La trágica muerte de Luis Gonzalo Estrada y Alexandra Salazar conmocionó a Medellín a principios de este año. La pareja falleció ahogada en el deprimido Los Músicos del occidente de la ciudad tras ingresar con su vehículo a la vía que estaba completamente inundada por las fuertes lluvias de la noche del pasado 14 de enero.

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Varios meses después de la tragedia que le dio la vuelta al país, la familia de Salazar —de 42 años, madre de dos hijos y emprendedora de un negocio de estética— decidió demandar al Distrito de Medellín, EPM y Emvarias por las múltiples fallas que condujeron a la muerte de la mujer y su pareja.

EL TIEMPO accedió en exclusiva a las pruebas que presentaron los apoderados de las víctimas en la solicitud de conciliación prejudicial ante la Procuraduría General de la Nación. La audiencia será el próximo jueves, 16 de noviembre, y es el primer paso para resolver el litigio antes de que pase a un juzgado administrativo de Medellín.

“Más allá del componente económico, que si bien es relevante, no es lo más importante ni es lo primordial en esta demanda. Tenemos que sentar un precedente, que ya estaba creado. ¿Por qué se llama el deprimido de Los Músicos? Porque ya pasó la misma tragedia y hay una sentencia. Hoy otra familia tiene que sufrir por las mismas condiciones. Lo primordial en la acción judicial es que esto no le vuelva a pasar a ninguna familia”, dijo Juan Felipe Hernández, apoderado de las víctimas.

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La suma de la solicitud —por perjuicios materiales e inmateriales— asciende a 1.845’546.008 pesos que fueron pedidos por nueve familiares de Salazar como reparación por la muerte de la mujer.

Para la firma Hernández y Palacios Abogados, quienes llevan el proceso, los daños del Estado se dividieron en acción, omisión y prestación defectuosa del servicio durante la tarde y noche de este lluvioso sábado, es decir, por la falta de labores que previnieran y mitigaran la tragedia.

La cronología de los hechos

Según un informe del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (Siata), las precipitaciones de aquel 14 de enero iniciaron a las 3 de la tarde en Barbosa, el oriente de Medellín y Envigado.

Horas más tarde, las lluvias se extendieron hacia el occidente y centro de la capital antioqueña, “donde se registraron las mayores intensidades, alta actividad eléctrica, granizo y los mayores acumulados de lluvia”.

La situación fue tal que en este sector de la ciudad se presentaron fuertes vientos huracanados de hasta 100 kilómetros por hora —según la Alcaldía de Medellín— que incluso tumbaron parte de una estructura del alumbrado navideño y dejaron 10 personas heridas.

Antes de finalizar la tarde, algunos deprimidos viales, entre ellos el de Los Músicos, registraron un aumento en el nivel del agua. A las 6:56 p.m. el sensor del alcantarillado de este lugar presentó un nivel de riesgo Naranja. La alerta fue reportada desde el Siata al Cuerpo Oficial de Bomberos y el Dagrd, según constan en capturas de pantallas a las cuales accedió este diario en exclusiva.

Catorce minutos más tarde, el Centro de Control de Movilidad informó a las autoridades de gestión del riesgo —a través de un grupo de WhatsApp llamado ‘Drenaje urbano’— que el deprimido de Los Músicos estaba inundado.

Casi una hora después, a las 8:10 p.m., el Centro de Operación Integrado Agua y Saneamiento de EPM informó que se había programado una cuadrilla de presión-succión para atender el evento.

Aunque a las 8:58 p.m. se informó que un vactor salió para Los Músicos, este nunca llegó.

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Dos minutos más tarde, a las 9 p.m., entró la primera llamada a la Línea de Emergencias 123 en la que se reportó que un vehículo de placas HAK 339 —el mismo en el que viajaban Alexandra y su pareja— se había quedado atrapado en el deprimido.

Otras cuatro llamadas —incluida la de la propia Alexandra que en medio de los gritos de auxilio llamó a las 9:03 p.m. para informar que se estaba ahogando en su carro— entraron a la central de emergencias en un lapso de 20 minutos.

Alexánder Lema, un habitante del sector, le contó a EL TIEMPO días después de la tragedia que junto con otras personas de la comunidad habían puesto unas llantas sobre la vía en la noche de ese sábado para evitar que los vehículos ingresaran al deprimido.

El hombre detalló que el tránsito nunca hizo presencia en la zona antes de que ocurriera la tragedia para cerrar la vía.

El Cuerpo Oficial de Bomberos, ante las llamadas de emergencia, despachó al deprimido dos móviles y una máquina de la estación Campo Valdés, pero cuando los dos primeros rescatistas llegaron al sitio no encontraron la camioneta Audi que ya había quedado totalmente cubierta por el agua.

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Los bomberos observaron a un hombre que estaba parado sobre el techo del carro tratando de auxiliar e inmediatamente entraron al agua para iniciar las labores de rescate.

La comunidad alertó que dentro del vehículo había dos adultos y una menor, lo cual pudieron constatar los rescatistas al ver que la mano de un hombre había quedado atrapada en la ventanilla delantera.

Cuando llegaron los demás bomberos, lograron romper uno de los vidrios del vehículo blindado. Con un amarre de cuerdas y la máquina de emergencias intentaron sacar el Audi del agua, pero no fue posible.

Una persona del sector llegó hasta el sitio con una grúa y ofreció su apoyo para extraer el vehículo. Tras varios minutos, lograron sacar el carro y el personal de la Secretaría de Movilidad constató que en el interior estaban los cuerpos sin vida de Alexandra y Luis Gonzalo.

A las 10:33 de la noche el Centro de Operación Integrado Agua y Saneamiento de EPM confirmó que una cuadrilla —demorada por la alta congestión— había salido para el deprimido de Los Músicos. Sin embargo, ya era demasiado tarde. Para esa hora el entonces alcalde Daniel Quintero había confirmado que las autoridades avanzaban en la extracción del vehículo.

La sentencia de 2012

Para Susana Upegui, una de las abogadas del caso, no es admisible el hecho de que se hubiera alertado de la inundación después de las 6 de la tarde y que a las 10 de la noche no se hubiera hecho la succión del agua.

Tampoco es aceptable que los bomberos hayan llegado al sitio de la emergencia sin la capacidad de respuesta necesaria para extraer el vehículo. “La grúa que sacó el carro era de un particular”, enfatizó la jurista.

A eso se suma el hecho de que el municipio de Medellín, EPM y Emvarias ya habían sido condenadas, en febrero de 2012, por el Consejo de Estado, que las declaró administrativamente responsables por la muerte de Jesús María Velásquez, Luis Humberto Tejada y Marco Fidel Suárez.

Se trata de tres músicos que murieron en circunstancias similares en ese deprimido en septiembre de 1988 y cuya tragedia dio nombre a la vía.

Para el alto tribunal, las entidades no tomaron las medidas necesarias para evitar la inundación de sitio que tenía un sistema hidráulico insuficiente y que ese día se taponó por el desbordamiento de las quebradas aledañas que llevaban consigo hojas, basura, escombros y materiales sólidos que obstruyeron las redes de alcantarillado.

Aunque el Consejo de Estado les ordenó a los demandados tomar todas las medidas posibles para contrarrestar el peligro ante este tipo de emergencias, el bufete de abogados aseguró que no tiene evidencia de que estas se hayan adelantado en los últimos años.

“Hay arreglos básicos que se podrían hacer para mejorar la situación y que tampoco tenemos prueba o constancia de que se hayan hecho”, explicó Upegui.

De hecho, dentro de las pruebas del expediente aparece un acta de junio de 2021, en la que se consignaron un par de tareas para la secretaría de Infraestructura Física de Medellín y EPM relacionadas con la intervención y mejoramiento de la red de alcantarillado en la zona.

“Es claro que se tenía la previsibilidad del daño, sabían qué debían hacer y aún así hay omisión por parte de las entidades de dar una solución que hubiese podido evitar que se repitiera el fatal desenlace que hoy se requiere por falla en el servicio”, argumentaron los abogados en la demanda.

Días después de la tragedia, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá informó que se requerían unos 500.000 millones de pesos para atender los eventos de riesgos asociados a las lluvias en Medellín en los próximos años. Sin embargo, las medidas para prevenir y mitigar emergencias costarían —según el entonces alcalde Quintero— unos 10 billones de pesos que tendrían que ser asumidos por las futuras administraciones.

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En su momento también se informó que en los deprimidos viales de la ciudad se instalarían talanqueras para cerrar el paso vehicular en caso de inundaciones, pero hasta la fecha no se conoce la primera en ninguna zona de Medellín.

El objetivo de los abogados de la familia de Salazar es que durante la audiencia con la Procuraduría las partes acepten conciliar para evitar un extenso litigio administrativo. En caso de no alcanzarlo, el proceso quedará en manos de un juez que deberá decidir si falla por una situación que ya tenía condena.

SEBASTIÁN CARVAJAL BOLÍVAR
CORRESPONSAL EL TIEMPO – MEDELLÍN
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