Álvaro Guerrero Arango
La cancha fue una de las obras sociales que la empresa le donó a la comunidad a mediados del siglo pasado. En el lugar se construirá inicialmente una estación de gasolina y un local comercial.
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La emblemática cancha de Fabricato, que aparece en cualquier libro de historia del fútbol antioqueño, será demolida en los próximos meses, y en su lugar se construirá una estación de gasolina y un local comercial. Los dueños del predio también le pidieron permiso a la curaduría del municipio para construir allí algún proyecto de vivienda en el futuro.
La noticia de la demolición del “Maracaná” bellanita la dio el letrero amarillo con letras negras que la curaduría mandó a colgar en una de las rejas a comienzos de esta semana.
Fabricato construyó la cancha con las medidas reglamentarias de un estadio profesional con una tribuna techada en la década de los 50 como una de las muchas obras que en sus años gloriosos le entregó a la comunidad de Bello, que era casi toda su mano de obra. Cuentan bellanitas, textileros y futboleros de esos años que los partidos que se jugaban en la cancha de Fabricato no tenían nada que envidiarle a los que se jugaban en el recién inaugurado Atanasio Girardot.
Los partidos entre los equipos de las empresas eran clásicos que colmaban las tribunas, hasta jugadores de los equipos profesionales preferían retirarse para jugar en el equipo de la empresa donde les iba mejor. Juan José Saule, un entrenador de Nacional en la década de los 50, se fue del equipo verde para Fabricato donde, cuenta la leyenda, mantuvo un invicto de más de 20 años como local. Para llevárselo a sus filas, Fabricato le dio a Saule dos casas y en una de ellas, ubicada en La Floresta, murió a los 92 años en el 2014.
El escritor y periodista bellanita Reinaldo Spitaletta escribió esta semana en su blog una crónica triste de sus días viendo fútbol en una cancha que, en los días de juventud, parecía el Maracaná. Escribió sobre la vez que fue a ver un partido entre Medellín y Nacional en el que, a falta de espacio en las tribunas repletas de gente, los hombres se subían hasta las torres de energía aledañas para ver el cotejo. De pronto, en un descuido, el joven Spitaletta vio caer incinerado el cuerpo de un hombre que hizo desocupar la torre, pero que no detuvo el partido.
“Bello, que era tierra de obreros y de fútbol, de mangas y otros potreros, de quebradas y balnearios, tenía un ‘estadio’ en el que, durante varios años, se vieron cotejos de alta efervescencia, cuando casi todas las empresas tenían su equipo de fútbol amateur, participantes en un torneo que, en rigor, producía más emociones y tenía más calidad que el mismo fútbol profesional. La cancha de Fabricato (junto con la de Pantex) se erigió como una especie de símbolo popular del buen fútbol”, escribió Spitaletta.
El entrenador y comentarista de fútbol Juan José Peláez también recuerda haber pasado muchos sábados viendo fútbol a doble turno (de 2 y de 4) en la legendaria cancha de Fabricato que solo estaba al nivel de otros templos icónicos de la liga antioqueña como la Marte, la de Pilsen y la de Miraflores. Peláez estuvo ahí cuando Nacional recibió al Quindío por el torneo profesional en 1975 y aunque no recuerda el resultado (fue 1-2 para los cuyabros) tiene nítida la imagen de los vecinos subidos a los árboles para ver el partido.
Pero el fútbol, los textiles y las industrias han cambiado un tanto desde entonces. En 2008, Fabricato le entregó el lote de casi 10.000 metros cuadrados a Comfama como forma de pago de una deuda. La caja de compensación operó el lugar, ya dividido en pequeñas canchas de fútbol 7, durante más de una década hasta 2022, cuando fueron vendidas a la compañía que ahora está pidiendo los permisos para poner una estación de gasolina, un local comercial y, más adelante, un proyecto inmobiliario.