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El grito de auxilio de las casas patrimoniales en Colombia

POR JUAN FELIPE ZULETA VALENCIA

La nueva figura de Vivienda de Interés Cultural asoma como la salvación para miles de inmuebles en el país, pero el tiempo juega en contra.

 

 

Al lado del Parque Educativo de Abejorral, en toda una esquina, hay una casa, o mejor los vestigios de una vivienda de más de 800 metros cuadrados que fue durante décadas la ensoñación de los habitantes del pueblo por su diseño y dimensiones, y que hoy expone un letrero gastado de “se vende”,

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ante la mirada de las gentes que pasan por el frente y la miran con una mueca de desconsuelo mientras murmuran que nadie se atrevería a enhuesarse comprándola. Allí, justamente en un municipio que según su alcalde, Julián Muñoz, arrastra un crítico déficit de vivienda.

Es la paradoja que enfrenta Abejorral, un pueblo que tiene 579 inmuebles declarados Bienes de Interés Cultural y un extenso Centro Histórico (de los 45 que hay en el país).

Desde el balcón de su oficina, el alcalde Muñoz repasa la cifra de casas patrimoniales que según el Dagrán están en riesgo de colapso de techo, son 150, de las cuales 30 están en estado crítico.

Dice el mandatario que el Ministerio de Cultura ha estado dispuesto, el problema es que con esto basta. La Ley 1185 de 2008 define un largo etcétera de requisitos para que dueños de bienes de interés cultural puedan hacer

intervenciones. Sin embargo, el mismo Estado recalca que tampoco puede invertir recursos en propiedad privada.

Es un problema que, salvo en Cartagena, Barichara y Villa de Leyva, lugares ampliamente cotizados, pone en un dilema a propietarios de estos inmuebles.

“El único caso exitoso de restauración total que tenemos es el inmueble que hoy pertenece a la cooperativa Coabejorral (al lado de la Iglesia). Aún con el dinero disponible, tardaron dos años para que Mincultura aprobara la intervención y tuvieron que sortear una serie de trabas, por ejemplo, les exigían usar un tipo de cal en las paredes que ninguno de los arquitectos contratados conocía. Además es una excepción, la mayoría no tiene recursos para adelantar una obra y el Municipio no cuenta con recursos para ayudarlos (es sexta categoría)”, cuenta el alcalde.

A finales de noviembre del año pasado el Congreso aprobó la nueva Ley de Vivienda y Hábitat, impulsada por el Gobierno. En el artículo 6 de esta iniciativa se incluyó la definición de la Vivienda de Interés Cultural –VIC–, figura que según explica en diálogo con EL COLOMBIANO el director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, Alberto Escovar Wilson-White, será crucial para la garantía de derechos de vivienda digna en los territorios y el rescate de la diversidad cultural.

“Con un trabajo conjunto logramos que entre sus políticas Minvivienda reconociera la importancia de las formas tradicionales de vivienda que son aquellas que responden al arraigo, a las características de los territorios, al clima, estilos de vida; y su construcción se hace a partir de las técnicas propias y con materiales que se encuentran en la región”, expone.

En la práctica, desglosa el director, esto dará paso a proyectos como las cuatro tipologías de vivienda aprobadas esta semana para reconstruir Providencia y Santa Catalina, que respetan las características y paisaje cultural del archipiélago y se adaptan a la variabilidad climática al tener, por ejemplo, normas técnicas de resistencia a huracanes.

Esta dinámica hará posible, además, recuperar oficios y técnicas tradicionales caídas en desuso, como la construcción en bahareque o tapia pisada. La carencia de expertos en estas artes ha impedido que en diferentes regiones los propietarios de inmuebles patrimoniales puedan intervenir oportunamente sus viviendas.

Las exitosas excepciones que existen al respecto demuestran que esta es una posibilidad capaz de combinar a la perfección el hábitat sostenible y la salvaguarda patrimonial. En Barichara, la tradición de maestros tapieros ha permitido expandir el paisaje urbano y garantizar vivienda a los habitantes del municipio a un costo favorable a pesar de la creciente cotización allí de la tierra.

Otro ejemplo lo ofrece Salamina, Caldas, donde no solo se conservan los inmuebles patrimoniales sino que se adelantan proyectos urbanísticos basados en el uso de bahareque y tapia.

“Hay un conocimiento acumulado desde hace un siglo y medio en el uso de tapia pisada y bahareque que ha dado como resultado la capacidad de construir viviendas sismoresistentes”, cuenta el profesor de Arquitectura de la U. Nacional, sede Caldas, Juan Manuel Sarmiento.

En esto han jugado y jugarán un papel fundamental las Escuelas Taller, un proyecto que con 27 años de experiencia y 10 sedes en el país ha logrado formar a más de 25.000 jóvenes entre 15 y 30 años en oficios tradicionales (construcción, artesanía, cocina, entre otros). De hecho actualmente jóvenes boyacenses realizan el primer piloto de viviendas de interés cultural en Tibasosa, construyendo casas con bloque de tierra comprimido.

Este año Mincultura abrirá la primera en Antioquia, que según cuenta Alberto Escovar, casi con seguridad quedará ubicada en los Talleres del Ferrocarril en Bello.

En cierta forma la ubicación es un revés para Abejorral, pues cuenta el alcalde Muñoz que en su visita en septiembre la entonces ministra Carmen Vásquez dejó entrever la posibilidad de hacerlo en Rionegro para impactar a los habitantes de los cuatro centros históricos del Oriente: Abejorral, Concepción, Rionegro y Marinilla. “Si podemos acceder a la Escuela Taller encontramos una solución que se sostiene en el tiempo porque nos deja formar jóvenes en mantenimiento y reposición de bienes patrimoniales”, dice el alcalde.

Asegura el director que aunque la sede sea Bello se podrá llevar la oferta a diferentes zonas y que sea allí donde se certifique.

Seguir en pie y adaptarse

Una vez el presidente Iván Duque sancione la ley, explica Escovar, los ministerios de Vivienda y Cultura trabajarán para que en el decreto reglamentario quede bien definido la forma en que el Gobierno “pueda apoyar con subsidios de mejoramiento viviendas declaradas bienes de interés cultural, priorizando las que integran Centros Históricos, y también mecanismos que les permitan a los propietarios realizar un aprovechamiento de sus inmuebles; que puedan hacerse subdivisiones y ofrecer una muy interesante y sostenible solución ante el déficit de vivienda digna”.

Esto justamente es uno de los clamores de Fernando González Correa, director de la Corporación Cívico-Cultural Arco, iniciativa que busca salvaguardar las manifestaciones culturales de Abejorral.

“Acá se encuentran casas de hasta 26 habitaciones, pero eran dinámicas familiares muy diferentes. Hoy son herencias que ya no tienen ni quien las habite ni las sostenga, reparar un techo puede costar hasta 30 millones de pesos. Nosotros somos los primeros defensores del patrimonio, pero creemos que pueden fraccionarse para darles uso a esos espacios y aún así conservar frontones o la misma fachada”, dice.

Propuestas como esas, cuenta González Correa, se han rechazado de tajo, propiciando una situación compleja. Varios inmuebles han sido intervenidos, sin permiso, amparados por la fachada original hasta que la construcción no tiene marcha atrás y el frente desaparece.

Algunas veces las autoridades locales logran frenarlo a tiempo, tal como ocurrió con aquella casa esquinera que hoy ofrece a la vista, a través de una ventana de madera que son vestigios de sus mejores días, unos ladrillos pegados que delatan la intención fallida.

Pero cada vez son menos quienes parecen estar dispuestos a dar la pelea para defender algo que es de todos, tal como aún lo hacen María Rocío Rosales Rincón, junto a sus hermanos y su tía, quienes heredaron la Casa Naranjada, la cual compró su abuelo hace 50 años.

La casa tiene más de 180 años y fue de las primeras en edificarse alrededor de la Iglesia. Su color particular, sus dos pisos que alcanzan 10 metros de altura y ser la única casa del pueblo que conserva sus calados y chambranas originales, siendo además muy elaborados, la han convertido en sitio de visita obligada por turistas y en un ícono del municipio sin la cual el parque principal perdería gran parte de su paisaje. «Nosotros le abrimos la puerta al que quiera entrar. Los turistas piensan que es un hotel y se sorprenden cuando ven que es una casa normal, pero nos gusta conservarla porque sabemos lo que significa para el pueblo», cuenta.

Lo hacen de porfiados, como se dice, porque cada vez les cuesta más plata combatir el comején de los techos, una plaga que afecta a todo el municipio y que tiene a un grupo de la Universidad Nacional investigando soluciones. Además para encontrar a alguien capacitado para hacer unos arreglos vitales de mantenimiento tardan meses.

De todos modos, en eso de estirar el tiempo, a la Casa Naranjada le va mucho mejor que a tantas otras. En Rionegro, otro Centro Histórico del departamento, hay una veintena en riesgo crítico, por citar otro caso en Antioquia.

Para varias de estas casas, a lo largo del país, posiblemente sea tarde cuando las soluciones lleguen

6 centros históricos tiene Antioquia, el más nuevo es el de Jericó declarado en 2016.

CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARÉNTESIS
OTROS AVANCES Y GARANTÍAS
En el decreto 2113 de 2019, en el Reglamento Colombiano de Construcción Sismorresistente NSR-10, se incluyó la investigación la ‘Evaluación e intervención de edificaciones patrimoniales de uno y dos pisos de adobe y tapia pisada’, lo cual era una deuda normativa para la protección del patrimonio.

Este año Mincultura presentará propuestas para ampliar ese Reglamento y que puedan construirse casas nuevas de uno y dos pisos con tapia pisada. Además, presentarán nuevas investigaciones alrededor de la guadua y la madera para comprobar su capacidad de sismoresistencia.

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