RimixRadio, Noticias para latinos
Lo último Nacionales Vida

Investigadores de la UdeA crearon empaques biodegradables para que el queso dure más

Diana Granada y Ricardo Mesías con el empaque para quesos que crearon con los residuos de la leche y de la yuca. Foto: Dirección de comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe

Esto se logró a partir de los residuos de la leche y de la yuca, en un grupo de investigación de la Universidad de Antioquia.

Nátaly Londoño LauraNátaly Londoño Laura

Guardar una porción de queso por un tiempo moderado en la nevera y que este continúe intacto, sin oxidación (descomposición natural de los alimentos al someterse al oxígeno o a la luz), parecía por siempre un deseo inalcanzable para los amantes de este producto básico y clásico de la canasta familiar, sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Antioquia de tres unidades académicas diferentes y una estudiante de maestría, lograron avanzar en el desarrollo de bandejas y empaques para este fin.

Unas bandejas y unos empaques bien particulares, puesto que su ingrediente principal son dos residuos agroindustriales: el lactosuero, que surge de la elaboración del queso, la cuajada y otros productos derivados de la leche, y el bagazo de la yuca, que es un subproducto resultante de la extracción del almidón de este tubérculo.

Así como también es particular la forma en la que se articularon los cuatro investigadores, es decir, Diana Granda, docente de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias; Felipe Otálvaro, profesor del Instituto de Química, Ricardo Mesías, candidato a doctor en Ingeniaría de Materiales, y Milanyela Ramírez, la estudiante de maestría en Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias, ya que todo esto se dio gracias a una conversación entre amigos en el 2021.

También puede leer: Cacao, piña y calceta de plátano: materiales más allá del plástico

Por esos días, Diana le comentó a Felipe y a Ricardo, que desde hacía años estaba trabajando con varios materiales que pudieran usarse como envases biodegradables para alimentos y que, específicamente en ese momento, estaba formulando un proyecto a partir de los lactosueros. A lo que Felipe le respondió: “Tengo un compuesto que quiero evaluar, úsalo en tus envases a ver si sirve”, porque lo estaba desarrollando en el grupo de investigación Síntesis y Biosíntesis de Metabolitos Naturales y hasta ese momento no tenía dónde aplicarlo. Y a lo que Ricardo se sumó comentando que él contaba con buena experiencia al respecto, ya que en oportunidades anteriores había desarrollado investigaciones similares con residuos de cacao, el café, la piña, el plátano, y que gracias a eso tenía los equipos para trabajar en el laboratorio y para escalar el proyecto a un piloto.

Así que ahí “nos cruzamos con varios profesores y unimos la línea de investigación de residuos agroindustriales y le pusimos diferentes compuestos para que estos sirvieran de conservante natural para los alimentos”, le contó Diana al diario de la universidad. Después, se sumó Milanyela, atraída por un gran interés hacia el desarrollo de productos respetuosos con el medio ambiente.

Todo eso los llevó a presentarse, durante ese mismo año, con el proyecto Desarrollo de una bandeja biodegradable con la incorporación del antioxidante natural Lachnanthocarpone como envase activo para alimentos lácteos, a la convocatoria del Comité para el Desarrollo de la Investigación (CODI), pues de ser aceptados, recibirían la financiación necesaria para sacar adelante la propuesta.

También puede leer: El arte de convertir los residuos del café en productos funcionales

 

Y los aceptaron, lo cual se sincronizó con que, en el año 2022, el Gobierno promulgó la Ley 2232 sobre los plásticos de un solo uso, la cual incentiva la utilización de envases, bolsas o envolturas biodegradables, cuando ellos querían hacer un producto con el que pudieran apuntarle a la economía circular “en este caso particular de empresas que obtienen residuos de alimentos y agroindustriales, al estar compuesto del lactosuero y del almidón de yuca”, explicó Ricardo.

A partir de esos dos componentes, los cuatro investigadores pasaron casi tres años en el laboratorio creando diferentes modelos hasta que lograron definir una formulación que, unida al antioxidante desarrollado por Felipe, les permitió presentar dos formatos de materiales para el envase: una lámina o película, similar al papel aluminio o al papel chicle que se usa comúnmente en la cocina, y una bandeja.

Y ahí llegó el momento de probarlos, para lo cual tomaron tres partes iguales de un mismo queso, pusieron una en el envase comercial en el que lo compraron y las otras dos las pusieron, una en una bandeja, y otra envuelta en una lámina, y las dejaron las tres expuestas, durante un mes, a la luz directa de una bombilla, en la misma parrilla de una nevera del laboratorio de Biotecnología de Alimentos.

Bandejas y láminas biodegradables para guardar queso, hechas de residuos alimenticios y agroindustriales, y de un antioxidante natural. Foto: Dirección de comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe
Bandejas y láminas biodegradables para guardar queso, hechas de residuos alimenticios y agroindustriales, y de un antioxidante natural. Foto: Dirección de comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe

Al sacar las muestras descubrieron que el queso del envase comercial tenía un olor muy fuerte, mientras que el de la lámina y la bandeja conservaban casi el mismo aroma que tenían el día que empezó la prueba y que, según Ricardo, el desempeño del antioxidante fue muy bueno debido a que conservó los alimentos hasta en un 60% o más que el empaque comercial.

Por lo pronto, los investigadores acabaron la etapa de estudio de estos nuevos productos que en el futuro podrán agregarse al bote de residuos orgánicos o compostarse, y esperan iniciar la etapa piloto, en la que harán bandejas y láminas más grandes.

Related posts

Recomendaciones para evitar hurtos en casas

PaisaEstereo

Esperó a su expareja y la apuñaló en plena calle: la mujer está grave

admin

Alerta roja en la Región Caribe por fuertes vientos y aumento del oleaje

admin