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¿Y qué fue de los barberos de Medellín en medio de la cuarentena?

DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES

La cosa es así: en Medellín, por cada 213 hogares existe una barbería, peluquería o salón de belleza, como lo prefiera llamar.

TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/

El Colombiano

Por lo menos en el papel, así lo registra la Asociación Colombiana de Barberos (ABC Barbers), con sede en la ciudad, que afirma que a corte de 2019 eran 3.423 los establecimientos formalizados, y vaya usted a saber los que no aparecen ahí. Calcule la millonada de cabellos que se cortan en la capital antioqueña, teniendo en cuenta que un adulto tiene más de 100.000. A menos que sea calvo, claro.

Es como si fuera la meca de los barberos en Colombia, con más de 9.000 empleos directos y 3.000 indirectos, señala la agremiación. Eso también implica que, con el aislamiento obligatorio por la covid-19, el golpe para quienes se dedican al oficio ha sido tremendo debido al cierre temporal de sus locales, pues no está contemplado dentro de las 35 excepciones del decreto presidencial.

—¿Cómo quiere el corte?

La recursividad solo se pierde con la muerte. Hay barberos que encontraron la forma para trabajar en medio de la cuarentena. Dante*, por ejemplo, aprovecha que vive en una unidad con 10 bloques de apartamentos en Calasanz, que no serán menos de 600 cabezas. Eso sí, no sale del conjunto y trata de ir donde clientes recomendados usando elementos de protección para hacer lo suyo.

Alterna las motiladas con sus clases virtuales, pues tampoco ha dejado de lado el octavo semestre de una ingeniería que cursa en la Universidad Autónoma Latinoamericana.

Mientras le pasa la uno por la cabeza a un vecino que lo llamó, cuenta que es el único de su familia que puede llevar algo de dinero al hogar, más allá de la pensión de su madre con la que pagan las deudas. En su casa no hay oficios que apliquen para el teletrabajo.

asson Mejía, presidente de ABC Barbers, entiende la situación de Dante, pues de hecho muchos de los 4.232 asociados le han enviado mensajes contándole cuál es la situación del gremio en distintas ciudades del país. Por eso junto a varios empresarios del sector peluquero comenzaron a enviar mercados a las familias más necesitadas. Ya lo hicieron con 60 hogares y la idea es seguir.

A diferencia de Dante, hay personas que no tienen una unidad completa a la que cortarle el pelo. Luz Elena Mesa, que vive en Castilla, tiene su peluquería en Belén y desde que empezó la cuarentena está encerrada en casa, sin posibilidad de facturar.

En condiciones normales ella atendía hasta ocho personas al día, pero incluso desde marzo, antes del aislamiento, comenzó a bajar la afluencia, pues muchos de sus clientes son adultos mayores, y al ver las noticias temieron un posible contagio en la calle.

—¿Cómo desea la patilla, cuadrada o en punta?

Dante confiesa que trabajar a domicilio lo asusta, pero es eso o sufrir por necesidades en casa. A la par que sobrevuela a su cliente con la tijera para emparejar el corte, dice que jamás imaginó vivir una situación de este calibre. Agradeció que hace seis años, por curiosidad, le dio por hacer un curso para aprender a motilar.

En la barbería tenía que pagar un cupo por su puesto de trabajo, que por ahora quedó congelado, y aunque no gana tan bien como antes, con los 12.000 pesos que cobra por servicio puede ir a la tienda del barrio o al supermercado y llenar la alacena.

Luz Elena, a quien por fortuna la dueña del local le suspendió el cobro, no puede estar tan campante en casa. Aunque se ha dedicado a cuidar a su hijo, que tiene complicaciones de salud, y a sus padres mayores de 70 años, dice que tiene cuentas por pagar y no siente que el estrato 3 esté recibiendo muchas ayudas.

Su esperanza es que flexibilicen las medidas y que las peluquerías puedan funcionar, así sea implementando las más estrictas medidas de higiene y seguridad, usando tapabocas, guantes, desinfectando las herramientas y evitando aglomeraciones.

Por este estilo, entendiendo la necesidad del gremio, que vive del día a día, es la propuesta que esta semana compartirá Mejía con el Gobierno Nacional. La idea es que se permita reabrir los locales adecuando distanciamiento entre los puestos de trabajo, de un metro y medio a dos metros, que cada barbero use los elementos de protección personal, y agendar citas con espacios de 45 minutos para tener tiempo de limpiar y esterilizar los utensilios del oficio.

—¿La parte de atrás, marcada o desvanecida?

De esta salimos, expresa Dante mientras con la cuchilla da los últimos toques a su vecino. Su plan es seguir haciendo cortes en lo justo, sin arriesgarse ni poner en peligro a su familia, aunque es consciente que todavía falta tiempo para que todo sea como antes.

Luz Elena piensa que cuando pase lo peor de la pandemia tendrá un nuevo comienzo. Será como empezar nueva vida y quizás buscará otro trabajo, uno que no la deje en medio de la incertidumbre ante situaciones como las que estamos viviendo.

—Listo, caballero, ¿desea mirarse en el espejo?

*Nombre cambiado a petición de la fuente.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

LA MICROHISTORIA

A MOTILAR AL PERSONAL MÉDICO

Por estos días, Víctor Munar, mejor conocido como Montro, el barbero que le cortó la melena a René Higuita, presta un servicio como voluntario. Ante el cierre de su barbería por la cuarentena, además de vender herramientas para corte y estilo a través de sus redes sociales, va dos veces por semana a la Clínica Medellín, en Belén, donde con autorización del Municipio y de la entidad maneja la imagen del personal de la salud, que le había dicho que con el trabajo no le quedaba tiempo para ir a una barbería. “Es más que aplaudirlos, es prestarles un servicio que ayuda a bajar el estrés que pueden cargar”, expresó Montro.

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