POR VANESA DE LA CRUZ PAVAS |
Los trenes 19 y 22 de la serie MAN, la primera generación del Metro de Medellín, están desnudos. Fueron despojados de todos sus equipos y elementos, sillas, piso y poliéster, y dejaron únicamente las cajas, el caparazón.
A casi 25 años de la inauguración del servicio comercial del Metro, que ocurrió el 30 de noviembre de 1995, la empresa comenzó con el proceso de modernización de la flota de 42 trenes MAN antes de que llegaran al final de su vida útil con 3 ‘600.000 kilómetros de recorrido, extendiendo su vida 20 años más.
Por causa de la pandemia y el cierre de fronteras por la covid-19, esta repotenciación no se hizo con recursos importados de Europa, sino con talento local de profesionales en áreas de calidad, programación, producción y soldadura; y con máquinas, herramientas e insumos provistos por empresas del departamento.
Talento local
Mauricio Soto, jefe de Investigación, Desarrollo e Innovación del Metro, explicó que la flota requería de un proyecto de modernización con tecnologías nuevas y avanzadas que, con el cierre de fronteras, corría el riesgo de suspenderse y generar atrasos que hubieran afectado negativamente a la compañía, pues especialistas y empresas aliadas están en España.
Así, la modernización de la flota contó con talento de la región, generando empleo en épocas de pandemia y transfiriendo conocimiento, pues todo el personal y los representantes de las empresas paisas seleccionadas fueron capacitadas y certificadas a través de medios virtuales por los contratistas españoles CAF, firma ferroviaria que ganó el contrato para la modernización de la flota.
El proceso de homologación se logró, explicó Soto, porque muchas empresas locales tienen servicios de ingeniería con nivel competitivo internacionalmente, que cumple con todos los requerimientos técnicos.
Son cuatro empresas las seleccionadas, que trabajarán para el cambio de sistema de tracción (motores, convertidores, control de tracción, protecciones), pintura, iluminación, aire comprimido, interiorismo, elementos estructurales, entre otros.
Algunas empresas paisas
Industrias V8, ubicada en Sabaneta, se dedica al diseño, fabricación, montaje y mantenimiento de cabinas, hornos y plantas de pintura, y en esta ocasión fue la encargada de desarrollar y proveer una moderna nave de pintura de 40 metros de largo, cuya importación desde Europa estaba en debate por el alto costo.
La empresa Arquitectura y Diseño Metálico SAS, de La Estrella, que se dedica al sector manufacturero, proveerá el suministro, instalación, puesta a punto y entrega en funcionamiento de mesas elevadoras hidráulicas de equipos de diferentes tonelajes.
Con los procesos de homologación y sustitución se ha logrado reemplazar cerca de 70 % de las importaciones de los repuestos e insumos.
Viga principal
La repotenciación pasó por una serie de estudios internos, con asesores internacionales y referenciaciones con otros sistemas férreos, y actualmente se encuentra en la etapa de preserie, en la que se intervienen dos de los 42 trenes.
Se está realizando el corte de la viga pivote que, de acuerdo con Soto, “es uno de los pasos más importantes de la modernización, que conecta la estructura de caja con el eje de motor de los trenes, y garantiza otros 20 años de vida útil”.
La viga fue una acción diseñada, desarrollada y patentada por la Universidad Eafit y el Metro, con el auspicio de Colciencias. Si no se hubiera logrado el desarrollo de la viga, explicó Soto, “tendríamos que haber comprado trenes nuevos”.
Leonel Francisco Castañeda, profesor titular e investigador de la Universidad Eafit, explicó que se desarrollaron diseños modelados a través de herramientas virtuales y se estudió su comportamiento dinámico y su duración.
Con base en esos estudios y los resultados que daban las simulaciones, se realizó un análisis técnico y de costos, y se evaluaron las diferentes alternativas. “Es un honor que nuestros diseños hayan resuelto un gran desafío para la sociedad antioqueña”, puntualizó Castañeda.
La modernización costará cerca de 420.000 millones de pesos, afirmó Soto, lo que equivale a la mitad de la inversión requerida para reemplazar la flota por trenes nuevos, y que deja una capacidad instalada de equipos especializados y personal capacitado, y es amigable con el medio ambiente, porque evita que los trenes sean desechados.
