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El abandono que carcome a la Plaza Botero: sin luces de Navidad y llena de basura

Estas imágenes son solo una selección para mostrar las marcas del abandono. La Plaza Botero está a muy poco de convertirse en una cloaca. Necesita una mano urgente. FOTOS CAMILO SUÁREZ

El escenario más turístico de Medellín reclama más atención, pues lo carcomen la basura y la inseguridad.

TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/

El Colombiano

A la Plaza Botero, contrario a lo que pasa en otros escenarios de la ciudad como el sendero del Río y el Parque Norte, no la ilumina la luz de la Navidad: en lugar de figuras e instalaciones hay desorden, abandono, malos olores y espacios tan lúgubres como dos fuentes de agua que en lugar de manar chorros, en su interior tienen excrementos, basura y habitantes de calle durmiendo la siesta en pleno mediodía.

Estos hechos, por sí solos, desdicen del que es el escenario más buscado por los turistas en cualquier época del año, cuyo principal atractivo son las 23 esculturas del maestro Fernando Botero que se distribuyen en la plaza y que todo visitante quiere mirar, tocar y presumir en fotos.

Lo dice una ecuatoriana que llegó a Medellín animada por el deseo de apreciar a cielo abierto la obra de Botero, a quien califica como el artista más importante de Colombia. Se llama Ana Julia Palomeque y el viernes en la mañana se hacía fotos con la familia y esperaba contar en su país la experiencia con las esculturas.

“Esta plaza es uno de los centros turísticos más importantes de Medellín, porque tiene las obras de una de las figuras más representativas del arte de Colombia”.

Pero si bien no les ve reparo a las esculturas, aparte de un mínimo deterioro por el paso del tiempo y la exposición al clima y al vandalismo, sí le queda la mala impresión de que en el escenario hay descuido. “Pensaba que por ser el lugar de una obra tan importante iba a estar más aseado, organizado y con más control de las ventas, pero no es así”, aunque expresa que estos hechos hacen parte de la cultura de los países latinoamericanos.

Se roban hasta las basureras

Lo primero es no haber incluido la Plaza Botero entre los espacios con alumbrado. A Cecilia Rendón, una medellinense que descansaba en una de las bancas del parque, no le cabe en la cabeza que siendo el escenario más buscado por los turistas haya quedado sin iluminación. “Yo trabajo por acá y usted no se imagina lo que los turistas critican que la plaza no tenga alumbrados, dicen que les gustaría venir de noche, disfrutar y tomarse fotos”.

Tiene una bufanda con la que se cubre la nariz, pues a unos metros de ella, en la parte cercana a la avenida De Greiff, donde antes estaban las vallas que se habían instalado para proteger la plaza de los ladrones, un habitante de calle no tuvo la menor cohibición para orinar y luego seguir como si nada. Huele mal y por eso ella se cubre para evitar sentir los hedores. Dice que esta escena es frecuente.

A unos metros, en una zona verde, un hombre duerme apacible mientras otro está sentado con dos niños y entre los tres manipulan elementos de reciclaje. El espacio debería estar libre pero dicen que siempre hay personas echadas allí, sobre plásticos o en la manga.

En octubre pasado, la alcaldía decidió retirar las vallas que encerraban la plaza desde 2021 y cuya función era generar seguridad. Como paradoja, las mismas estructuras fueron objetivo de los ladrones, que en unos pocos meses ya se habían robado 22.

Pese a esto, haberlas retirado es considerado por muchos ciudadanos como una decisión que empeoró las cosas: “Acá cada alcalde hace las cosas peor y se gasta la plata en cosas indebidas”, advierte Ramón Durango, fotógrafo tradicional e integrante de la Mesa de Trabajo de la Plaza de Botero, quien denuncia que los robos se han disparado.

“Hace 15 días pusieron bancas y basureras y ya se las robaron todas. ¿Por qué? Porque los amigos de lo ajeno entran como Pedro por su casa, y como quedaron mal puestas no tienen problema en despegarlas de la tierra y llevárselas”. Como prueba muestra los huecos donde habían instalado ambos mobiliarios.

Carlos Ramírez, quien vende réplicas pequeñas de las obras de Botero, se lamenta de la inseguridad y el descuido. “No, no, no… no hay derecho a esto, hace falta seguridad, de noche le da a uno es tristeza lo que pasa aquí”, comenta.

Para colmo, por la calle peatonal que da ingreso al Museo pasan motos a velocidad con riesgo para los visitantes. También se ven consumidores de drogas y aunque a ratos cruzan policías motorizados, su presencia no parece incidir en que mejore el escenario. La plaza, que afuera se vende como el orgullo de Medellín, en realidad avergüenza. Ni la grandeza de las obras de Botero alcanza para ocultar tanta desidia.

22 vallas de encerramiento se habían robado a marzo de 2022, según las denuncias.

CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARÉNTESIS
LOS OLORES NAUSEABUNDOS DEL OLVIDO

Uno de los peores síntomas del descuido en que está este lugar son los malos olores que se sienten en varios de sus espacios, tanto a orines como a excrementos humanos. Varios vendedores y comerciantes informales del parque denuncian que muchos habitantes de calle aprovechan para defecar en las noches y madrugadas, sin importarles que otros los observen, y allí dejan su marca. Para aliviar la situación, los comerciantes y fotógrafos rocían cal sobre las heces, pero las marcas blancas quedan como testimonio de la falta de control. Aún hay tiempo de intervenir el lugar, cuya gala para Navidad está perdida en las decisiones de una administración que lo tiene en el olvido.

 

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