DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES |
La noche de este miércoles, mientras Ana Cristina Parra Montoya iba de camino a su trabajo en la Unidad Hospitalaria Nuevo Occidente, ubicada en la parte alta de Robledo, se encontró tres barricadas de gente que estaba manifestando en la calle. Ella pensó que no tendría problema para que la dejaran pasar en su moto, y aunque tuvo suerte en los dos primeros bloqueos, en el tercero la cosa cambió.
Su compañero Carlos Fernández, vicepresidente de un sindicato de Metrosalud, fue quien contó la historia pues Ana quedó afectada por lo ocurrido. Él reveló que, como siempre, ella salió con tiempo de su casa para empezar su turno a las 7:00 p.m. como tecnóloga de APH (Atención Prehospitalaria) de la ambulancia, pero cuando llegó al centro médico estaba inmersa en una crisis de nervios y tenía varios golpes en el cuerpo.
Carlos reveló, en lo que les alcanzó a contar Ana, que en este caso no se trató de una agresión por hacer parte del personal de la salud, pues ni siquiera llevaba el uniforme puesto. En las dos primeras barricadas le preguntaron que para dónde iba, ante lo cual le explicó que debía llegar a su trabajo para apoyar toda la emergencia por la covid-19 y, cuando llegó al tercer bloqueo, ya ni siquiera le preguntaron sino que la recibieron con palos.
El morral que cargaba en la espalda, anotó Carlos, la salvó de que tuviera muchos más golpes, pero ella llegó a la unidad hospitalaria con traumas en sus brazos y otras partes del cuerpo. Tuvo que ser atendida en urgencias porque entró al lugar en estado de shock.
“No la golpeen que va para el hospital”, indicó Carlos que les gritaban algunos de los protestantes de las dos primeras barricadas a quienes la estaban agrediendo, y fue por eso que la dejaron seguir y pudo llegar a su lugar de trabajo.
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Carlos subrayó que entiende la razón de las protestas de muchas personas que están en situación vulnerable, pero rechazó la manera en cómo están manifestándose y, sobre todo, en la agresión al personal de la salud que está en la primera línea para contener la pandemia.
En la unidad hospitalaria los compañeros de Ana dieron aviso de la situación a la gerencia de Metrosalud, que este jueves expidió un comunicado para condenar el hecho.
“Rechazamos enérgicamente las agresiones físicas y verbales de las que a diario son víctima nuestro personal médico, asistencial y administrativo vinculado a cada uno de los 52 puntos de atención de la Red Metrosalud, distribuidos por toda la ciudad de Medellín, cuya principal misión es salvaguardar la salud y la vida de los usuarios”, escribieron las directivas de la E. S. E. Metrosalud.
También señalaron que desaprueban cualquier manifestación violenta que atente contra la integridad de las personas y exhortaron a la comunidad a promover el respeto y la solidaridad en medio de la contingencia por la covid-19.
