No hay estadística de los trabajadores que salen cada mes, pero las cifras son alarmantes para un departamento de poca empleabilidad.
TOMADA DE:https://laguajirahoy.com/
No hay una sola institución del Estado o privada que se dedique en La Guajira a llevar las estadísticas del desempleo, pero con unas pocas que de manera parcial conocen de este fenómeno social, están alarmados por la cantidad de personas cesantes que cada vez acuden a sus oficinas en busca de ayudas.
Una de estas instancias es la Caja de Compensación Familiar de La Guajira, donde tienen un programa para entregar un subsidio a los desempleados, pero con la aclaración que por allí solo llegan los trabajadores cesantes que estuvieron afiliados a esa Caja por sus patronos, y probablemente sea el menor número de los que se han quedado sin trabajo en los últimos meses.
“La Caja les otorga un subsidio superior a 1.500.000 pesos y les cancela la seguridad social por término de seis meses, además le hacemos una capacitación sobre competencias laborales para que ellos en el próximo empleo que logren no cometan las fallas que pudieron tener en el trabajo que se les acabó”, dice Leixa Ochoa Cuadrado, jefa del equipo de Gestión y Colocación de empleo de Comfamiliar de La Guajira.
Una cifra preocupante de cesantes
En lo que va corrido del presente año, el programa de colocación de empleados de la Caja ha capacitado a 273 trabajadores en tres cursos realizados desde el mes de enero y cerca de 90 que llegarán a esas aulas la semana entrante.
Como se ha indicado, se trata solamente de los trabajadores que salieron de empresas en las que los empleadores los tenían afiliados a la Caja, pero hay muchas empresas que no lo hacen y eso dispararía el número de personas que cada mes se está quedando sin trabajo en La Guajira.
En la oficina que tiene el ministerio del Trabajo en la ciudad de Riohacha, no se manejan mayores estadísticas y solo se habla de los casos donde los trabajadores piden aclaración de sus despidos o donde se presentan demandas en contra de los jefes y eso representa un mínimo de los que llegan a integrar el gran ejército de desempleados de la península.
Trabajadores que no pierden las esperanzas
Tanto Leixa Ochoa, como Johana Peñaranda, esta última, psicóloga encargada de dictar el seminario para fortalecer las competencias del trabajador que ha quedado cesantes, se trata de un grupo de hombres y mujeres que pese al grave problema que significa quedarse sin el trabajo, manifiestan un permanente entusiasmo y ganas de mostrar lo mejor que tienen para ser llamados por alguna empresa usando los canales de la unidad de oferta laboral que maneja la Caja de Compensación.
“Estas personas están listas para iniciar un nuevo compromiso laboral y lo mejor que he notado es su disposición de trabajo y buen ánimo en casi todos ellos”, explica la psicóloga.
En los cursos de capacitación en competencias laborales, hay profesionales de varias áreas, técnicos y tecnólogos, incluso periodistas, pero el mayor número de cesantes está entre los docentes del departamento.
Salieron muchos docentes
Lexia Ochoa explica que probablemente esto se deba a que recientemente se entregaron los resultados de los concursos de méritos en los que participaron cientos de docentes que estaban aspirando a llegar como nuevos profesores y otro gran número luchó para que no los sacaran por baja calificación. Llegaron muchos profesores, pero también fueron muchos los que debieron ceder el cargo por múltiples circunstancias y una de ellas es que las calificaciones no le favorecieron a un número similar a los que ya tienen su nombramiento legalizado.
Los instructores quedaron maravillados con la gran capacidad histriónica que tienen estos hombres y mujeres de La Guajira, lo cual quedó demostrado en las representaciones actuadas de episodios de la vida real en las calles o el hogar. Estas acciones fueron puestas en escena, pues la psicóloga tiene plena seguridad que es una forma efectiva de dejar un aprendizaje más rápido y efectivo para superar las fallas en las que pueden estar incurriendo estos trabajadores en los movimientos o conductas del ejercicio de la cotidianidad laboral y familiar.