbana y 6.5 % en la rural, el incremento de la canasta básica alimentaria fue mayor, llegando a 9 % en la ciudad y a 14.6 % en el campo. En 2021, la CBA costó un promedio de $178.43 en la zona urbana, pero aumentó a $194.52 en 2022. De la misma forma, en la zona rural pasó de $114.54 a $131.23.
En 2022, el 9.1 % de los habitantes del país no tuvo el dinero suficiente para cubrir el costo per cápita de la CBA, es decir, eran pobres extremos; y el 20.4 % estaba en la categoría de pobreza relativa porque sus ingresos no alcanzaron para sufragar una canasta básica ampliada, cuyo costo equivale a dos CBA.
El encarecimiento de los productos no ha cedido en 2023, en medio de perspectivas de pérdidas agrícolas por el fenómeno El Niño, que en el país provoca una reducción en el régimen de lluvias.
Preocupación por la inseguridad alimentaria en el país
La posibilidad de pérdidas agrícolas por El Niño y la inflación ponen en riesgo a las familias.
1- Alimentación
Según el informe Panorama Regional de Seguridad Alimentaria 2022, elaborado por agencias de Naciones Unidas, El Salvador es uno de los países de América Latina donde más aumentó la inseguridad alimentaria moderada o grave. Esta condición afectó a tres millones de personas entre 2019 y 2021. Es decir, uno de cada dos no comió lo suficiente o no comió.
2- Agro
Esta semana, el Ministerio de Agricultura y Ganadería admitió que ya se reportan daños en cultivos por la reducción de lluvias. Sin dar cifras, sostuvo que las pérdidas “no son tan significativas”. Organizaciones agrícolas afirman que ya perdieron 6,000 manzanas de maíz, las cuales tuvieron que volver a sembrarse, pero persiste el riesgo de que de nuevo se echen a perder.