La emergencia se registró en uno de los barrios más peligrosos del puerto. Los menores pensaban que era una nueva balacera.
Los habitantes del barrio Pampalinda de la comuna siete de Buenaventura volvieron a pasar una noche de terror. En esta oportunidad no fue el sonido de las balas lo que les generó incertidumbre y temor, sino un voraz incendio que amenazó con destruir todas las viviendas de este sector que al estar construidas en madera se vuelven presa fácil de las llamas.
El trabajo en equipo de todos los habitantes del barrio permitió detener rápidamente la conflagración. A pesar de que el Cuerpo de Bomberos Voluntarios asistió rápidamente al sitio, el trabajo tardó debido a que no es una zona de fácil acceso.
Aunque el incendio fue controlado cuatro viviendas quedaron totalmente calcinadas, dos más resultaron afectadas parcialmente y 52 familias, entre las que se encuentran 31 menores de edad, resultaron damnificadas.
Momentos de angustia vivieron los moradores de esta zona, principalmente los niños que no querían salir de sus viviendas pensando que el sonido que escuchaban era producto de un nuevo enfrentamiento armado.
“Mis hijos corrían para adentro de la casa pensando que era una balacera, ellos se tiraban al piso y yo les gritaba que se salieran de la casa que era un incendio pero ellos tenían mucho miedo de salir, uno de mis hijos se paralizó y me toco cargarlo para que no fuera alcanzado por las llamas”, narró con Yiza Salas Cuero una de las afectadas.
Confusión, zozobra, desespero y angustia nuevamente vivieron estas familias de bajos recursos, quienes por años lograron construir sus casas en zona de palafitos. Ahora no saben dónde van a dormir.
“Nos quedamos sin nada, solamente con la ropa que teníamos puesta. Ahora no solo tenemos que cargar con el peso de la violencia sino con la angustia de no saber donde pasar la noche, sobre todo por nuestros hijos”, dijo Sandra Mosquera otra de las personas afectadas.
Hasta el momento se desconocen las causas de esta conflagración que hoy tiene a 52 familias sin dónde dormir.