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Los caminos que tiene Jericó con la megaminería en suspenso

En el corregimiento de Palocabildo, donde se concentró la oposición al proyecto minero de AngloGold, lentamente los campesinos que laboraban para la empresa retornan a las labores del campo. Los pobladores buscan también potenciar el turismo. FOTO JULIO HERRERA

Mientras el proceso reanuda, queda la tarea de recuperar el tejido social y conectar la zona rural.

TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/

Perfil - Juan Carlos Higuita - Violin

Llueve en Jericó y desde el fondo de un café en el pasaje principal del parque suena una canción de Led Zeppelin. No hay ríos de turistas como un fin de semana y tampoco señal para hacer ni una simple llamada, un problema intermitente para el cual no hay solución a la vista por parte de Claro y Movistar, según cuentan con cara de resignación los funcionarios de la Alcaldía.

Por lo demás, el pueblo tiene ese aire imperturbable y sacro, o al menos así parece ante los ojos forasteros. Después de convivir los últimos cuatro años con una pugna que penetró hasta la intimidad de los hogares muchos dicen que la decisión de la Anla de archivar el trámite del licenciamiento ambiental de la Quebradona es el punto final de la confrontación que los puso a favor o en contra del proyecto megaminero de AngloGold Ashanti. Si así lo decidió la Anla, dicen unos… Si así lo quiso Dios, pregonan otros.

Pero en el corregimiento de Palocabildo, zona de influencia directa del proyecto, no es posible sugerir aún ese cierre de capítulo. En ese paraje adornado por cerros, desde donde los colonos se abrieron paso para fundar Jericó y extender la colonización antioqueña, creen que el anuncio de la Anla no es más que una tregua que les permitirá tomar aire en la larga pelea contra la multinacional minera y, quizás, cerrar algunas grietas que se abrieron entre hermanos, amigos y vecinos, pues allí y particularmente en la vereda La Soledad, el conflicto social alrededor de la mina fue probablemente más intenso y visceral que en cualquier otro lugar del Suroeste.

Hacer las paces dependerá, dice Viviana –una ferviente opositora– de que los familiares, amigos y vecinos que optaron por trabajar para AngloGold y hacer de puente entre la empresa y la comunidad reflexionen sobre las conclusiones de la Anla acerca del Estudio de Impacto Ambiental que presentó la empresa y llevaron al archivo del mismo, y entiendan lo que está en juego.

Y lo que está en juego, declara el “Míster” con voz ronca y acento casi musical, es el agua. De los estudios que han respaldado su lucha contra AngloGold y las conclusiones de la Anla se desprende que al menos diez quebradas que dan vida ese territorio perderían su caudal irreparablemente y que la empresa no demostró cómo piensa evitar, tras extraer el cobre, oro, plata y molibdeno de las entrañas de las montañas, que casi 10 millones de litros de aguas ácidas, es decir, cuatro piscinas olímpicas con contaminantes de todo tipo caigan a perpetuidad al río Cauca.

Argiro Tobón, o el Míster como lo conoce todo el mundo, ha dedicado los últimos 14 años de sus más de siete décadas de vida a formarse empíricamente sobre los impactos de la minería en el territorio y a organizar a los campesinos frente a esta causa. Dice con voz apagada que aunque el archivo es una justa victoria en el curso de estos años hubo un daño en particular que los agobia, y es el deterioro de la quebrada La Fea, en la vereda Quebradona, causado por una de las 230 perforaciones en fase de exploración que hizo la minera, luego de perforar a 15 metros de distancia del afluente cuando la norma exige, mínimo, 30 metros, por lo cual Corantioquia multó en enero de 2021 a AngloGold con apenas $288 millones, a pesar de que durante una década los campesinos documentaron la contaminación de La Fea, cuyas aguas alimentan una de las cañadas más bellas de la zona.

Pero el Míster cambia de tono al reflexionar que posiblemente fue ese daño lo que dictó sentencia contra AngloGold cuando la Anla finalmente visitó el área.

Para Néstor Cardona, un labriego que fungió de guía del equipo de la Anla en una de las dos visitas que hizo a Támesis y Jericó en 2020, ese fue apenas uno en la larga lista de argumentos que la entidad se llevó como insumo para su respuesta. Él fue testigo de cómo mientras en sus manos sostenían el Estudio de Impacto Ambiental que les entregó AngloGold, que aseguraba que las peñas que se hallan en La Soledad eran roca maciza, los funcionarios de la Anla atestiguaron que dichas peñas eran en realidad roca fracturada de las cuales, cada 10 o 15 metros, brotaba agua.

Fueron 12 días de trabajo de campo de la Anla en jurisdicción de Jericó. Una actuación que para Rodolfo Aicardo, presidente de la junta de acción comunal de la vereda, reivindicó el papel del Estado frente a este largo debate y contrastó con la superficialidad que vieron estos años con visitas fugaces de congresistas y altos funcionarios del gobierno y los desencuentros con funcionarios de Corantioquia y la Secretaría de Minas.

¿Qué sigue?

Esperar y seguir trabajando la tierra. Así lo dice Rodolfo. Aguardar la respuesta de AngloGold que asegura estar estudiando aún el documento de archivo de la Anla y podría reanudar el trámite de licenciamiento en cualquier momento; y mientras tanto, fortalecer su comunión con la tierra adaptándose cada vez más a los retos que impone el cambio climático y la severidad del mercado.

Jericó, profesan los campesinos de Palocabildo, sigue confiando gran parte de su destino al café, con casi 1.000 caficultores propios del municipio, 1.405 hectáreas de café y un valor de la cosecha que alcanza los $20.000 millones, sin contar que Jericó se reparte con Támesis 63.000 empleos directos del sector cafetero. Pero no es el único fruto de la tierra apto para planear el futuro de sus habitantes. En Palocabildo y hasta donde la vista alcanza, en límites con Támesis, los cultivos de aguacate hass prosperan proveyendo 1.200 empleos directos y 600 indirectos entre ambos municipios.

No obstante, Néstor reconoce que, aunque el sector aguacatero ha llevado bienestar económico a la zona y desde el principio acordó las reglas de juego con la comunidad, también causa un conflicto ambiental que la comunidad deberá afrontar más temprano que tarde. “Un problema a la vez”, dice. Y es que con una proyección de 4.000 hectáreas entre ambos municipios ocupadas para cultivar aguacate, los campesinos saben que se enfrentan a una alteración del paisaje (que ya es evidente) y unas afectaciones a los afluentes por la cantidad de agua requerida y el vertimiento de químicos agrícolas, sin contar el inevitable acaparamiento de tierra en detrimento de la diversificación de cultivos y bosques.

Pero en lo que compete al futuro económico y laboral de Jericó, el revés que sufrió AngloGold no será determinante. Así lo cree el mismo alcalde David Toro, abiertamente afín a la causa minera, quien dice que además del café y el aguacate otros sectores como los maderables y cítricos gozan de buena salud y suman cerca de 2.000 empleos formales más. AngloGold prometía 3.000 puestos de trabajo en fase de construcción y 1.500 durante la operación.

Quedan además –recalca Toro– los renglones de obra civil y turismo. Sobre el primero, asegura que desde hace meses no recibe una solicitud de trabajo porque obreros y oficiales están ocupados al tope, incluso, desde 2020 en plena pandemia.

Del segundo, cuenta que el municipio prepara la próxima jugada para mantenerse en la cima de los destinos turísticos del país pavimentando las vías que conducen a zona rural, con lo cual podrán cualificar la oferta de turismo de naturaleza, aventura y arqueológica. Y es que aunque las trochas centenarias por las que los colonos conquistaron esta parte del Suroeste siguen funcionando para cientos de campesinos la falta de vías ha impedido que la actividad turística revele mayores secretos paisajísticos en parajes como los cerros La Mama, La Soledad y el Tapao que conservan secretos ancestrales.

Con esto, más el ferviente turismo religioso y cultural que tiene la cabecera municipal, con la próxima recuperación del cable aéreo (que permitirá volar del cerro El Salvador hasta el Parque Natural Las Nubes); con los cuatro museos; la casa de Santa Laura y las talabarterías donde las manos ágiles elaboran los carrieles Toro cree que Jericó tiene lo necesario para competirles a los grandes destinos a pesar de ser un municipio de sexta categoría.

La semana pasada los municipios de la Provincia de Cartama, la cual integra Jericó y 10 municipios vecinos, firmaron un pacto para construcción de vivienda con la Gobernación que, según recalca el mandatario, debe servir para reducir la inequidad de hábitat incrementada –reconoce– por el aumento en el valor de la tierra y la propiedad en Jericó a causa, entre otras razones, por el turismo.

Serán inicialmente 45 viviendas para población vulnerable en dicho municipio, otro intento por atar todos los cabos posibles que van quedando sueltos por el desarrollo económico, y un proyecto más entre la decena que hoy piensan, planean y ejecutan los 11 municipios cobijados por el espíritu de Provincia que honra la integración originaria con la que se erigieron.

Acodado sobre el mirador desde el cual se divisan como puntos sugerentemente conexos municipios como Santa Bárbara, Fredonia y tantos otros corregimientos, y además se puede ver en su esplendor el hilo del río Cauca, adornado por lagunas que parecen motas sobre praderas, Dionisio, hermano del Míster, dice que no se arrepiente de haberse peleado con la idea de ver minería en esas tierras; no por beneficio propio, ni el de su cuadrilla de café y casa pequeña, sino por una especie de orden que les fue hererada de pasar por esa tierra sin tomar más de lo necesario. Porque ante las montañas que los rodea –dice– solo es posible sentirse pequeñitos y agradecidos.

8,89% es el índice de necesidades básicas insatisfechas en Jericó.

CONTEXTO DE LA NOTICIA
RADIOGRAFÍA
“EL PAÍS TIENE LOS MÁS ALTOS ESTÁNDARES”

Milton Fernando Montoya, presidente de la Red Latinoamericana de Derecho Minero, señala que en la última década el sector ha alcanzado una robustez en prácticas de sostenibilidad y gestión social que justamente acaba de renovarse con la adopción por parte de la Asociación Colombiana de Minería del Estándar de Minería Sostenible (TSM) que pone a Colombia a la vanguardia junto a otros 8 gremios mineros en el mundo en cuanto a implementación de modelos de impacto social y ambiental positivos con 30 indicadores de desempeño. En ese panorama, recalca el experto, Quebradona iba a mostrar en los próximos cinco años el camino a seguir en cuanto a desarrollo en un momento en el que el mundo atraviesa por un reacomodo minero-energético del cual Colombia puede salir ampliamante fortalecido.

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