PERÚ:
La gestión de las áreas del SINANPE y otras modalidades de conservación, permitieron sobrepasar la meta Aichi estimada para el 2020 respecto a cobertura terrestre de los sistemas de áreas protegidas.
En el 2010, el Perú y otros 195 países se comprometieron a cumplir 20 metas de conservación biológica llamadas metas Aichi. Una de estas metas requería que para el 2020, el 17% de las zonas terrestres (incluidas las aguas continentales) se conserven y gestionen por medio de sistemas de áreas protegidas y de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas, estando integradas a paisajes terrestres más amplios.
Durante el último año, SERNANP y WCS Perú evaluaron el logro de esta meta en el ámbito terrestre, presentando dos tipos de resultados: a nivel de paisaje espacial, definido por la superficie que conforman todas las áreas naturales protegidas, y a nivel de paisaje ecológico, definido por las ecorregiones que hay en estas áreas.
Esta información es un insumo clave para la identificación de sitios prioritarios que permitan mejorar el diseño físico del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SINANPE), y así optimizar la gestión del sistema. Asimismo, estos resultados facilitan la identificación de las características físicas (tamaño y forma) y funcionales (agregación y conectividad) que deben fortalecerse para mejorar el diseño físico del SINANPE para la conservación.
Resultados a nivel espacial
Conocer si el SINANPE ha alcanzado las condiciones físicas requeridas, en cuanto a su estructura y función, es necesario para lograr los objetivos de conservación a partir de la implementación de estrategias de gestión. A continuación, presentamos los principales resultados alcanzados al 2021:
El diseño del componente físico del SINANPE, conformado por Áreas Naturales Protegidas de administración nacional (ANP), Áreas de Conservación Regional (ACR) y Áreas de Conservación Privada (ACP), alcanza la representatividad espacial esperada del 17% del territorio nacional. Al considerar, adicionalmente, otros 5 mecanismos de conservación, como reservas indígenas, reservas territoriales, concesiones para conservación y concesiones para ecoturismo y zonas de agrobiodiversidad, la meta es superada, llegando al 20% de representatividad del territorio nacional.
Este resultado se debe en gran medida a las áreas Amazónicas, demostrando que aún es necesario un mayor trabajo para mejorar la representatividad geográfica de la costa y sierra del Perú.
Adicionalmente, el componente físico del SINANPE presenta un bajo grado de fragmentación, con extensiones de áreas protegidas mayores a los 20 000 km2, y con poca vulnerabilidad a ser transformado por aquellas perturbaciones que ocurren fuera del mismo (efecto de borde).
A pesar de ello, su nivel de conectividad es baja, es decir, los elementos que conforman su componente físico se encuentran alejados unos de otros. Esto afecta principalmente a especies con poca capacidad de dispersión, como los anfibios, aves y mamíferos pequeños, especialmente en las regiones de la costa y sierra.
Resultados a nivel ecológico
Al evaluar el diseño del SINANPE, tomando en cuenta el paisaje ecológico que se encuentra en su interior, ayudaría a saber si este sistema mantiene una buena muestra (representatividad) de las ecorregiones existentes en el Perú así como su estado físico, conociendo su nivel de fragmentación, conectividad y su resistencia a transformarse debido a las alteraciones por actividades humanas alrededor del área (efecto de borde). Entre los principales resultados presentados encontramos que:
Las áreas naturales protegidas de administración nacional que conforman el SINANPE mantienen muestras representativas, poco fragmentadas, poco vulnerables a ser transformadas por el efecto de borde y bien conectadas de las cinco ecorregiones amazónicas, además de las Yungas, Sabanas del Beni y Manglares de Tumbes – Golfo de Guayaquil.
Las áreas protegidas de administración regional (ACR) y privada (ACP), así como los 5 mecanismos de conservación mencionados anteriormente, juegan un papel fundamental. Esto debido a que permiten que otras ecorregiones como los Páramos y Bosques Montanos de la Cordillera Real Oriental mantengan muestras más representativas y mejor conectadas en el sistema.
Para el resto de las ecorregiones como los andes centrales, bosques secos, bosques montanos, desierto de sechura y punas, el diseño del componente físico debe ser mejorado, ya sea considerando sólo las ANP de administración nacional (incluyendo también las ACR y ACP) o incluso incorporando otras modalidades de conservación como elementos del sistema.
Los esfuerzos por mejorar la conformación del SINANPE e integrarlo de manera estratégica al territorio deben realizarse, principalmente, para las ecorregiones de la región costa y la región andina donde el paisaje espacial y ecológico tiene las mayores debilidades no sólo en representatividad, sino en el grado de conectividad de estos elementos ecológicos.
Asimismo, estos resultados muestran la importancia de considerar un enfoque territorial en la gestión de este sistema, en la que también se consideren otras modalidades de conservación (OMC) basadas en áreas como las concesiones para conservación, zonas de agrobiodiversidad, reservas indígenas, paisajes culturales u otros.
Finalmente, es importante considerar el aumento del tamaño de los elementos que conforman el sistema y su conectividad. Para lograrlo, es clave tener metodologías claras y vinculadas a objetivos de gestión del SINANPE para alcanzar los resultados esperados. Esta metodología, así como sus bases conceptuales, han sido trabajados y sistematizados por el SERNANP y WCS en el “Documento de trabajo Nº 49: Monitoreo del componente físico del sistema nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SINANPE)” y en el storymap “Evaluación fisionómica y funcional del componente físico del SINANPE”.