El que cuenta esto es el comerciante Cosme Correa, de 59 años, quien con la esperanza de mejorar las difíciles condiciones de su familia, eligió un lote y rápidamente construyó su casa de dos pisos en el asentamiento de personas sin hogar Douglas Rodrigues, en la Zona Norte de Sao Paulo, Brasil.
Cosme y su familia forman parte de la primera ola de habitantes del asentamiento, que cuenta con 2.000 casas de ladrillo rojo, sin yeso ni pintura, que cambió el paisaje de la Marginal Tietê, una importante arteria de la ciudad formada principalmente por edificios residenciales de clase media, tiendas de decoración y garajes para transportes de carga.
El asentamiento, uno de los más grandes de Sao Paulo, con 12.000 personas, cientos de ellas inmigrantes bolivianos, cumplió diez años de existencia en 2023.
Y logró algo poco común en el mercado inmobiliario de la ciudad más grande de Brasil: la expropiación y el derecho a utilizar la propiedad privada que ocupaban ilegalmente.