Si bien algunos indicadores han mejorado, aún persisten violaciones a los derechos de los niños y niñas de 0 a 5 años en el departamento, en aspectos como salud, educación, nutrición y seguridad.
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El panorama de la primera infancia en Antioquia sigue siendo preocupante en algunos aspectos, porque los niños y niñas se ven enfrentados a diferentes vulneraciones a derechos como la salud, la nutrición, la educación, la protección y hasta la vida. Así lo deja ver el más reciente informe sobre el tema, que presentaron Antioquia Cómo Vamos, la Fundación Éxito, la Fundación Sofía Pérez de Soto y Proantioquia.
La intención del documento es mostrar hallazgos, retrocesos y avances sobre las condiciones de la primera infancia (niños y niñas de 0 a 5 años) en el departamento, con el fin de visibilizar el tema y generar consciencia sobre las acciones que hace falta mejorar o implementar para garantizar el bienestar en esta etapa, que es crucial para el desarrollo cognitivo, biológico y psicológico de las personas.
En Antioquia, con corte a 2022, se reportó una población de 533.227 niños y niñas menores de 5 años, de los cuales casi la mitad habita en el Valle de Aburrá, con 267.337 del total. Asimismo, las regiones del departamento con mayor número de menores de 5 años en su población son el Bajo Cauca y el Urabá, dos de las más golpeadas por temas como la pobreza, el conflicto y otros problemas sociales.
Justamente, entre dichos resultados, que se construyen y consolidan con información entregada por la misma Gobernación de Antioquia y otras instituciones como Medicina Legal, se da cuenta de que, según la medición de pobreza multidimensional en el departamento, un 5,4% de los hogares con niños y niñas menores de 5 años carece de acceso a todos los servicios de cuidado integral para la primera infancia, lo que se ve con mayor incidencia en las zonas rurales.
No obstante, el informe aclara que “el porcentaje de hogares con barreras de acceso a servicios de cuidado a la primera infancia ha disminuido en los últimos años tanto para el departamento en general” y que la mayor disminución se dio en Bajo Cauca, Urabá y Oriente.
Siguiendo en la línea del cuidado a la primera infancia, las entidades concluyeron que en salud todavía hay retos. Por ejemplo, los municipios con los porcentajes más bajos de partos con mínimo cuatro controles prenatales en el 2022 fueron Murindó (40,8%), Vigía del Fuerte (57,5%) y Mutatá (57,9%), todos en Urabá.
En contraste, se reportó la tasa más baja de mortalidad perinatal desde 2005. “De los 858 casos registrados en 2022, 375 ocurrieron en el Valle de Aburrá y 142 en Urabá”, se lee en el informe. A esto se suma que también en 2022 se registró en el departamento la tasa de mortalidad materna más baja en los últimos cinco años, “lo que muestra una recuperación de los efectos de la pandemia en el cuidado de las gestantes”, según conclusiones del informe.
Por su lado, hay una alerta porque en los dos últimos años ha aumentado en Antioquia el bajo peso al nacer. De acuerdo con el informe, Oriente (13,2%), Norte (12,8%) y Suroeste (11,1%) fueron las subregiones con los mayores porcentajes en este aspecto.
El documento también reportó las 39 muertes de niños y niñas menores de 5 años, en 2022, por causa de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA), de las cuales 15 fueron en el Valle de Aburrá y 9 en Urabá. En cuanto a Enfermedad Diarreica Aguda (EDA), se lee en el informe, se reportaron 8 muertes en el departamento, la mitad en el Urabá.
Respecto a la salud de los niños y niñas también se tiene el desafío de aumentar en los menores de 1 año los niveles de vacunación de difteria, tosferina, tétanos, antituberculosa, antipolio, sarampión, rubeola y paperas, pues dichos niveles no han logrado recuperarse los prcentajes que se tenían antes de la pandemia.
La alimentación también es otro de los ítems abordados en el informe. En este se concluyó que para 2021, por ejemplo, Urabá y Bajo Cauca fueron las subregiones con mayor proporción de hogares que tenían menores de edad en inseguridad alimentaria moderada o severa.
Para el año 2022, además, se reportó la tasa de desnutrición aguda más alta de los últimos 6 años en Antioquia, lo que se traduce en 2.050 casos. Urabá, con 339 casos, y el Valle de Aburrá, con 1.182, estuvieron a la cabeza en esta lista.
Más grave aún es que en el departamento se registraron 12 muertes por desnutrición en menores de 5 años, en 2022, de las cuales 6 fueron en Urabá, 3 en Occidente, 2 en Bajo Cauca y una en Valle de Aburrá.
La violencia sigue dañando a niños y niñas
Uno de los temas más álgidos, que preocupa no solo en Antioquia, sino también en otras zonas del país, es la seguridad y protección de los niños y niñas, pues siguen estando sometidos a distintos tipos de violencias, algunas de agentes externos y otras en sus propios hogares.
De hecho, entre 2015 y 2022, Antioquia fue el departamento con más casos de homicidio de menores de 5 años del país y las subregiones más afectadas fueron Bajo Cauca, Nordeste, Norte y Urabá.
La violencia intrafamiliar también sigue siendo un problema que afecta a la primera infancia. Para el año 2022 se mantuvo un aumento de las denuncias por estos hechos, tendencia que persiste desde 2018.
Asimismo, entre 2018 y 2022, “Antioquia fue el segundo departamento con la mayor cantidad de exámenes por presunto delito sexual contra niños y niñas”, según el informe, con las tasas más altas en Betania, Amagá, Santa Fe de Antioqiua, Jericó y Salgar, lugares donde se duplicaron e, incluso, triplicaron dichos exámenes. Las niñas siguen siendo más afectadas por estos hechos que los niños.
Sin embargo, el informe aclara que en 2022 se interpuso la menor cantidad de denuncias por delitos sexuales con víctimas menores de 12 años desde el 2016.
Ahora bien, el conflicto armado sigue causando estragos en los derechos de los menores de edad. De acuerdo con el Registro Único de Víctimas (RUV), citado en el informe, entre 2018 y 2023 (este último año con corte al 31 de octubre), en Antioquia han ocurrido 12.926 casos dónde menores de 5 años fueron víctimas del conflicto armado, con hechos como desplazamiento forzado, amenazas y confinamientos. Adicionalmente, persiste la vinculación de niños, niñas y adolescentes entre los 0 y loa 17 años a actividades relacionadas con grupos armados.