POR VANESA DE LA CRUZ PAVAS |
Es como si nada hubiera pausado, como si el virus no hubiera llegado hace más de cinco meses y obligado a todos a recluirse. Esta semana, ciudadanos de diferentes edades volvieron a salir y visitaron, entre otros, dos de los espacios de esparcimiento que los esperaban con las puertas abiertas y los protocolos claros: el Jardín Botánico y el Parque Explora.
En la primera semana de reapertura, las esquinas que unen el Parque de los Deseos con el Centro Comercial Bosque Plaza, el Jardín Botánico y el Parque Explora volvieron a estar llenas de vida y colores.
En Medellín, la reactivación también incluyó estos dos espacios. Como mencionó el director ejecutivo del Parque Explora y del Planetario, Andrés Roldán, “tenemos que aprender a descubrir un mundo nuevo, donde exista el aislamiento físico pero no social; donde se restrinja la interacción de los cuerpos pero no las oportunidades de aprender, descubrir y conectarse con la ciencia, el conocimiento, la historia y la memoria”.
Un museo verde
Con recorridos unidireccionales, señalización, toma de temperatura, registro y lavado de manos, niños, jóvenes y adultos han podido acudir al Jardín Botánico desde cuando abrieron el vivero, la tienda de regalos, la casa de mariposas, el bosque tropical, el orquideorama, el laboratorio de arquitectura urbana y un restaurante.
Claudia García, la directora ejecutiva, espera poder abrir la totalidad del Jardín en las próximas semanas, porque “este espacio permite ejercitarse, apreciar la naturaleza, meditar y volver a llenarse de vida”.
Gloria García, que suele frecuentarlo para hacer yoga, picnic o caminar, al entrar de nuevo, recibió la luz, saludó y dijo sentirse otra vez “conectada con la vida”.
La directora explicó que el museo tuvo un promedio de 70 visitantes por día, pero que desde el 14 de julio bajó a 30. Con la reactivación, el martes 1 de septiembre recibió a 137 personas. El año pasado el número total de visitantes que llegaron fue de 2.000.000.
El virus tiene su ciencia
El Parque Explora volvió a funcionar el miércoles 2 y recibió 75 personas, entre ellas muchos niños. “Ya ellos no aguantaban en la casa, estaban en el punto límite, saturados por la pantalla y las restricciones”, explicó Ana María Mejía directora de procesos.
Con la consigna de que Divertirse tiene su ciencia, el parque ha logrado un balance que permite recorridos sin mayores restricciones pero con los protocolos de bioseguridad. “No debemos encerrarnos y creer que hay un enemigo que nadie ve y que nos condiciona la vida, sino educar para entender y aprender a vivir con él”, agrega Mejía.
El director ejecutivo, Andrés Roldán, dice que se nota la urgencia de las familias de interactuar en otros espacios de forma segura y explicó que se adecuaron las exposiciones al aire libre como la de dinosaurios, el acuario y dos de las salas, y que esperan pronto habilitar zonas de comidas.
El parque (de 22.000 m2), tiene capacidad para 3.500 a 4.000 personas pero delimitó un rango de 300 a 400.
Francisco Gotoco fue de los que madrugó tras el encierro con el deseo de llevar a los niños. Los suyos y otros corren, juegan con el agua y vuelven a ser niños; los adultos se dejan llevar y, aunque tengan tapabocas, no pueden ocultar que están sonriendo.
