El nuevo gerente del Inder Medellín, Eduardo Silva Meluk, expresó su preocupación por los problemas contractuales de la entidad y el bajo impacto de sus programas deportivos en las comunas de Medellín.
¡Feliz jueves! En #PlenariaCM se conocerá el estado actual del INDER: escenarios deportivos, escuelas populares del deporte, recreación, actividad física y apoyo a clubes deportivos. Sigue nuestra transmisión aquí: https://t.co/qwsRnGGmMp
— Concejo de Medellín (@ConcejoMedellin) February 15, 2024
El Inder Medellín arrancó este año con las facturas acumuladas. Luego de verse envuelto en múltiples escándalos durante el cuatrienio pasado, que fueron desde presuntas irregularidades en su contratación y una crisis de infraestructura que hoy se mantiene en la mayoría de escenarios deportivos, la entidad reveló estar afrontando líos presupuestales que tienen en riesgo su operación.
TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/
En un panorama similar al que han enfrentado varias dependencias del conglomerado público de Medellín, que iniciaron sus vigencias enfrentando millonarios huecos contables, la institución encargada de promover el deporte en Medellín advirtió solo tener recursos para funcionar hasta agosto.
Además de ese faltante, el Inder señaló estar revisando a fondo las figuras contractuales y los perfiles que fueron aprobados en el gobierno pasado para vincular a los entrenadores encargados de hacer presencia en el territorio, así como el alcance poblacional de la mayoría de las estrategias, que en muchas comunas está por debajo del 15%.
Durante una sesión en el Concejo de Medellín, Eduardo Silva Meluk, quien desde enero pasado asumió cómo director del Inder, realizó un balance de la situación presupuestal de la entidad, señalando que para este año se cuenta con una bolsa de $152.000 millones.
No obstante, de ese total, la entidad solo tiene aprobados para su funcionamiento un total de $11.000 millones, la mayoría destinados a cubrir los costos de la nómina, seguridad social, primas y cesantías de los funcionarios, más un rubro menor de $800 millones para atender compromisos con los pensionados y el cumplimiento de sentencias.
En una situación que Silva consideró inédita para la entidad, advirtió que en el presupuesto que se estructuró y se aprobó el año pasado para esta vigencia no se asignó un solo peso para cubrir gastos generales relacionados con pago de servicios públicos, aseo y seguros, en un contexto que los tiene contra la espada y la pared.
“Con toda la planta de personal que tenemos, esos $11.000 millones de funcionamiento nos aguantan hasta agosto, de todo lo que hay planeado y de toda la actividad que se tenía”, alertó Silva, planteando que la entidad precisamente estaría en la búsqueda de salidas a ese lío, sobre todo para no comprometer su operación.
contratos y estrategias bajo lupa
Además de esas adversas cuentas, la nueva dirección del Inder señaló estar preocupada por la forma en cómo vienen funcionando sus programas en territorio.
Y es que aunque durante el cuatrienio pasado la mayor parte de los reflectores públicos se posaron en la crisis de los escenarios deportivos, que hoy se mantiene en 700 de las 1.030 instalaciones que componen esa red en la ciudad, la entidad está preocupada por las condiciones en las que están contratados gran parte de los entrenadores y el alcance de sus actividades en el territorio.
Por el lado de los entrenadores, los problemas vienen por dos frentes: uno asociado a la inestabilidad de los contratos y otro a la selección de entrenadores con perfiles profesionales que distan mucho de las necesidades de la entidad.
Frente a la inestabilidad, Silva señaló que la precarización de los entrenadores llegó a un momento tan crítico a finales del gobierno pasado que se estaban firmando contratos por una vigencia promedio de mes y medio, llegando incluso a extremos de vinculaciones de entre cinco y diez días.
“Esto generaba que no hubiera continuidad en los procesos que estábamos haciendo en el deporte; es decir, un profesor que va a dar clase, a los seis días se tiene que retirar porque lo contrataron por 6 días, se demora otros tres días para hacer sus papeles para volver a activarse”, reprochó el director, precisando que durante los primeros días de este año se desplegó una estrategia para revertir esa situación.
Frente los perfiles, la denuncia central del nuevo director fue que en la entidad se habría aprobado ampliar los perfiles de los entrenadores para permitir la llegada de profesionales como administradores, psicólogos, ingenieros y abogados, quienes, pese a tener una formación en pregrado, venían de disciplinas bastante alejadas de la educación física y el deporte, generando quejas entre deportistas y beneficiarios de los programas del Inder.
Esta situación, añadió Silva, que también empezó a ser revisada y revertida, se suma a un rezago en el alcance de las actividades de la institución en el territorio.
Por este último frente, por ejemplo, aunque en comunas como la 11 (Laureles – Estadio), los programas de deportes y recreación han logrado impactar a un 54% de los habitantes, en otras comunas como la 1 (Popular), apenas se estaba llegando al 10,4% de la población.
Esta situación era muy similar en comunas como la 2 (Santa Cruz), con un 10,5% de participación; la 3 (Manrique) con tan solo un 7,9%, o la 6 (Doce de Octubre), con un 9,5% de participación.
Dichos indicadores, se debatió también en el Concejo, estarían no solo asociados a las presuntos actos de corrupción y malos manejos administrativos en los que se vio envuelto el Inder durante el cuatrienio pasado, sino a otras problemáticas transversales, como la reducida oferta deportiva para los alumnos de las instituciones educativas del distrito y problemas de seguridad en muchos de los escenarios deportivos de la ciudad, a los que muchos ciudadanos no se atreven a ir por el riesgo de atracos y otros delitos.
Con base en ese panorama, desde la entidad se señaló que se lanzará una estrategia para fortalecer el alcance y la pertinencia de los programas, enmendar los problemas financieros y subsanar de fondo las deficiencias de infraestructura que se arrastran en los lugares para la práctica deportiva.