Jacobo Betancur Peláez
La ciudad vive en una crisis de basuras desde hace 4 años. Aún no se afina el modelo de recolección en estos 16 días de 2024.
TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/
Transcurridos 16 días del cambio de gobierno, la crisis de basuras que afrontan varios puntos de la ciudad regresó a la palestra pública. A pesar de que durante las últimas dos semanas la administración distrital inició un plan de choque con el que se busca recuperar el aseo y el ornato en varios puntos, una queja hecha por la Clínica Medellín volvió a poner la discusión sobre la mesa.
La institución exigió a la Alcaldía tomar acciones urgentes para recoger una pila de residuos que se acumuló durante días a escasos metros de la entrada de su sede Occidente, ubicada en la calle 30 con la carrera 65B. “Llevamos varios meses pidiendo intervención institucional y no ha sido posible, con Emvarias tampoco. Cada vez el tema es más crítico, como lo puede ver, y pone en riesgo la circulación de nuestros pacientes y el entorno general de nuestra institución”, escribió la clínica.
Tres horas después, Gutiérrez respondió a la clínica señalando que de inmediato se resolvería la situación. Una hora después, según quedó captado en fotografías, un equipo de operarios de Emvarias arribó al lugar y, cargado de palas, recogió los residuos en una volqueta.
Aunque luego de esa limpieza relámpago el alcalde argumentó que tras solo 15 días de trabajo aún falta mucho para poner en orden la ciudad, presentó dicha acción como una muestra de que Medellín estaría en camino volver a ser una “tacita de plata”, lo cierto es que el camino aún se muestra largo con miras a una solución de fondo.
Para medirle el pulso a este problema, EL COLOMBIANO realizó ayer un recorrido por varias de las zonas de Medellín que durante los últimos años han concentrado la mayor parte de puntos críticos de acumulación de basuras, en donde el panorama poco cambió en comparación con años anteriores.
Así lo señaló por ejemplo Gloria Hernández, habitante del barrio Trinidad, quien a pocos metros de su casa tiene uno de los puntos críticos de acumulación de basuras, ubicado en el cruce de la carrera 65 con la calle 29. “A mi me parece que el problema ha aumentado durante los últimos meses. A cada rato los quitan, pero vuelven otra vez y llenan eso. Va uno a pasar la calle y no puede”, dijo la habitante.
Además de esta intersección vial, la acumulación de escombros sobre la carrera 65 continúa siendo crítica desde el cruce de esa vía con la glorieta de la calle 14 hasta llegar a la calle 30. De igual forma, en inmediaciones del parque Santa Fe y la carrera 67, a la altura de la calle 20, en la malla que protege la pista del aeropuerto Olaya Herrera, el paisaje se mostraba similar.
Más al norte, en el barrio Moravia, Felipe Marín, empleado de una ferretería ubicada en el cruce entre la calle 77 con la carrera 54B, señaló que el sector ha continuado invadido de escombros, pese a que las volquetas de Emvarias pasan con frecuencia.
Además del impacto visual, Marín señaló que la acumulación de residuos se ha traducido en un incremento en la población de ratas, que se entran con frecuencia a los locales y viviendas aledañas.
Oros puntos en donde la acumulación de basuras persistía este martes eran el barrio Florida Nueva, en la zona aledaña a la quebrada La Hueso; el barrio Prado y la zona aledaña al puente de La Toma.
Ante esta situación, la nueva secretaria de Medio Ambiente, Ana Ligia Mora, sostuvo que durante los primeros días del año se han realizado 17 intervenciones de choque en avenidas y parques, así como otras 23 intervenciones en puntos con acumulación de residuos de construcción.
Dentro de los corredores y parques incluidos en esos trabajos están la avenida San Juan, la avenida Guayabal, la calle 10 en El Poblado, el corredor de la quebrada La Presidenta, la Plaza Botero, el Parque de las Luces, Provenza y el Parque Lleras.
A pesar de que Mora insiste en que durante dos semanas es muy poco el margen de acción para darle solución de fondo a un problema tan amplio, otro factor que se ha sumado al debate ha venido por cuenta del exalcalde Daniel Quintero, quien pese a ser precisamente castigado en las encuestas de percepción ciudadana por la deficiente gestión de su gobierno en el manejo de los residuos sólidos, ha aprovechado la situación para cuestionar la decisión del nuevo gobierno de no darle continuidad al programa “Escombros Cero”.
Esta iniciativa, a cargo de Emvarias, consistió en que esta empresa habilitó un número de WhastApp para que aquellos ciudadanos que tenían escombros solicitaran un servicio de recolección sin costo.
Al ser interrogada por este punto, Mora cuestionó la efectividad de esa estrategia y sostuvo que el deber de la institucionalidad es apuntar a soluciones de fondo.
“El programa de Escombros Cero realmente no fue un programa, fue un proyecto que ni siquiera hizo parte de una línea continua en la anterior administración. Solo operó algunos meses y le prestaba al usuario el servicio una sola vez y con una cantidad limitada sin cobrar. De resto se cobraba”, sostuvo Mora, señalando que esa estrategia dejaba por fuera la recolección de los residuos clandestinos y otras problemáticas que requieren la concurrencia de más instituciones, como el incremento de la población de habitantes de calle.
Bajo esa óptica, Mora señaló que la nueva apuesta es fortalecer un convenio entre la Secretaría de Medio Ambiente y Emvarias para hacer más eficiente la recolección de los residuos clandestinos y profundizar en las intervenciones sociales y de cultura ciudadana necesarias para una solución de largo plazo.
“Hubo una desconexión en la ciudad entre los diferentes sectores, que impidió trabajar en alianza y en equipo. Cuando uno trabaja de manera aislada en un municipio tan grande como Medellín pierde oportunidades. Venimos conversando con representantes gremiales para hacer articulaciones para gestionar residuos especiales”, añadió Mora, señalando que dentro de los planes está la implementación de estrategias de economía circular y la creación de empleos verdes.
Al margen de esta discusión, habitantes como Marín y Hernández señalan que más allá de las fórmulas que puedan aplicarse, esperan que algún día pueda encontrarse una solución de fondo que logre darle un vuelco a un problema que desde hace muchos años se convirtió en parte del paisaje.