Jacobo Betancur Peláez
Un grupo de residentes, comerciantes y líderes conformó un grupo cívico exigiéndole a las instituciones locales medidas de fondo contra la inseguridad, el desaseo y otros problemas del Centro.
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Decenas de líderes y habitantes elevaron nuevamente su voz de protesta para exigir soluciones de fondo ante la crisis de seguridad y salubridad que se vive en el Centro de Medellín.
Considerando que durante los últimos años la institucionalidad local viene dándole la espalda a este territorio, en donde las últimas intervenciones de infraestructura ya están carcomidas por el abandono y la suciedad, los ciudadanos hicieron un llamado para que las autoridades emprendan acciones correctivas de urgencia.
Organizados en un grupo cívico en el que confluyen comerciantes, administradores de varios edificios y líderes de organizaciones locales, los ciudadanos pidieron a la Policía, la Secretaría de Seguridad y la Gerencia del Centro escuchar sus reclamos.
Maria del Rosario Restrepo, integrante de la Mesa de Trabajo de los Adultos Mayores de la Comuna 10 y una de las líderes del grupo, consideró que el panorama es desolador por donde se le mire.
Tan solo en el caso del Parque Bolívar y la carrera Junín, la líder advirtió que dichos espacios están cada vez más deteriorados por el desaseo, que se expresa no solo en un problema de basuras, sino en la disminución de las jornadas de limpieza por parte de las empresas de aseo.
A raíz de la alta concentración de habitantes en condición de calle, los antejardines, bancas, andenes y calles permanecen llenos de materia fecal y orina. Uno de los puntos en donde es más crítica esta situación es el separador de la Avenida Oriental, cada vez más destruido por culpa de esas dinámicas.
En segundo lugar, la líder advierte que la inseguridad sigue ganando terreno.
“La convivencia en el centro se está volviendo muy difícil. Hace pocos días me robaron mi celular en la puerta de mi edificio. Nos tenemos que encerrar prácticamente a las 5 de la tarde, como si en el Centro hubiera barreras invisibles”, reprochó.
Con una óptica similar, Diana Patricia López, administradora del Centro Comercial Villanueva, señaló que la inseguridad viene marchitando la vida comercial del sector, cada vez más reducida incluso durante los fines de semana.
“Los sábados, que ese supone es el día cuando la gente sale, el sector comercial muere. Es muy triste. Las personas tienen miedo a caminar por las calles, para que no las atraquen. Por eso nos estamos uniendo, porque estamos cansados de pedirle ayuda a las autoridades pero las cosas se queden en pañitos de agua tibia”, expresó López.
La administradora añadió también que es urgente la gran cantidad de lugares y espacios patrimoniales, empezando por la Catedral Metropolitana, rodeada de múltiples problemas sin doliente.
Tal como lo contó este diario en julio pasado, ni siquiera los centenarios ladrillos de esta edificación se han salvado de la crisis, siendo raspados para hacer rendir las dosis de droga que se consumen a su alrededor.
Esta situación ha llevado a que en este templo esté considerándose incluso levantar un cerramiento para estar mejor resguardado.
“Puede que nos valga más de $1.000 millones, pues irá desde las escalas hasta la parte de atrás del templo. Ante la magnitud del problema actual, le confiamos a Dios que se apruebe la propuesta”, expresó entonces el párroco Leonardo Martínez.
Estos y otros problemas fueron discutidos en una reunión que tuvo lugar en el Centro Comercial Villanueva, a la que también asistieron funcionarios de la Secretaría de Seguridad y agentes de la Policía, que señalaron revisar la situación para estudiar medidas.
Entre tanto, los vecinos esperan que sus quejas no vuelvan a quedarse en el aire y los problemas sigan ganando terreno en una crisis cada vez más difícil de revertir.