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¿Guatemala siguió el camino correcto para relajar las medidas contra el covid-19?

GUATEMALA:

Por Ana Lucía Ola

Vacunación, testeo, seguimiento de casos, son las acciones que como mínimo Guatemala debe llevar a cabo ahora que relajó medidas contra el covid-19 para evitar repunte de casos.

TOMADA DE:https://www.prensalibre.com/

“No uso mascarilla porque ya dijeron que no era obligatorio”. Así responde un vendedor de verduras en un mercado de la zona 11 capitalina, que según el semáforo epidemiológico está en alerta anaranjada. Para él y su familia el coronavirus es cosa del pasado.

Frente a actitudes cómo está ¿era prudente que en Guatemala se relajarán las medidas sanitarias para evitar la propagación del covid-19?

Desde hace dos semanas el Ministerio de Salud tomó la decisión de dejar a discreción el uso de mascarilla en lugares abiertos en municipios en alerta anaranjada y amarilla, y eliminó el límite de aforos sin distinción de espacios.

Es un arma de doble filo, pues si bien los contagios son ahora menos comparados a olas anteriores, el país aún no alcanza los niveles mínimos de gente vacunada contra el virus para enfrentar un posible repunte de casos, como también para evitar la aparición de nuevas variantes.

Países como Estados Unidos, España, Dinamarca, Finlandia han vuelto a la normalidad, pero su cobertura de vacunación es alta -entre el 66 y 83 por ciento-. China está cerca de que nueve de cada diez de sus habitantes estén inoculado contra el covid-19, sin embargo, de nuevo reforzaron las medidas sanitarias y adoptaron la política “cero covid” con confinamientos de ciudades enteras, por la aparición de casos positivos.

En Guatemala la realidad es otra. El país está a un punto porcentual de la mitad de población inoculada recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que un país alcance la protección de rebaño. El porcentaje mínimo con esquema completo debe ser del 70 por ciento, pero actualmente solo el 34 por de los guatemaltecos tiene las dos dosis contra el coronavirus.

Ciro Ugarte, director de Emergencias en Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señaló a Prensa Libre durante la pasada conferencia semanal de actualización del comportamiento del virus en las Américas, que Guatemala ha realizado esfuerzos para ampliar la cobertura de vacunación contra el covid-19 y que ya incorporó a la población infantil dentro del plan nacional de vacunación.

Sin embargo, también refirió que el riesgo de eliminar las medidas de salud pública en los países debe estar en función de la capacidad de respuesta que este tengan ante cualquier nuevo brote de la enfermedad, además de prestar atención al nivel de transmisión comunitaria, un riesgo en territorios donde la cobertura de vacunación es débil.

Los reportes del tablero de la Situación Covid-19 en Guatemala muestran que en las últimas semanas de enero de este año las cifras de contagio aumentaron y se llegó al 7 de febrero con 5 mil 256 casos positivos, pero la curva comenzó a descender y el promedio diario de abril y hasta la primera semana de mayo es de 530. La ocupación hospitalaria disminuyó, mientras que las defunciones comparadas con las olas anteriores también son menos, un comportamiento que no es lejano a lo que acontece en los demás países de la región.

Pese a que los contagios hayan disminuido y las defunciones sean menos, Ugarte mencionó que era “importante vigilar la situación de la transmisión, -como también- hacer pruebas (hisopados) principalmente cuando se relajan las medidas de salud pública y de distanciamiento físico y otros, incluyendo las recomendaciones del uso correcto de las mascarillas en espacios cerrados con ventilación deficiente”.

Hizo hincapié en la necesidad de observar “cuál es la capacidad del país -para relajar medidas- y tomar una decisión adecuada manteniendo la vigilancia activa de los casos sospechosos, el aislamiento, la cuarentena cuando corresponda de los contactos, y con eso podremos avanzar juntos en este proceso”.

Los retos del Gobierno para cumplir con la apertura responsable por la pandemia debería ser, entonces, según la OPS, aumentar la cobertura de vacunación, de la manos de incrementar el testeo para detectar posibles brotes y dar seguimiento a los casos encontrados para detener la propagación del virus a nivel comunitario.

¿Hay capacidad de respuesta?

“Finalmente estamos alcanzando la nueva normalidad que tanto hemos anhelado”, dijo el ministro de Salud, Francisco Coma, el pasado 27 de abril cuando anunció la desescalada de medidas.

Pero dicha desescalada, a criterio del epidemiólogo José Ortiz, del Observatorio Covid-19 en Guatemala, se hizo de manera “desordenada”, ya que no se esperó a que el país alcanzara niveles de vacunación con esquema completo, y es inminente el peligro de mutación del virus entre una población que no ha sido inoculada.

Con este tipo de decisiones se incumple, indica, el reglamento sanitario internacional porque el covid-19 es un virus pandémico y las autoridades sanitarias hacen poco por interrumpir la transmisión de la enfermedad.

Menciona que con el relajamiento de medidas se dio a la población un mensaje de falsa seguridad cuando la circulación del virus continúa.

“Todo esto trae como consecuencia que la enfermedad se siga perpetuando y se sigan manifestando oleadas, quizá no tan intensas como al principio, pero que afectarán al Sistema de Salud, no solo en gasto sino en el costo de vidas humanas y el daños a la salud de los guatemaltecos”, enfatiza el epidemiólogo José Ortiz, del Observatorio Covid-19 en Guatemala.

Lo que debe hacer el Ministerio de Salud es “acelerar” el proceso de inmunización hasta que la población tenga la cuarta dosis, es la recomendación de Ortiz.

La infectóloga Alicia Chang, presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI), ha señalado en varias ocasiones que países que han levantado medidas tienen niveles altos de población vacunada, pero también la capacidad para detectar la enfermedad con realización de pruebas masivas, para identificar cualquier brote y contenerlo a tiempo. Acciones que en Guatemala han sido débiles, y la cantidad de testeo cuestionable durante los dos años de la pandemia.

Por su parte. Augusto Contreras, director del Área de Salud Guatemala Central, señala que las pruebas para detectar covid-19 se siguen haciendo, y la positividad ha bajado, está cerca del 10 por ciento. El panorama puede cambiar, por lo que están en alerta.

Actualmente en la capital hay más de 25 puestos para hacer hisopados, se cerraron algunos de los que funcionaban el año pasado, según Contreras, por la baja la demanda de la población por hacerse pruebas para detección del virus. “La capacidad instalada de nuestros puestos no ha bajado simplemente cambian de lugar”, agrega.

Asegura que hay pruebas suficientes para atender a la población que lo requiera, y en los centros mantienen la cantidad necesaria. “Tenemos garantizado por lo menos un año de abastecimiento”, asegura.

 

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