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Económicas

Ladrones están desconectando del mundo a Medellín

POR NELSON MATTA COLORADO |

Al estrés que generan la “nueva realidad” y el teletrabajo se ha sumado un problema que agobia a miles de medellinenses. Solo en la empresa de telecomunicaciones Tigo, cerca de 88.480 familias están siendo afectadas por la misma razón: la pérdida de conectividad y líneas telefónicas e internet producida por el robo callejero de los cables de telecomunicaciones.

TOMADO DE: elcolombiano.comAntioquia - Medellín | El Colombiano, noticias.

Al correo de la Redacción de EL COLOMBIANO han llegado en los últimos dos meses los mensajes de varios usuarios perjudicados, porque la angustia, más allá de no poder conectarse para entretenerse, está en no poder responder a los compromisos laborales y a las clases a distancia que ha impuesto la pandemia por la covid-19.

Por ejemplo, el 18 de septiembre, el usuario Jairo Jiménez escribió: “Quiero denunciar el pésimo servicio de Tigo en relación con el servicio de telefonía fija en el sector de El Poblado. Hace más de 10 días venimos sin servicio telefónico y al solicitar la reparación del mismo, aducen el robo del cableado externo, lo que es un poco dudoso, pues el servicio, en mi caso, se interrumpió a las 12:00 m. del 10 de septiembre”.

Así han llegado varias quejas similares que reportan fallas en el servicio en barrios como Simón Bolívar, el sector Santa Teresita, el entorno de Unaula, el colegio Corazonista, la unidad residencial Galicia y Oviedo, en El Poblado.

La situación preocupó en extremo a Tigo, que el pasado 25 de octubre publicó en este diario, a modo de aviso publicitario, lo que llamó una Carta abierta a la opinión pública, bajo el título “La inseguridad tiene en jaque la conectividad de Medellín”.

El documento contenía un detallado informe sobre el fenómeno que la compañía califica como “grave” en la capital antioqueña y el área metropolitana.

Además de Tigo, “todas las compañías que prestan servicio en Medellín están teniendo esta problemática”, indicó ayer Samuel Hoyos, presidente de Asomóvil, gremio que reúne a Tigo, Claro y Telefónica (Movistar), las compañías con la mayor porción del mercado

El diagnóstico

Según cifras que fueron confirmadas por la Policía, en 2020 el hurto de infraestructura de telecomunicaciones aumentó 438 % en Medellín. Para el caso de Tigo, por ejemplo, “entre enero y octubre se han presentado 1.561 eventos de hurto (en el mismo periodo de 2019 fueron 356) y entre septiembre y octubre se han registrado 222 eventos de vandalismo sobre las redes de fibra óptica, afectando 112.000 servicios. Del total nacional, el 97% de los hurtos tuvo lugar en Antioquia y el 79% de ellos en Medellín”, detalló el reporte.

La empresa fue enfática en señalar que “es una realidad, no es una disculpa, no es un engaño, es una situación grave que afecta a los usuarios y a la compañía (…). Tenemos zonas en las que se roban cientos de metros de cable o fibra y, a pocas horas de la reposición, los delincuentes vuelven a hurtar la infraestructura. Es tal el nivel de reiteración de los hurtos, que en algunos casos los usuarios no perciben restablecimiento del servicio: más nos demoramos nosotros en reponer la infraestructura, que los delincuentes en volver a hurtarla”.

Este año, Tigo ha invertido $3.200 millones para reponer 73.428 metros de cable robado en Colombia, y el 74% de ese gasto fue solo para las redes de Medellín donde, según esa empresa, a diario se detectan entre seis y ocho hurtos de este tipo. Así mismo, ha presentado denuncias penales por 1.050 robos de este tipo en Antioquia.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Marcelo Cataldo, presidente de Tigo, aseveró que el daño es grave para la empresa que lidera, pero también “para los colegas de otras compañías que vienen siendo víctimas del mismo delito”.

A manera de ejemplo, Cataldo citó estadísticas de Analdex diciendo que, aunque Colombia no tiene grandes minas de cobre, exporta aproximadamente 50.000 toneladas al año. “Mientras que el país solo produce unas 10.000, ¿de dónde están saliendo las 40.000 restantes? Ahí nos podemos dar una idea de la dimensión”, dijo el presidente explicando que hay dos tipos de robos en esta industria.

Los profesionales, donde personal especializado extrae hasta una tonelada de cobre en una sola tarde; y los no profesionales, donde personas lo extraen manualmente arriesgándose a morir electrocutadas.

De hecho, fuentes del CTI que han realizado investigaciones contra las estructuras delincuenciales involucradas en este delito, le explicaron a este diario que allí se coordinan varios roles: en la base, hay electricistas y exempleados de las compañías de telefonía o telecomunicaciones, que tienen el conocimiento para manipular los cables. Desprender los componentes no les toma más de 10 minutos.

En ocasiones también participan habitantes de calle y recicladores, que arrancan el cableado sin técnica alguna, destruyendo la fibra óptica y exponiéndose a descargas eléctricas. Luego hacen quemas del material, para derretir el plástico protector y extraer el metal.

En el segundo nivel, manifestaron los investigadores, hay bodegueros y chatarreros, que pagan una mínima cantidad para recibir dicho cobre en chatarrerías del centro y el nororiente de Medellín.

Y en la parte más alta de la cadena, hay contrabandistas que compran el material a los bodegueros y hacen la exportación por vía marítima, con complicidad de agentes aduaneros. El destino más frecuente es Asia.

Entre las deficiencias del sistema de justicia para ponerle freno al saqueo está el hecho de que no todos los capturados en flagrancia son presentados ante un juez. Como muchos son mendigos sin ninguna clase de arraigo, los llevan a Centros Transitorios de Protección o calabozos en estaciones policiales, donde son liberados a las 24 horas, sin judicialización alguna.

“Como operadores de telecomunicaciones debemos decir que el flagelo nos excede; solos no podemos hacer frente a esta problemática delincuencial, necesitamos de las autoridades y de los ciudadanos (…). Hacemos un llamado a las autoridades, muy especialmente a los fiscales y jueces que reciben estos casos cada día, para ponerle celeridad y darle a la Policía y demás autoridades de control los dientes suficientes para desmantelar estas bandas delincuenciales”, pidió Tigo en su proclama.

Operativos contra el hampa

Consultada por EL COLOMBIANO, la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá informó que este año han sido capturadas 43 personas en flagrancia en el área metropolitana, mientras cometían el hurto de cables, de las cuales 34 se registraron en Medellín.

En el Valle de Aburrá se recuperaron a la fecha 3.357 metros, distribuidos de la siguiente forma: 1.802 metros de cable de comunicación, 820 de red de televisión, 580 de telefónico y 155 de cable eléctrico. Del total, 2.595 metros fueron decomisados en la capital antioqueña.

Además de las comunas de El Poblado y La América, una de las zonas más afectadas es el corregimiento de Santa Elena, donde los ladrones aprovechan la soledad del mundo rural para cometer sus fechorías. El pasado 1 de julio se documentaron dos casos en ese territorio.

El primero fue en la vereda Perico, cuando las patrullas interceptaron un taxi con cuatro ocupantes, gracias al llamado de la comunidad; en el baúl llevaban 40 metros de cable telefónico recién cortado.

En el segundo episodio, otros cuatro sospechosos lograron salir del corregimiento en un automóvil Kia Picanto; cuando pasaban por el cementerio de San Pedro, en el nororiente de la ciudad, los interceptó la Policía, transportando 90 metros del cable de cobre.

A los siete días se volvió a repetir la situación en Santa Elena, esta vez en la vereda Barro Blanco, según el general Eliécer Camacho, comandante de la Policía Metropolitana. A un costado de la carretera, al lado de un carro estacionado, había tres hombres enrollando 300 metros de cable de telefonía multipar, que habían usurpado momentos antes.

Según el oficial, salieron corriendo hacia el bosque; uno de ellos escapó, pero sus dos compinches fueron detenidos. “La solicitud a los ciudadanos es denunciar a estas personas inescrupulosas que están afectando la ciudad con esta modalidad delictiva”, insistió.

Tanto la Fuerza Pública como la empresa piden a los vecinos estar atentos a movimientos sospechosos cerca de los postes y gabinetes de telecomunicaciones, pues en un abrir y cerrar de ojos alguien los puede desconectar del mundo.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

Una de las posibilidades que contempla Tigo para mitigar esta oleada de robos es adecuar sus plataformas de telecomunicaciones y migrar su sistema a tecnologías más seguras. Aunque la firma dice que este plan ya está en marcha, se trata de una inversión costosa y en estos momentos, por causa de la pandemia, escasean los insumos importados. De momento, la empresa constituyó 26 cuadrillas de trabajadores especializados en este tipo de reparaciones, que actúan en todo el país. Marcelo Cataldo, presidente de Tigo, advirtió que, aún así, el exceso de robos aumentó los tiempos de reconexión.

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