El aeropuerto movilizará 13 millones de pasajeros este año cuando puede mover hasta 11 millones. Nueva terminal y segunda pista son apremiantes.
Reza el dicho que una fotografía vale más que mil palabras y en el caso del aeropuerto internacional José María Córdova, de Rionegro, encaja en la justa medida. En la terminal aérea las filas se han vuelto interminables en horas pico. Las hileras de ingreso para vuelos nacionales e internacionales se extienden de punta a punta y, otras veces, rodean el aeropuerto. Un dato retrata lo que ocurre: la proyección de movimiento de pasajeros para el cierre de este año es de 13 millones, cuando la capacidad es de 11 millones.
Los testimonios de los comerciantes del lugar son un buen indicador para reseñar la problemática: “Las filas llegan hasta afuera, le dan la vuelta al aeropuerto. Otras veces van hasta Avianca, seis locales más allá de los ingresos nacionales. Los fines de semana esto se pone a reventar”, dice Mariana Garzón, quien lleva más de un año trabajando en la terminal.
Pero la percepción no es solo de los comercios, Fredy Jaramillo, gerente del aeropuerto, entrega la radiografía: “El crecimiento frente a 2019 es del 40%. Ese año cerramos con nueve millones de pasajeros y este, a diciembre 31, cerraremos con 13 millones. Queda un poco de holgura en la parte internacional, pero en los vuelos domésticos no nos da más: uno ve pasajeros sentados en los corredores y largas filas en los filtros”, afirma.
Hay puntos neurálgicos: las zonas de chequeo, de seguridad y las salas de espera que, en palabras del gerente, están colapsando. La zona de arribo de viajes internacionales también padece afugias: el aeropuerto, sostiene Jaramillo, no cuenta con personal suficiente de Migración Colombia. El caos en medio de las horas pico ha ralentizado la operación, confirma Silvia Henao, comerciante en el ingreso de los vuelos internacionales.
Demanda no deja de crecer
EL COLOMBIANO acompañó la hora pico de las mañanas en el terminal aéreo. Hacia las 5:30 a.m. el aeropuerto comienza a llenarse. A las 6:00, en el caso de los ingresos para vuelos domésticos, las filas rodean la terminal.
“Todo ha estado muy lento. Muchísima gente y eso que hice el check-in digital. Cada que viajó es así”, dice Geraldine Jacome, quien trata de abordar su vuelo hacia Bogotá. La misma percepción tiene Rigoberto Gaviria, quien tiene el mismo destino: “No he tenido ningún problema, pero esto vive muy lleno. Ya estoy acostumbrado”.
La fotografía se amplía los fines de semana, cuenta Garzón, quien afirma que las horas pico nacionales se dan entre las 4:00 a.m. y 7:00 a.m. y mediodía. “Es impresionante el gentío. Para ser internacional, se necesita que sea más grande”, dice. El gerente Jaramillo respalda el dictamen. El promedio mensual de pasajeros nacionales llega a los 900.000, con cerca de 35.000 diarios. En el caso de los vuelos internacionales, detalla, eran 5.000 pasajeros al día en 2019. Ahora, en meses “fríos”, la cifra alcanza los 9.000 viajeros, mientras que en fechas pico roza los 11.000.
“Entre las 10:00 a.m. y las 2:00 p.m. se forman congestiones en la salida de internacionales. Y en la noche, de 9:00 p.m. a 1:00 a.m., es interminable. Han aumentado muchísimo los pasajeros después de la pandemia. Y en la llegada el problema es mayor por lo que viene pasando con Migración”, dice Henao.
Falta personal de Migración
Ante las afugias de infraestructura que empieza a sentir el aeropuerto, según Jaramillo, se suma la escasez de personal de Migración. Bastantes son las imágenes que por estos días han retratado el despelote que allí se arma. “Migración sigue con la misma planta. Vienen trabajando con nueve personas en el sellado de pasaportes. Combinan tecnología, con máquinas de entrada y salida, pero no alcanza”, dice.
Resulta que en esta zona del aeropuerto se necesitan cerca de 20 funcionarios de Migración para que la operación no se vea afectada. Lo que han expresado sobre el particular desde Relaciones Exteriores es que las filas “obedecen a la llegada simultánea de vuelos (…)”.
En la primera semana de este mes, entre las 6:00 p.m. y 9:00 p.m., dice Migración que llegaron 1.200 pasajeros a una zona que solo soporta 350. “Analizamos la situación de llegadas simultáneas de vuelos con el operador del aeropuerto para ver si es posible distribuirlas a lo largo del día”, han expresado. Según la entidad, son diez oficiales y tres máquinas de registro biométrico las que allí tienen.
La acotación, sin embargo, la desvirtúa Jaramillo. Sostiene que no es posible reajustar las horas porque impactaría las conexiones. Y agrega: “Aunque estamos trabajando en soluciones, necesitamos una segunda terminal y otra pista para atender la demanda”.
¿En qué va la expansión?
Cuando se pensó en 2016, la segunda pista y la nueva terminal se iban a necesitar en 2033, sin embargo, el rápido crecimiento de la demanda después de la pandemia redujeron esa brecha en cinco años. Claro que el panorama de hoy demuestra que la ampliación es tarde para mañana. En julio se estructuró una mesa con las autoridades regionales y nacionales que determinó actualizar el plan maestro de 2016, como primer paso para saber cuántos predios se requieren a ciencia cierta. Pero se necesita billete de la Nación.
El gobernador Aníbal Gaviria le hizo un llamado al presidente Gustavo Petro el jueves pasado en el congreso de exportadores para que priorice la ampliación del aeropuerto. “Si no tomamos decisiones prontas estamos interrumpiendo un desarrollo que se está dando”, aseguró.
