POR GUSTAVO OSPINA ZAPATA
La solidaridad permitió que las familias recuperaran gran parte de sus enseres perdidos. Así va el proceso.
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Transcurridas más de dos semanas de la avenida torrencial que el pasado 27 de octubre dejó afectaciones para 228 personas, El Retiro agradece dos cosas: que no hubo víctimas y que la solidaridad fue tal que la alcaldía no tuvo que invertir recursos en aliviar la situación de los damnificados.
Lo de las víctimas tiene su razón de ser en que al principio de la emergencia hubo rumores de que había dos desaparecidos.
Al final, los cuerpos de socorro confirmaron que el desastre no dejó ni desaparecidos ni personas fallecidas o heridas: “Eran tres habitantes de calle que se mantenían por el sector, pero ese día estaban en otro sitio y luego aparecieron”, dijo un habitante del barrio El Pino, uno de los más afectados por la inundación.
El alcalde Nólber Bedoya, al hacer un balance general del suceso, indicó que la inundación dejó a 228 personas y 73 familias afectadas, con pérdida de muebles, enseres, camas, colchones y hasta mercados. Adicional, hubo pérdidas para los propietarios de 69 locales comerciales.
“Las 73 familias se dedicaban a labores agrícolas y con ellas se sigue un acompañamiento continuo, hubo 10 que lo perdieron todo”, indicó.
Sobre las causas de la emergencia, un informe de Defensa Civil, Medio Ambiente y Cornare concluyó que se trató de una avenida torrencial desatada por cuatro deslizamientos en un bosque nativo en las partes media y alta de la quebrada Los Duraznos, que desemboca en La Agudelo. “Dichos deslizamientos fueron producto de las constantes lluvias presentadas en los últimos días en el territorio”, dice el informe.
El mismo documento desmiente versiones sobre presuntas malas prácticas de una reforestadora. “Puede evidenciarse, además, que sobre las laderas de la montaña aledaña a la quebrada no hay existencia de plantación forestal, lo que comúnmente conocemos como aprovechable para la transformación de la madera”, expone el documento.
“Nos dieron hasta nevera”
En el barrio El Pino, cuyas viviendas están muy cerca de la quebrada La Agudelo, que cruza el pueblo y fue la que se desbordó, la inundación se sintió con todo el rigor.
Nelly García, que habita una casa con varias hermanas, dijo que la emergencia los cogió dormidos. “Nos dimos cuenta porque un muchacho empezó a gritar y cuando despertamos ya el agua nos llegaba a las rodillas, lo que hicimos fue salir a correr y no pudimos salvar nada”.
Lo positivo fue que a través de donaciones y aportes solidarios, a los pocos días prácticamente se les repuso lo perdido. “Lo único que no nos dieron fue lavadora, pero todo lo demás sí, hasta nevera y maíz porque acá tenemos una venta de arepas”, apuntó.
En el mismo barrio, María Arango indicó que siente miedo de que un árbol a la orilla de la quebrada que está a punto de caer se vaya sobre su casa. Pidió que lo corten antes de que ocurra una tragedia.
En el centro comercial Macedonia las pérdidas fueron millonarias y no se han hecho las cuentas. Jorge Mario Ossa, gerente del local Missile Bike Shop, aseguró que la fuerza de las aguas fue tal, que tumbó las vidrieras y arrastró casi toda la mercancía: “acá vendemos bicicletas importadas y accesorios, perdimos más de la mitad y estamos trabajando 24/7 para recuperarnos”, dijo. Agradeció que se han programado eventos que les han ayudado a reactivar las ventas
73 familias de la localidad perdieron electrodomésticos, muebles y enseres.
