La incertidumbre por la pandemia ha generado nacionalizaciones y rescates de las empresas, mientras que más empleos corren peligro.
La mayoría de sectores se han visto golpeados por el coronavirus, pero hay uno cuya crisis se ha acrecentado en los últimos días: la industria aérea, pues fue uno de los que empezó a sentir el impacto desde antes, y sería de los últimos en volver a la normalidad.
Las restricciones de viajes aplicaron incluso antes que las cuarentenas en algunas ocasiones. Una prueba es que la demanda mundial de pasajeros cayó en marzo 52,9%, lo que será mayor en abril. Aún no se tienen datos, pero por ejemplo, el aeropuerto de Heathrow de Londres, que es el de mayor tráfico en Europa, registró en abril una caída de 97% frente al dato de 2019.
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Esto ya ha tenido incidencia en las perspectivas. Según la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo), se espera que las pérdidas lleguen en 2020 a US$314.000 millones (frente a los US$252.000 millones previstos en marzo), y que los ingresos se reduzcan en un 55%.
Andrés Uribe, gerente de la IATA para Colombia, explica que “es una situación sin precedentes, la pandemia ha detenido la aviación, las aerolíneas operan al mínimo, no perciben ingresos y tienen alrededor del 50% de sus costos fijos intactos. La liquidez es ahora el mayor desafío y esto puede hacer que muchas no sobrevivan. El quiebre del sector pone en riesgo la conectividad y el turismo, el empleo que sustenta. Cuando se retome el tráfico vamos a tener líneas con operaciones más pequeñas y conservadoras. Se va a tardar años en recuperarnos”.
Esta situación se está viendo reflejada en dos ámbitos, que son los rescates y préstamos y nacionalizaciones que están llevando a cabo gobiernos, y el inicio de una oleada de despidos masivos en el sector.
El primero fue uno de los principales debates la semana pasada. Colombia es un ejemplo, pues tanto Avianca como Viva Air o Latam están en negociaciones con el Gobierno para lograr un préstamo. Incluso, en el caso de Avianca, tanto la firma como el Ejecutivo han hablado de la posibilidad de que el Estado adquiera una parte de las acciones.
Pero esta es una situación mundial. Según Bloomberg, las aerolíneas han recibido unos US$31.000 millones, entre préstamos privados y ayudas públicas, de las cuales las de EE. UU. suman US$20.000 millones, las europeas US$7.400 millones y las asiáticas US$4.100 millones.
En Europa, por ejemplo, Air France-KLM recibirá unos 10.000 millones de euros entre el Gobierno francés y el holandés. Sus pérdidas diarias se estiman en 25 millones de euros.
Por su parte, Alemania planea inyectar 10.000 millones de euros a Lufthansa e ingresar en su accionariado, lo que haría que tuviera el 25,1% de participación.
Otra fórmula es la que evalúa la noruega Norwegian, que convertiría el 85% de su deuda en acciones, mientras que las españolas Iberia y Vueling esperan que su Gobierno defina el monto de la ayuda. De momento, entre las dos recibirán 1.050 millones de euros en préstamos públicos.
En Reino Unido, Easyjet logró US$744 millones de un fondo de ayuda gubernamental, mientras que British Airways la rechazó. El gobierno de Italia decidió renacionalizar Alitalia, que ya venía presentando problemas en los últimos años.
En Estados Unidos, el ejecutivo de Donald Trump anunció que destinaría US$25.000 millones en rescates. De momento, Delta consiguió US$5.400 millones, American Airlines ingresará US$5.500 millones y Southwest Airlines, US$3.200 millones. El dato de United estaría en torno a los US$5.000 millones.
En Asia, Singapore Airlines recibió del Gobierno, unos US$2.800 millones. China Airlines y Eva Airways también lograron financiación de Taiwán.
Por último, mencionar que mientras que Dubái aseguró que asistirá a Emirates, Virgin Australia se declaró en bancarrota y busca un comprador.
GOLPE EN EMPLEOS
La otra gran arista en la que se está viendo el impacto es en los despidos masivos que se han anunciado en los últimos días.
Por un lado, el fabricante Boeing, en problemas por los fallos del 737MAX, aseguró que despedirá 16.000 personas en el mundo.
Y las aerolíneas van en esa misma dirección: British Airways anunció que despedirá 12.000 personas, mientras que la low cost Ryanair apuntó a 3.000 personas. La escandinava SAS suprimirá 5.000 empleos, y el caso de Icelandair serán 2.000 personas.
“Ya se habla de que la demanda podría estar deprimida hasta mediados del 2021, tanto por temas económicos como sanitarios. Esto supondría cambios estructurales, muchos viajes se dejarán de hacer, al tiempo que las aerolíneas van a tener que cambiar sus condiciones y darle más importancia a los intereses del usuario para sobrevivir”, dice Alejandro Useche, profesor de administración de empresas de la Universidad del Rosario.