La recién creada universidad de la Gobernación de Antioquia experimenta un crecimiento sin precedentes, a pesar del retroceso en las matrículas por el que atraviesa el resto del departamento.
En medio de la reducción general en el número de estudiantes matriculados que viene golpeando a las universidades en Antioquia, la Institución Universitaria Digital de Antioquia experimenta un caso que tiene intrigados a varios expertos en educación del departamento.
En poco más de cuatro años de funcionamiento, esa recién creada institución de la Gobernación de Antioquia enfocada en ofrecer programas de pregrado y posgrado en modalidad digital pasó de tener 298 matriculados en el primer semestre de 2019 a 10.474 en el segundo semestre de 2024, un crecimiento sin precedentes en Antioquia y que equivale a un 3.400%.
En su corto tiempo de vida, la universidad no solo tiene estudiantes de las nueve subregiones de Antioquia, la mayor parte del Valle de Aburrá (2.784), Oriente (726) y Urabá (437), sino provenientes de los 32 departamentos del país.
Su rector, Jasson Alberto de la Rosa Isaza, sostiene que la clave de ese crecimiento es un modelo de digitalidad próxima, que ha permitido motivar el acceso a los programas y garantizar la permanencia de los estudiantes.
“La digitalidad próxima es la posibilidad de leer, entender, conversar con nuestros conciudadanos y decirles que sí es posible acceder a la educación superior, que hay otras maneras, otras formas. Nosotros no esperamos a que los estudiantes lleguen, sino que vamos por ellos al territorio”, sostiene el rector.
En resumidas palabras De la Rosa apunta que dicho modelo consiste en no concebir la presencialidad física como una garantía para el proceso educativo, sino aprovechar las facilidades que permiten las nuevas tecnologías para que muchos estudiantes que no tendría forma de asistir todos los días a una clase en Medellín puedan hacerlo desde sus casas y en un tiempo que se adapte su ritmo de vida.
Desde 2020, la universidad ha venido ampliando sus programas y ahora acumula un total de 24, que incluyen desde tecnologías en desarrollo de software, gestión catastral, gestión administrativa, pregrados en administración de empresas, trabajo social, publicidad e ingeniería de software, hasta posgrados como una maestría en pedagogía digital.
La reducción en el número de matriculados en la mayor parte de las universidades del departamento fue uno de los principales hallazgos que arrojó recientemente el informe de calidad de vida de Antioquia Cómo Vamos en 2023, en el que se calculó que entre 2019 y 2023 los estudiantes matriculados se habían reducido en unos 24.534.
“Mientras que en el transcurso de 2019 se vincularon 95.395 estudiantes a algún programa de educación superior en pregrado, en 2023 esta cifra fue de 93.790, lo que representa una caída de 1,7%. Las cifras son problemáticas porque los cupos de una cohorte que se dejan de utilizar son cupos que no se recuperan durante el resto de su trayectoria, lo que termina reflejándose en una disminución de la matrícula total en educación superior, así como de las tasas de cobertura”, alertó el programa en su informe.
Dentro de los principales factores asociados a esa contracción se destaca el fenómeno de transición demográfica por el que, al igual que el resto del país, atraviesa Antioquia, que consiste en que la cantidad de jóvenes es menor en comparación con la de los viejos.
Tan solo en el caso de Antioquia, la tasa de natalidad pasó por ejemplo de 17,7 puntos en 2005 a 12,12 en 2023 y se proyectaba en 10,4 puntos en 2035.
Además de esta situación, expertos en el sector de la educación señalaban que la reducción en las matrículas obedecía a cambios en la forma de estudiar de las nuevas generaciones, que cada vez demandan de programas más cortos y que encajen de forma más eficiente con las necesidades del mercado.
En la ecuación también entran los altos costos de las matrículas, que encuestas realizadas por programas como Empresarios Por la Educación este año fueron una de las variables más significativas, a juicio de por lo menos 60% de los encuestados que adujeron que sus recursos económicos eran insuficientes para mantenerse en la universidad.