Estudios genéticos de dos laboratorios distintos identificaron a la felina de Amalfi como un ocelote.
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La historia del primer ocelote albino reportado en el mundo comenzó en noviembre de 2021, en el Cañón de El Mata, un paraje a cuatro horas del casco urbano de Amalfi. Unos lugareños encontraron una hembra completamente blanca y reportaron su presencia a las autoridades ambientales del municipio. Los funcionarios se internaron en la montaña tras el rastro de un animal muy extraño. Una vez lo tuvieron en sus manos dieron aviso a los miembros de Corantioquia, quienes se desplazaron al pueblo junto a expertos de la Universidad CES.
La primera evaluación dio como resultado que el animal era una hembra infantil, de “440 gramos, ojos rojos y pelaje blanco, extremadamente inusual. Se encontraba letárgica y con baja condición corporal”. Es decir, las autoridades llegaron justo a tiempo: de haberse demorado unos cuantos días más el animal habría muerto. Los individuos albinos no suelen pasar de la etapa de la infancia, son muy frágiles, están aquejados por muchas enfermedades, cuenta Jorge Aubad, director del Parque de la Conservación.
Por disposiciones legales, el 23 de diciembre el animal le fue entregado al Parque de la Conservación porque por sus condiciones de salud no podía ser devuelto a las montañas. Desde entonces la felina ha estado allí, en medio de un hábitat construido especialmente para ella. A esta altura ha alcanzado la edad madura y un peso de 12.8 kilogramos. Su dieta consiste en 700 gramos diarios de carnes rojas y de pollo, informa el comunicado de prensa de Corantioquia. Los estudios médicos han detectado que la felina carece por completo de la visión, pero ha desarrollado bien los sentidos del olfato y el oído.
Tras unos meses de estudios genéticos, en los que intervinieron Laboratorio de Genética Animal de la Universidad de Antioquia, coordinado por el profesor Iván Darío Soto, y el Laboratorio de Identificación Genética Forense de Especies Animales de la Dijin, se llegó a la conclusión que la felina pertenece a la especie Leopardus pardalis, la tercera más grande de Colombia, después del jaguar y del puma. Más aún, el ocelote es uno de las seis especies de felinos silvestres que hay en Antioquia. A parte del jaguar y el puma, los otros tres son el margay, el yaguarundí y el tigrillo lanudo. La identificación se hizo a partir de la secuenciación de los genes Citocromo Oxidasa y de su comparación con bases de datos internacionales.
La mutación relacionada con el albinismo es común entre humanos y ratones de laboratorio, no así entre felinos. Y en estos casos se da en poblaciones con altos niveles de consanguinidad. Aunque oficialmente el ocelote no se encuentra en el registro de animales en peligro de extinción, sí es una especie muy afectada “por atropellamiento en las vías y la pérdida de los bosques”, dijo Aubad.