POR DANIELA OSORIO ZULUAGA
Era domingo en la tarde y Juan Manuel Botero pidió un domicilio como cualquier otro: un mercado con varios productos básicos. El pedido, que había sido realizado mediante una aplicación, lo aceptó Yenshy Alberto.
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Juan Manuel esperó paciente a él que comprara las cosas y a que dijera que ya se dirigía a su apartamento. “Yenshy, no hay necesidad de que venga hasta acá. El pedido es para usted ¡Disfrútelo!”, le escribió cuando supo que ya tenía los productos solicitados en sus manos.
El mensaje le sorprendió tanto al repartidor que Juan Manuel lo tuvo que llamar para explicarle que lo hacía porque agradecía que él siguiera trabajando mientras muchos otros se cuidaban en casa. Así empezó la iniciativa.
Más tarde, Botero compartió la idea con sus amigos cercanos con un texto corto que incluía estas palabras:
“Muchas personas están trabajando día a día y nos ayudan en esta época tan dura que todos estamos viviendo. No nos quita más de cinco minutos, la idea es pedir un domicilio por medio de alguna aplicación y en el momento que el repartidor lo reciba, comentarle que es para él o ella”.
La idea empezó a ser replicada, cientos de personas compartieron en sus cuentas de Instagram y Twitter los mensajes de los repartidores en medio de la nostalgia por recibir esta ayuda en un momento que se torna difícil para cualquiera que viva de lo que produce a diario.
Favores por montones
A Manuela, una de las personas que se unió, su repartidor le dio las gracias diciéndole que había estado pensando todo el día en qué iba a comer en la noche con la situación tan difícil y le dejo en la portería de su edificio una chocolatina con una nota, en la que le decía lo feliz que lo había hecho y le dejaba su número por si algún día necesitaba algo.
Así, de persona en persona, la idea se hizo viral y a Juan Manuel le empezaron a escribir personas para sumarse de algún modo.
Sus cuentas, que hasta ese momento eran privadas, tuvieron que volverse públicas para que las personas pudieran ver lo que estaba sucediendo y entendieran la dinámica de la idea.
Ciudadanos desde varias partes de Colombia, Argentina, México y Chile han pedido sus domicilios y los han donado con la etiqueta #SonrisasDesdeCasa.
Pero la idea no es solo con las personas que se dedican a llevar domicilios. “Quienes no cuenten con estas aplicaciones pueden replicar la idea con personal de seguridad, con las personas de las porterías, con cualquiera. Lo importante es seguir repartiendo esas sonrisas que llegan al alma”, explica Juan Manuel.
Aunque él empezó sin imaginar que la iniciativa llegara a viralizarse, ahora está dispuesto a seguir guiando a personas que quieran ayudar de cualquier forma. “No estamos aliados a ninguna marca ni nada de eso, pero si estamos abiertos a cualquier forma de ayuda, la idea es esa, no parar de regalar sonrisas”, concluye.
Los domiciliarios están cobijados por el decreto nacional del aislamiento obligatorio para seguir prestando su servicio durante la cuarentena.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
¿QUÉ SIGUE?
OTRAS IDEAS PARA AYUDAR A LOS DEMÁS
La cuarentena nacional ha despertado la solidaridad de los antioqueños. En estos 15 días de aislamiento preventivo obligatorio se han visto iniciativas para ayudar a vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, desempleados, trabajadores independientes, adultos mayores y hasta animales callejeros. Las ayudan van desde dinero, mercados o productos de aseo, hasta ofrecerse para hacer favores y recibir llamadas de personas ansiosas. Puede encontrar estas iniciativas en la página web de EL COLOMBIANO en una nota titulada: 10 iniciativas ciudadanas que puede apoyar durante la cuarentena en Antioquia.