EL SALVADOR:
Por Wendy Urbina
Eneida Abarca recorre las calles del país en busca de su hijo, Carlos Ernesto Abarca, desaparecido el 01 de enero de 2022. Su fe y amor de madre la han motivado a buscar a Carlos, sin parar, durante 493 días.
TOMADA DE:https://www.laprensagrafica.com/
Dos mujeres, Eneida Abarca de 40 años y su hermana, Ivette Abarca, de 57, se levantan a tempranas horas de la mañana, todos los días, para planificar la nueva ruta de búsqueda que les ayude a dar con el paradero de Carlos Ernesto Abarca, quien desapareció el 1.º de enero de 2022 cuando salió de su casa a hacer ejercicio. Dejó su celular en casa y una angustia permanente. No volvió.
Eneida e Ivette se han tomado la búsqueda por sus manos, con las que pegan decenas de rótulos con número de contacto, una foto y la pregunta «¿dónde está Carlos?». En los postes, en las paredes, en los árboles, en la ciudad, en una zona rural, donde sea. Su motor para seguir adelante se divide en la fe del reencuentro y en la decepción ante el trabajo de las autoridades, indolentes con el caso.
Para Eneida, los primeros acercamientos con la delegación de Monserrat y el bloqueo de una aplicación de mensajería por parte de la fiscal que llevaba el caso, Beatriz Recinos, le fueron suficientes para trabajar por cuenta propia en la búsqueda de su hijo e iniciar con una campaña de pega masiva. «Pasó la primera semana y habíamos quedado en una tarde de búsqueda pero cancelaron porque estaban en un evento deportivo. Una tan sola búsqueda hice yo con ellos, de 10 minutos. ‘Mire, ya ve que no está’ dijeron cuando fuimos a hacer un recorrido por la zona del parque Cuscatlán donde se supone que era el punto fuerte, donde era probable que él estuviera con vida, pero fueron 10 minutos nada más», comenta Eneida.
Iniciar con la búsqueda no fue fácil y mantenerla tampoco. El presupuesto es limitado y el tiempo también. Eneida trabaja por las mañanas vendiendo ropa hospitalaria y, al mismo tiempo, hace el recorrido por su hijo, el cual continúa hasta que llega la noche. Su hermana siempre la acompaña. Caminan kilómetros solo con un desayuno y una cena al día. El ahorro es fundamental para seguir con la campaña que implica gastos en 50 impresiones de tinta de agua y 25 impresiones de tinta de láser, cada una con un costo de $0.50, lo que hace un total de $37.50 diarios. A esto, se le suma el gasto de impresiones en vinil que cuesta $9 el metro, gastos de cinta adhesiva, tijeras y pasajes de autobuses.
El riesgo que implica andar en la calle, solas por largas jornadas no es menor. Hace aproximadamente 15 días Eneida e Ivette denuncian haber sido interceptadas en pleno recorrido por un hombre que cuestionó el financiamiento de su campaña, les pidió información confidencial y brindó información delicada del caso de manera despectiva. Ambas denunciaron lo ocurrido a las autoridades. «No sabemos por qué les incomoda que yo ande realizando el trabajo, si las autoridades hubieran hecho su trabajo desde el principio yo no tendría que andar haciendo esto. Si lo único que la familia busca es a Carlos. Una vez terminado esto se termina toda esta pega», señala Eneida.
Su plan es seguir con la búsqueda de su hijo, Carlos, el tiempo que le tenga que tomar, aunque esto implique pasar horas de hambre, lluvia y sol en las calles de El Salvador. Su llamado, como madre, es a respetar el proceso por el que atraviesa su familia, que no se boten los boletines que pegan con esfuerzo todos los días y que quienes tengan información del paradero de Carlos se comuniquen a esos números. «Lo único que me mueve es una fuerza sobrenatural porque a corto, mediano y largo plazo nosotras seguiremos en rutas de búsqueda y confiando en Dios, las veces que sea necesario», dijo.
