Juan Felipe Zuleta Valencia
Van a “reciclar” otros tres de los 22 puentes peatonales obsoletos que tiene Medellín. Se convertirán en corredores verdes con solo cabida para fauna y flora.
Ocho años pasaron desde que el municipio desmontó el puente peatonal frente al colegio San Carlos con la promesa en ese entonces de que comenzaría una transformación total en la movilidad humana en Medellín, dejando atrás a los obsoletos puentes que desde el principio se construyeron como estructuras inequitativas que para facilitar la comodidad de los carros le trasladaron el gasto físico y las incomodidades a los peatones en toda la ciudad.
Tras el desmonte de dicho puente, cuyo andamiaje fue reciclado para prestar servicio a la comunidad de la vereda Media Luna en Santa Elena, el Concejo de Medellín aprobó un proyecto de acuerdo para hacer masiva esa iniciativa por toda la ciudad, y en febrero de 2019 cayó también el puente frente a la iglesia de La América que, según los estudios, era una trampa para su principal público: los adultos mayores.
Pero el proyecto paró ahí. Ya en 2020, con el nuevo gobierno de Daniel Quintero, la Gerencia de Movilidad Humana, junto con la organización Fundapeatón, adelantaron una investigación que tuvo como fin un plan mucho más ambicioso que tenían como fin erradicar esos puentes ‘antipeatonales’ que no tenían acceso universal, para acabarlos o transformarlos, convertirlos en pasos a nivel, con bicisendas, conexión a corredores verdes y pasos de fauna.
En ese momento eligieron 16 puentes y priorizaron el de Barranquilla, frente a la UdeA, que cayó en junio de 2020. Y también el de la Avenida Las Vegas, a la altura del Inem, el famoso puente de Los Gatos cuya estructura fue reciclada para concluir en febrero de 2022 el montaje del puente entre Manrique Central y El Pomar que le cambió el día a día a 2.000 personas.
Pero también el ímpetu les duró poco. Con el paso del tiempo la administración Quintero entró en una espiral de escándalos y, particularmente, la Secretaría de Movilidad tuvo todo tipo de reveses que relajaron los proyectos estratégicos que terminaron en un segundo plano. En noviembre de 2023, dicha secretaría reconoció a EL COLOMBIANO que tras pasarle los estudios de los puentes que se debían desmantelar a la de Infraestructura esta le respondió que simplemente no había plata para hacerlo. Lo que sí dejaron fue un estudio actualizado que arrojó que al menos 22 puentes peatonales eran verdaderas trampas mortales.
A principios de este año, la nueva administración anunció que adelantaría nuevos estudios para reciclar, desmontar o trasladar 14 de esos puentes en la Villa del Aburrá, Éxito de Laureles, Cerro Nutibara, la 65C, Villanueva, Almacentro, Cristo Rey, Campo Amor, San Pablo, el Jaime Isaza, Éxito de Colombia, Sudamericana, Cementerio Universal y Plaza Mayor. Hace un par de semanas, finalmente, se reanudó el desmonte con el desmantelamiento de los de Coltabaco, Cristo Rey y el del Jaime Isaza.
El secretario de Infraestructura, Jaime Andrés Medina, señaló que este es uno de los grandes proyectos de movilidad humana en Medellín porque cambia el chip, parte de ese modelo de ciudad que encontró en estas moles de concreto y acero una solución útil que, claramente, no compagina ya con la necesidad de una ciudad más inclusiva y afín al peatón.
Estos tres puentes peatonales se convertirán en nuevos jardines verticales y corredores verdes. Para evitar que se facilite su utilización para acopio de residuos o como focos de inseguridad, se desmontaron los accesos, según explicó Medina. En adelante solo la fauna y la flora tendrán cabida en esas estructuras.
Con estos tres ya van ocho de esas ‘trampas’ desmontadas, recicladas o transformadas, pues a las de San Carlos, La América, Barranquilla y Los Gatos, la alcaldía pasada también convirtió el que está frente al Parque de la Conservación en un paso de fauna.
Lo que sí es urgente es darle celeridad al proyecto, pues los riesgos que padece la ciudadanía en estas trampas mortales siguen estando al orden del día, mientras el proyecto marcha a cuentagotas ya desde hace ocho años.
A comienzos de este año, por ejemplo, la comunidad de Guayabal denunció la muerte de un hombre presuntamente arrojado por un habitante de calle desde el puente de Coltabaco. Además, en redes sociales se han hecho recurrentes historias particularmente de turistas que al desconocer los riesgos de estos lugares han vivido verdaderos momentos de terror al atravesarlos.