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Económicas

El café de exportación que llegó a los mercados de Barranquilla

LEONARDO HERRERA DELGAN

Se llama U’Mūke y es producido en la Sierra Nevada por comunidades arhuacas.

TOMADA DE:eltiempo.com

El aroma a café recorrió todos los rincones de la cocina, generando un ambiente de tranquilidad en medio del silencio de la madrugada. Claudina se sirvió un pocillo y sintió la paz y el descanso que solo le produce el café.

“Que café tan suave y oloroso”, dijo la mujer, que lleva 60 años prendiendo fogón para hacer café, mucho antes de que la luz del sol se filtre por los calados de la cocina.

“No hay nada que no pueda arreglar un buen tinto en la mañana”, agregó, mientras le servía a su hijo.

Tomó el empaque en sus manos y no supo pronunciar el nombre de la marca, pero sí identificó que es traído de la Sierra Nevada. Por eso, se lo compró en la víspera a unos indios arhuacos, que encontró en el mercado instalado en el parque Washington, ofreciendo el café, que producen en sus tierras.

U’Mūke es el nombre que Claudina no supo pronunciar, y que en Arhuaco traduce ‘montaña’, un café orgánico que cultivan los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y exportan a Estados Unidos, pero que paradójicamente no se vendía en Colombia.

La Sierra Nevada es una región llena de misticismo y magia, pero también de heliconas, rosas y helechos, así como de artesanías, especialmente mochilas arhuacas de gran calidad y belleza, y de café orgánico.

Aquí se produce una gran variedad de grano, en las alturas que van desde 1.100 a 1.700 metros sobre el nivel del mar, que es exportado a mercados de Estados Unidos y Europa.

Pero en los últimos años, el café orgánico producido por indígenas ha ganado mucho espacio, gracias al manejo sostenible de los recursos naturales.

Es el caso de U’Mūke, producido en la zona rural de Pueblo Bello, municipio cafetero del Cesar, enclavado en la Sierra Nevada y puerta de entrada a los resguardos arhuacos.

“Somos 15.000 personas que vivimos de este negocio”, dice Lucía Chaparro, arhuaca que se encarga de promocionar el café en los mercados de los barrios de Barranquilla, la primera ciudad en Colombia que está degustando de la calidad de este producto.

Ella cuenta que el gran éxito de este café es que su producción es totalmente manual, y que el agua del riego de estos cultivos es de ríos puros y cristalinos que nacen en estas montañas. “Es netamente artesanal, no usamos nada de químicos”, sostiene Chaparro.

Un barranquillero abrió el camino
Carlos Ceballos es un barranquillero que hace 20 años se fue al estado de California (Estados Unidos) a estudiar administración de empresa. Allá trabajó en el área de operaciones comerciales en la industria de la biotecnología.

Ante los problemas ambientales generado por el cambio climático, decidió apoyar indígenas de la Sierra Nevada, quienes asegura “tienen muchas de las repuestas que nos van a ayudar a salir de este problema tan grande y global”.

Logró contactar, a través de amigos, con Emilio Chaparro, un líder arhuaco, con quien inició una relación de amistad hasta convertirse en socios.

“El café que ellos producen no solo es de los más deliciosos del mundo, porque es completamente orgánico y natural, sino que es una fuente de regeneración planetaria”, sostiene

Ceballos cuenta que se fue a vivir con la comunidad indígena por más de un mes.

Además de ayudar a organizar el tema de la producción, y presentación del café que pensaban comercializar, apoyó la construcción de una estructura educativa, donde los jóvenes pueden ir a conectarse al internet satelital para recibir instrucciones del colegio o la universidad.

A California ha logrado llevar una tonelada del café U’Mūke. “El año pasado trajimos 300 kilos de ensayo. Y bueno la coyuntura no ha sido fácil por la pandemia”, dice.

Pero asegura que la aceptación ha sido buena. “Hay mucha competencia, pero muchos dicen que es el mejor café que han tomado y otros solo compran este café por su valor ecológico”.

Ceballos cuenta que el café fue llevado a un catador experto en California. “Me dijo que estaba muy bueno, pero que estaba por fuera de los rangos de humedad. Para solucionar el problema, compramos unos medidores de humedad para que puedan tener el café dentro del rango de humedad que la asociación de café especializado determina”.

Las ganancias del café, está comunidad arhuaca la usa para comprar tierra colonizada y degradada para luego regenera sus ecosistemas.

“Allá hay mucho café, pero están desmotivados, porque los intermediarios no les quieren pagar el valor justo por su trabajo”, confiesa Ceballos, explicando en los mercados itinerantes de los barrios de Barranquilla la razón para que la marca U’Mūke es vendida por los mismos arhuacos, que bajaron de las montañas para mostrar un producto, que sorprendido gratamente a Claudina, aunque no lo sepa pronunciar.

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